Más de 9.000 civiles han muerto por la violencia en Siria

NUEVA YORK.- Más de 9.000 civiles han muerto por la violencia en Siria a manos de las fuerzas gubernamentales desde que comenzaron las protestas contra el régimen del presidente Bashar al Assad, en marzo del año pasado, según ha informado este martes el coordinador especial de la ONU para el Proceso de Paz en Oriente Próximo, Robert Serry.

   "Varias estimaciones creíbles sitúan el número total de fallecidos desde el comienzo de la revuelta, hace un año, en más de 9.000", ha declarado Serry en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La ONU había dicho a mediados del pasado marzo que la cifra de víctimas mortales superaba las 8.000.

   Serry ha afirmado que la violencia "continúa y no disminuye" y por ello "siguen muriendo y resultando heridas decenas de personas".

 "Es urgente detener los enfrentamientos y evitar que el conflicto se agrave", ha subrayado.

   El coordinador también se ha referido a la noticia de que el Gobierno de Al Assad ha aceptado el plan de paz de seis puntos que había presentado el enviado de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan. "Ahora el Gobierno sirio tiene que tomar medidas inmediatamente para cumplir sus compromisos y demostrar al pueblo sirio que está dispuesto a poner fin a la violencia y a iniciar un proceso político, cuestiones que (Annan) también consultará con la oposición", ha indicado.

   El embajador de Reino Unido ante la ONU, Mark Lyall Grant, que este mes preside el Consejo de Seguridad, ha declarado a los periodistas que este órgano espera recibir pronto de Annan información actualizada sobre la aceptación del plan de paz por parte de Damasco.

   "Obviamente, esto puede ser un paso importante, y estamos analizando la posibilidad de que Kofi Annan se dirija al Consejo de Seguridad esta semana o a principios de la próxima", ha precisado.

   Rusia y China se sumaron a los demás Estados miembros del Consejo la semana pasada al apoyar el plan de Annan, cuyo fin es acabar con el conflicto. Previamente, ambos países habían vetado dos resoluciones que condenaban la represión ejercida por el Gobierno sirio contra la oposición.