BRUSELAS.- Unos 25 ponentes internacionales aportaron visiones y sensibilidades distintas en Bruselas. Susan George, Trevor Evans, Fiona Dove y Jakub Patocka destacaron especialmente dentro del plural programa previsto
Propuestas
◘Democratización financiera. Si el BCE interviene para salvar a los
bancos en apuros, que tal intervención suponga un control democrático
sobre su gestión posterior, y que tal intervención se extienda a los
estados en apuros, actuando como prestamista de último recurso.
◘ Interrelación de los procesos. Si se mantiene el
requisito de eliminación del déficit comercial a los estados bajo
amenaza de sanción en caso contrario, que por la misma razón se prevea
la exigencia de eliminación del superávit intracomunitario, que es la
otra cara de la misma moneda. La evolución del superávit comercial de
Alemania coincide de forma asombrosamente simétrica con la del déficit
de España, Portugal y Grecia, lo que significa que el crecimiento
económico alemán fue posible solo gracias al empobrecimiento del sur de
la UE.
◘ Las madres de la crisis. El déficit de los estados no es
la causa sino la consecuencia de la crisis actual, por lo que la
política económica debería dejar de atender a él y desplazar su foco
hacia sus causas conocidas: desregularización, financierización e
insostenibilidad de nuestro modelo socioeconómico consumista y
extractivista.
◘ La solución era el problema. La agenda conservadora que
guía actualmente a la UE se ha impuesto sobre todo a través de las
instituciones donde más pesa el nacionalismo de los gobiernos y donde
menos pesa la voz democrática de los ciudadanos. Por eso la Comisión, el
Consejo Europeo y el BCE han sido el foco del problema, y el
Parlamento Europeo, más plural y equilibrado, ha seguido teniendo
relativamente poco poder en los últimos años.
◘ El problema no es el euro, sino este euro. En términos
ideológicos, no hay diferencia práctica alguna entre abogar por otra
política económica para el euro y abogar por salirse del euro y buscar
otra política económica a nivel estatal. Pero ningún gobierno solo
puede defender su política económica frente al enorme mercado
financiero. Ni siquiera Mitterrand pudo en 1981-82, y eso que entonces
el capitalismo y la globalización eran considerablemente menos
agresivos.
◘ Europeísmo progresista. Las organizaciones de la
sociedad civil están menos y peor organizadas a nivel europeo que a
nivel estatal. Sin embargo, la mayoría de la legislación que afecta hoy
al ciudadano es de origen europeo y no estatal. Es importante recordar
que el problema no es el proyecto europeo ni el euro en sí, sino el
sesgo neoliberal.
◘ Somos Europa. La movilización paneuropea es la
prolongación de la movilización a escala estatal. Pero no es que el
movimiento social deba elegir entre una y otra: en realidad es la
misma, y solo funcionará a escala continental si previamente lo hace a
escala menor. La referencia es cómo ejercen su influencia los lobbies:
actúan a nivel local, estatal y europeo. Para contrarrestar el discurso
neoliberal en esos niveles de decisión, es necesario articular y
proyectar un discurso progresista también en cada uno de ellos.
◘ Capital o democracia. El capitalismo era históricamente
compatible con la democracia, pero parece que el actual capitalismo
financiero no, porque ha hecho de los servicios públicos y del estado
del bienestar sus objetivos preferentes, y esos son precisamente los
puntales de la legitimidad del modelo social europeo y de la democracia
en Europa tras la Segunda Guerra Mundial.
◘ Doctrina del shock. La crisis no tiene ninguna relación
con las medidas de disciplina presupuestaria que se están imponiendo,
aunque supuestamente se introducen para aliviar la crisis. El hecho de
que en ningún país de la UE la austeridad haya tenido éxito, y de que
fueran medidas que la doctrina neoliberal ya auspiciaba antes de la
crisis, prueban que la crisis no es más que una excusa para imponer una
agenda neoliberal en Europa evitando el debate democrático.
◘ Callejón con salidas. Necesitamos un euro distinto,
políticas económicas distintas. No es que otra Europa sea posible. Es
que otra Europa es necesaria.
