MOSCÚ.- El Gobierno ruso ha admitido que no contempla,
como solución a la violencia que sufre Siria desde hace quince meses,
la dimisión del presidente, Bashar al Assad, y ha aclarado que no está
negociando con otros países la posible salida del poder del mandatario
sirio.
Así lo ha asegurado el viceministro de Asuntos Exteriores, Gennadi
Gatilov, que ha matizado que la postura de su Gobierno no es que Al
Assad "permanezca necesariamente en el poder" en el marco de un "proceso
político". Cualquier paso en este sentido, ha aclarado, "debe ser
resuelto por los propios sirios".
Gatilov ha indicado que Moscú no mantiene "contactos o
discusiones" con otros gobiernos "acerca de que Al Assad deba permanecer
en el poder o no", según declaraciones recogidas por la agencia de
noticias Itar-Tass. El viceministro ha abogado por la apertura de un
dialogo político en Siria sin injerencias extranjeras, en términos
similares a los utilizados previamente por el presidente ruso, Vladimir
Putin.
Varias informaciones de medios de comunicación han apuntado que
Washington está intentado que Moscú se adhiera a un plan para promover
en el caso sirio una solución similar a la de Yemen, donde el
presidente, Alí Abdulá Salé, negoció el traspaso del poder a una
administración liderada por su 'número dos'.
Sin embargo, Gatilov ha hecho hincapié en las diferencias entre la
situación de Yemen y la de Siria. En el caso yemení, se daba "la
voluntad política de ambas partes" para negociar una solución. "En
Siria, no vemos que exista esta voluntad por parte de la oposición", ha
advertido el viceministro ruso.
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