BRUSELAS.- El premio Nobel le llega a la Unión Europea en un momento
controvertido. Muchas están siendo las reacciones, la mayoría de
felicitación pero también algunas no tan favorables, incluso de
dirigentes de la región.
Los primeros en mostrar su satisfacción han sido los líderes de la
Unión. El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha dicho
este viernes que la concesión del Premio Nobel de la Paz es un «gran
honor» que reconoce los valores que sostienen a la UE. «Es el
reconocimiento más fuerte posible de los profundos motivos políticos que
están detrás de nuestra Unión», ha asegurado «El esfuerzo único de cada
vez más Estados europeos de superar la guerra y las divisiones y de dar
forma juntos a un continente en paz y prosperidad».
Para José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea «El
Comité del Nobel para la Paz y la comunidad internacional han mandado un
importante mensaje de que la Unión Europea es algo precioso, que debe
cuidarse por el bien de los europeos y del resto del mundo». Ha añadido
que «este premio muestra que incluso en momentos difíciles como estos,
la Unión es fuente de inspiración para los líderes y los ciudadanos de
todo el mundo, y de que la comunidad internacional necesita a una Europa
fuerte».
El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz, se ha mostrado
«profundamente conmovido y honrado» por la concesión del premio Nobel de
la Paz, que a su juicio representa el reconocimiento a los esfuerzos de
reconciliación que los europeos emprendieron tras la Segunda Guerra
mundial. «La reconciliación es la esencia de la UE. Eso puede ser una
fuente de inspiración. La UE es un proyecto único que ha reemplazado la
guerra por la paz, el odio por la solidaridad».
La canciller alemana, Angela Merkel, ha calificado la decisión del
comité de los Nobel de «maravillosa» y ha recordado que en el 50
aniversario de la firma del Tratado de Roma en 2008, quedó claro que los
Estados miembros de la UE están unidos «para su propia suerte» y que la
concesión del Nobel lo atestigua.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ve en la concesión
un «estímulo» para que los veintisiete avancen hacia una mayor unión
política y económica, en definitiva, hacia una mayor integración.
El primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker y presidente
del eurogrupo, ha señalado en un comunicado que el galardón «recuerda a
la UE que no debe cejar en sus esfuerzos». «Los europeos no se
consolarán con el Premio Nobel en estos tiempos tan difíciles, (...)
pero el galardón nos recuerda los logros conseguidos desde el principio
de la UE».
Por su parte el El expresidente de la Comisión Europea Jacques
Delors, de 87 años, ha dicho que el premio es «un mensaje moral y
político». «Moral, en la medida en que se saluda a países que,
renunciando a su actitud de ayer, han sabido hacer la paz entre ellos. Y
político en un momento en el que hay muchas críticas, estadísticas y
pronósticos desfavorables hacia Europa». Personalmente, ha señalado le
ha supuesto «una gran emoción».
El ex canciller alemán Helmut Kohl considera que los europeos «tienen
motivos para estar orgullosos» por su papel en la reconciliación, la
democracia y los Derechos humanos en el viejo continente.
Entre las voces discordantes está el presidente de la República
Checa, Vaclav Klaus, que ha ironizado sobre la concesión del premio
Nobel de la Paz a la Unión Europea al considerarlo «una broma pesada».
Mientras que la militante rusa por los derechos humanos, Lioudmila
Alexeeva a lamentado que el Comité de Oslo haya preferido la UE a
defensores de las libertades como los «prisioneros políticos iraníes» o
los defensores de los derechos humanos rusos.
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