◘ Somos personas, no mercados. La experiencia demuestra
que aplacar a los mercados no funciona. Aunque los mercados sean
rápidos y las democracias lentas, sigue siendo más importante la
confianza (en el sentido de compromiso) a largo plazo de los ciudadanos
que la confianza (en el sentido de visto bueno) de los mercados a
corto plazo. Y eso es porque los ciudadanos son socios de la sociedad y
su vínculo es de naturaleza permanente, pero los actores económicos
son competidores en el mercado y su vínculo es efímero y se basa en las
acciones (y en los momentos) de comprar y vender.
◘ Fuerte con el débil, débil con el fuerte. La crisis
moral en que está sumido el capitalismo actual se basa en que castiga a
los actores inocentes del sistema, los trabajadores, y recompensa a
los culpables, los empleadores. Los poderosos son tratados como
todopoderosos, y los débiles como pecadores.
◘ Quién depende de quién. La ideología neoliberal intenta
apropiarse del lenguaje, confiscarlo. La globalización es la
globalización del capitalismo. El desarrollo es el desarrollo del
capitalismo. Se corre el riesgo, así, de que el lenguaje y la política
se desvirtúen a favor de una ideología socialmente minoritaria. Y, sin
embargo, el neoliberalismo sigue necesitando del estado, de la política
y de la democracia como instrumentos para lograr sus fines.
◘ Desintermediación. La movilización horizontal tipo 15-M
intenta superar los modos tradicionales de influencia social y toma de
decisiones de partidos políticos y sindicatos, que busca influir en la
cúspide de la pirámide social. La nueva dinámica prueba a
desintermediar, desrepresentar, suprimiendo la figura del intermediario
como figura pública para que toda la atención del público se centre en
el mensaje y en el sentido común que contiene.
◘ Déjà vu. Los problemas de desregulación, privatización y
elitización de la política que aparecen ahora en Europa se produjeron
en África, Asia e Iberoamérica hace décadas, lo que hace aconsejable
intentar aprender del sur en términos de tácticas e instrumentos para
contrarrestarlas en la UE.
◘ Cancelación de deuda. No tiene sentido que los estados
europeos se hayan sobreendeudado para asumir las deudas de bancos e
instituciones financieras privadas pero que por un lado no hayan
socializado su propiedad y toma de decisiones, y por el otro se vean
ellos mismos sobreendeudados y castigados por el sistema financiero.
Los ciudadanos pagan una, dos, tres veces por una crisis que aliviaron,
no causaron. Esa deuda es ilegítima y debe ser cancelada.
◘ Tercermundialización intraeuropea. La dinámica
centro-periferia, o norte-sur, que se está estableciendo dentro de la
UE tiende a reflejar las relaciones de poder clásicas y la narrativa
Primer Mundo-Tercer Mundo. En ese sentido, España sufre hoy una
latinoamericanización acelerada, por lo que es en Iberoamérica donde se
pueden buscar respuestas.
◘ Contra la fabricación de escasez. El capitalismo verde
que defienden los lobbies tiene mucho de capitalismo y poco de verde.
Consiste en convertir la naturaleza en activos economizables,
comercializables a través de los mercados. Esa financierización de los
recursos naturales se logra a través de leyes cuyo objetivo es crear
mercados a base de producir escasez y fabricar necesidad donde en
realidad no los hay. Hay que repolitizar la gestión del territorio y
detener la commoditización de la naturaleza.
◘ Desarrollar otro desarrollo. La derecha promueve una
visión del desarrollo como un sistema de extracción y uso insostenibles
de materias primas, que perpetúa un modelo productivista,
extractivista y consumista. Hay que racionalizar la generación de
infraestructuras y primar ante todo la sostenibilidad como principio
rector de la toma de decisiones económicas.
◘ Trabajo en red. El activismo europeo no necesita una
superorganización que englobe a todos los esfuerzos existentes hoy,
sino una coordinación que los vertebre. No cabe por tanto una
superestructura, sino una interconexión. En fin, una red, un espacio
conjunto de convergencia al que recurrir, desde una idea de acción
local y coordinación europea. Piensa a escala europeo, actúa a nivel
local.
