NUEVA YORK.- El presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ha
utilizado su participación en la Asamblea General de la ONU para
reiterar los grandes ejes de su discurso político, que pasan por
reivindicar un "nuevo orden mundial" sin los abusos de potencias
hegemónicas y por criticar las amenazas de los "sionistas
incivilizados", término con el que se refirió a Israel.
Ahmadineyad, que ha realizado alusiones a la paz y la convivencia
entre países, culturas y religiones, ha advertido contra "el
unilateralismo, la aplicación de dobles raseros y la imposición de
guerras y ocupaciones por interés económico". Todas estas cuestiones, ha
dicho, están "a la orden del día".
Estados Unidos boicoteó de antemano el discurso del dirigente
iraní y su delegación se ausentó durante la ponencia de Ahmadineyad,
adelantándose así a los desplantes ya habituales otros años por las
polémicas palabras que suele pronunciar el presidente de la República
Islámica en este foro.
Ahmadineyad ha evitado abrir nuevos frentes y, sin entrar en
grandes polémicas, ha tirado de sus recurrentes líneas argumentales.
Así, ha reprobado el "trágico incidente" del 11-S pero también las
acciones militares que vinieron después, ha lanzado dardos contra las
"políticas hegemónicas" y las actuales estructuras de la ONU y ha
criticado la forma en que los "incivilizados sionistas" amenazan a Irán
con un ataque militar.
Ahmadineyad también ha lamentado la "carrera armamentística" y la
"intimidación" que ejercen las "potencias hegemónicas" al describir una
realidad mundial que ha calificado de "amarga". A su juicio, el mundo
actual está "fundado en el materialismo" y fomenta la "clasificación" y
"humillación" de individuos y países.
El presidente iraní ha salpicado gran parte de su discurso, de
aproximadamente media hora, de referencias religiosas, con alusiones
constantes al "Dios todopoderoso" y una mención final a un "salvador"
que traerá a la humanidad un "futuro brillante".
Sin embargo, no ha dedicado ninguna palabra al conflicto sirio,
precisamente después de que varios dirigentes internacionales, entre
ellos el estadounidense Barack Obama, hayan acusado a Teherán de
fomentar con su posición --del lado de Damasco-- la violencia que sacude
Siria desde hace más de 18 meses.
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