DAMASCO.- Miles de manifestantes pidieron ayuda internacional el viernes en momentos en que enfrentan una sangrienta represión, un cambio fundamental en un desafiante alzamiento popular que no ha logrado derribar al régimen del presidente Bashar Assad.
La revuelta en Siria comenzó hace seis meses con exhortaciones modestas para una reforma y una insistencia de que no haya ningún tipo de intervención extranjera.
Pero a medida que continúa la represión, y la cifra de muertos alcanza las 2.200 personas, los manifestantes piden cada vez más algún tipo de ayuda extranjera, aunque no necesariamente una acción militar como la intervención de la OTAN que ayudó a derrocar al gobierno en Libia.
En lugar de ello, en gran medida solicitan misiones de observación y monitores del respeto a los derechos humanos que pudieran ayudar a impedir los ataques a civiles.
"¡Queremos protección internacional!", gritaron los manifestantes en ciudades de todo el país, saliendo a las calles como suelen hacerlo cada viernes tras la principal ceremonia de oraciones musulmanas de la semana, a pesar de la casi total certidumbre de que las fuerzas del régimen responderán con fuerza letal.
Las fuerzas de seguridad dispararon sobre las marchas del viernes y mataron a varias personas, entre ellas un adolescente de 15 años, pero hasta el momento se desconocía la cifra exacta de fallecidos, ya que los activistas dieron cifras contradictorias.
Las exhortaciones son un indicio de la creciente frustración —y desesperación— de un movimiento sorprendentemente resistente, pero que está atascado en un enfrentamiento con el régimen que no se resuelve para ninguna de las dos partes.
Assad aún tiene la firme lealtad de las fuerzas armadas, crucial para su permanencia en el poder. El y su padre, que lo antecedió en el poder, colocaron a miembros de su secta minoritaria alauita en puestos militares cruciales de esta nación predominantemente suní, fusionando el destino del ejército y el del régimen.
Sin embargo, ha habido crecientes indicios de alarma incluso del mayor aliado de Siria, Irán. El presidente iraní Mahmud Ahmadinejad dijo el miércoles que Assad debería poner fin a su represión violenta y dialogar con la oposición.
El viernes propuso una reunión regional en Teherán para analizar la crisis.
"Estamos preparados para sentarnos con las naciones islámicas y presionar con el fin de que se alcance un entendimiento más colectivo en torno a la ayuda a Siria", afirmó, de acuerdo con la agencia noticiosa oficial IRNA. "Las naciones islámicas, en forma independiente a las extranjeras, deberían alcanzar un entendimiento entre sí para ayudar a Siria".
No hay comentarios:
Publicar un comentario