Voces del congreso paneuropeo de activistas
En Bruselas hay registrados 60 veces más lobbies que sindicatos. La
influencia de los intereses corporativos sobre la Comisión Europea y los
gobiernos estatales es desproporcionadamente poderosa, pero acaso la
agenda neoliberal que esos intereses han impulsado desde los años 90 en
la UE haya tocado ya techo, precisamente porque ha servido para que los
europeos tomen mayoritariamente conciencia del peso del lobby financiero
y su papel en el desmantelamiento de los estados del bienestar
europeos. En cierto modo, han sido los excesos neoliberales los que han
activado la respuesta social que puede revertir esos excesos.
Esa fue la idea general que sobrevoló el ambiente del congreso
paneuropeo ‘UE en crisis: análisis, resistencia y alternativas a la
Europa corporativa’ celebrado los días 5 y 6 en Bruselas. Entre los más
de 25 ponentes invitados, procedentes de ámbitos diversos pero
representantes cada uno a su modo de la comunidad europea de activistas,
líderes sociales e investigadores. Los movimientos 15-M y Democracia
Real Ya gozaron de un elevado protagonismo tanto desde la mesa de
ponentes como entre los participantes, y las intervenciones de la
investigadora Esther Vivas y la profesora Miren Etxezarreta
sobresalieron entre las más apreciadas y citadas.
La ensayista y activista Susan George, francesa de origen
estadounidense, recordó que pese a las múltiples promesas a fecha de hoy
aún no se ha introducido en la UE ninguna regulación nueva sobre la
actividad de la banca que pueda evitar los excesos cometidos hasta
ahora. “Hay un salto cualitativo crucial entre la ideología neoliberal
que premia al fuerte y castiga al débil, y el proceso de la modernidad
que nació de la Ilustración en el siglo XVIII, y que a partir de las
Revoluciones Francesa y Americana hemos seguido lo mejor que hemos
podido. En ese sentido el neoliberalismo es una ruptura respecto de la
modernidad de nuestros últimos 250 años”, sugirió Susan George, que
identificó en los derechos humanos la quintaesencia, el contrario
perfecto, de los presupuestos del capitalismo financiero.
Entre las iniciativas que defendió George destacaron ideas conocidas,
como gravar las transacciones financieras, exigir un BCE más solidario,
socializar los bancos (no nacionalizarlos) y lanzar un green new deal
que genere empleos verdes, pero también otras más audaces: “Necesitamos
aproximarnos a las pymes porque generan el 90% de los empleos y sus
intereses son muy distintos de los de las multinacionales. Pero no los
conocemos ni sabemos sus ideas. Y lo mismo sucede con Alemania, que
puede ser el principal factor de cambio. ¿Cómo podemos ayudar a hacer
cambiar las cosas en Alemania, a quién apoyar y cómo?”, planteó a los
congresistas.
Susan George hizo gala de radicalidad y de pragmatismo al mismo
tiempo. “Es hora de dejar de ser tan educados. No es momento de negociar
sino de denunciar, de actuar sin violencia, de mostrar lo ridículas que
son las posiciones neoliberales”, reclamó, al tiempo que expresó su
deseo de una victoria socialista en las elecciones presidenciales
francesas que tendrían lugar al día siguiente: “Mejor Hollande que
Sarkozy. A Hollande tenemos más posibilidades de empujarle a aplicar
nuestras políticas, es tan sencillo como eso. Deberíamos tener claro que
no son lo mismo”.
Jakub Patocka
El activista y periodista polaco Jakub Patocka expresó ese mismo
posibilismo. “La crisis hoy es tan grave que hasta los socialdemócratas
pueden verl”, bromeó, antes de abogar por una alianza con
socialdemócratas, socialistas, verdes y liberales de izquierda para
plantear una agenda progresista de democracia económica, sostenibilidad
ecológica y justicia social, que no recibió un apoyo unánime de los
congresistas.
