El gráfico de Metroscopia en El País de hoy
cuenta la verdad de la vida, lo que todos vemos en la calle, el ánimo
que se respira. El 84% de la ciudadanía desconfía de Rajoy.
Perfectamente comprensible. Lo que no entiendo es en qué está pensando
el otro 16%. Y el caso de Rubalcaba es todavía peor: el 89% desconfía de
él. Ya hace falta ser malo para ser peor que Rajoy, pero Rubalcaba lo
ha logrado porque en algo vence sin duda a su rival: si este no hace
nada, él hace aun menos.
Rajoy carece de talla, de prestigio y, desde luego, de condiciones
intelectuales para el cargo. Normalmente no se le entiende cuando
farfulla algo y, cuando se le entiende, es porque está mintiendo.
Rubalcaba también borda la nadería más engolada y todo se le va en esa
actitud de abuelo bonachón, paciente con las travesuras de los niños.
Los niños son los dirigentes y militantes de su partido que ven como
este se hunde en los sondeos y corre el riesgo de convertirse en una
fuerza política irrelevante, como ya lo es en Madrid y en Valencia y que
exigen un cambio de rumbo a la dirección del partido. Pero Rubalcaba
sabe más porque para eso lleva 30 años de servicios ininterrumpidos a la
Patria. ¡A él van a decirle, con la experiencia que tiene! Paciencia y
barajar que dentro de tres años sabe el hombre que va a ganar.
Será dentro de tres años. De momento, si se celebraran elecciones ahora,
el PSOE sacaría un 25% del voto, su porcentaje más bajo jamás. Y lo
grave es que no se beneficia en nada del descenso de 16 puntos
porcentuales que ha tenido el PP desde marzo, 16 puntos que se irán a la
abstención o a partidos menores que, a lo mejor, dejan de ser menores
gracias a la obstinación de Rubalcaba de ofrecerse como alternativa que
nadie quiere.
Los sociatas están reunidos en el Comité Federal a puerta cerrada
para, supongo, hacer examen de conciencia y poner en orden la casa. Son
ganas de perder el tiempo. Esta dirección está quemada. Ha tenido casi
un año para articular una política alternativa al ataque y el desastre
del PP y no ha hecho nada, salvo quejarse de que la derecha la
desprecia. Parece que la reunión de hoy está pensada para dar un giro:
no tiene sentido seguir con una política de oferta de pactos al PP que
no quiere ni oír hablar de ellos. Brillante conclusión. Se parece mucho a
aquella lógica absurda que traslucía una canción de Nat King Cole:
"para qué quiero tus besos si tus labios no me quieren ya besar". Igual
de absurdo. Igual de inepto. El Comité Federal parece pensado para
consagrar este nuevo cambio de rumbo, a ver si se consigue que el
personal vuelva a considerar el PSOE como un partido capaz de gobernar
según sus presupuestos y no de echar a correr a la primera dificultad,
como hizo Zapatero, dejando abandonados a millones de votantes o como el
Mr. Conejo de John Updike
Si Rubalcaba y su gente no resultaban creíbles cuando decían que harían
algo distinto a lo que habían hecho en el gobierno, excusado es decir
ahora cuando dicen que van a hacer algo distinto a lo algo distinto que
hicieron antes. Hasta la credulidad de los militantes socialistas tiene,
supongo, un límite.
Rajoy cuenta aún con un margen porque es el presidente del gobierno y le
quedan tres años. Rubalcaba ha agotado el suyo y lo que está haciendo
es hundir el PSOE.
Y todo por un capricho. Porque si, cuando se nombró a Rubalcaba
candidato a la presidencia en 2011, era lo mejor que podía hacerse en
las condiciones de emergencia de entonces para salvar el PSOE, hoy, con
las elecciones perdidas, sin prisas y con tres años por delante para
preparar las próximas, es absurdo que se presente de nuevo el derrotado
de 2011 que, como se ve claramente, ni simpatiza con la gente, ni
despierta confianza ni consigue levantar la intención de voto al PSOE.
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED, Madrid
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