“No está escrito en los libros que Hollande vaya a traicionar las
esperanzas de la izquierda como muchos tienden a dar por supuesto. No
podemos dar eso por sentado porque no es seguro y sobre todo porque
hacerlo aumenta la probabilidad de que nuestro escepticismo facilite el
trabajo a los lobbies”, señaló en medio de un tibio apoyo de los
asistentes.
La investigadora Esther Vivas, del Centre d’Estudis sobre els
Moviments Socials (CEMS) de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona,
analizó la trayectoria de los indignados desde su eclosión política y
mediática de hace un año hasta la actualidad, pasando por el momento de
retroalimentación con la Primavera Árabe, el paso de ocupar el espacio
público a dirigirse a los símbolos de la toma pública de decisiones (el
Congreso, el Parlament de Catalunya) y la decisión en otoño de adoptar
un enfoque más local y práctico pero menos visible. Vivas puso en valor
logros del 15-M como la ruptura con el escepticismo, la superación del
limitado núcleo tradicional de activistas y militantes, la
diversificación de acciones públicas más allá de las manifestaciones, y
el cuestionamiento del sistema económico y político.
“Combatir los actuales procesos de estigmatización, criminalización y
represión activados desde ciertos círculos, y establecer un
sindicalismo combativo que luche en la calle y pierda el miedo en los
centros de trabajo son dos de los retos actuales de este movimiento”,
apunta Esther Vivas, para quien “si el capitalismo es global, la
resistencia y la lucha contra él también han de serlo”.
La lucha contra la deuda ilegítima es otra causa que encuentra
particularmente pertinente hoy. “El no pago de una deuda socialmente
injusta puede ayudar a acelerar la crisis general del paradigma que
vivimos”, subraya Vivas: “La solución no pasa por una reforma del
sistema para hacer más sostenible la deuda, sino por plantear una
alternativa global que gire a partir de las personas y los ecosistemas.
Para acabar con este capitalismo hace falta acabar con el modelo
productivista, con el sistema patriarcal y con la insostenible
mentalidad consumista. Hace falta llevar una perspectiva ecologista
radical que combata la denominada ‘economía verde’ en la cumbre Río+20,
una alternativa a un capitalismo pintado de verde que plantea falsas
soluciones porque solo busca hacer negocio con la naturaleza”, critica
la investigadora. “Otro modelo de sociedad ha de hacer que nos
replanteemos nuestra relación con nuestro entorno”.
La economista, activista y profesora vasca Miren Etxezarreta,
implicada en el Seminario de Economía Crítica Taifa y procedente de la
Universitat Autònoma de Barcelona, incidió sobre todo en la recuperación
del poder social de los ciudadanos. “Reflexionamos poco sobre nuestra
capacidad de cambiar las cosas, de afectar al proceso de toma de
decisiones de forma efectiva. Incidir en ese proceso es convertir las
protestas en poder. Eso es influencia”, recordó Etxezarreta, que observó
que partidos y sindicatos fallan a menudo a la hora de trasladar la
voluntad popular porque intenan incidir en la cúspide del proceso.
“El foco del movimiento social está en nuestra base social. En el
capitalismo moderno, o senil, la capacidad de incidir socialmente está
en reforzarnos ‘abajo’ y aumentar el poder de nuestra base, por lo que
necesitamos más trabajo de base y más coordinación”, subrayó
Etxezarreta. “Unidad de acción desde una diversidad de planteamientos es
lo que necesitamos. Una nueva forma de organizarnos y trabajar juntos,
respetando la identidad de todos”. Y prestando atención a las
necesidades concretas del ciudadano, necesidades a menudo perentorias,
señaló, poniendo como ejemplo “las 175 familias que son desahuciadas
cada día ahora mismo en España”.
En ese sentido, Etxezarreta abogó por actuar de manera inmediata y
por librarse de complejos. “No cambiaremos nada sin que nos consideren
radicales”, alertó. “Debemos aceptar que para cambiar esta sociedad
tendremos que asumir que muchos nos llamen radicales. Pero no
necesitamos convertirnos en respetables, ya lo somos. No es que seamos
críticos pero rigurosos. Somos críticos porque somos rigurosos”,
aseguró.
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