viernes, 21 de diciembre de 2012

La gente no puede más / Joaquín Sánchez

Mucha buena gente expresa con angustia y ansiedad que ya no puede más, que no tienen ingresos para la comida, la luz, el agua, la hipoteca, los estudios de sus hijos y un sinfín de situaciones como consecuencia del triunfo de la corrupción instalada en numerosos sectores de la sociedad y especialmente en los grupos de poder: financiero, económico, político y empresarial.

Esta buena gente, familias enteras, te dicen que cómo pueden vivir con 420 euros al mes, que sólo les da para poder subsistir. El otro día me decía una madre que no tenía dinero ni para comprar compresas para sus hijas y no es una exageración, era su realidad, su tremenda realidad de ver cómo no tenía nada de dinero para comprar algo tan elemental. A esto le podemos añadir los pañales y así otro montón de artículos necesarios. 

Ahora que la gente se ha quedado sin trabajo o con un trabajo precario, los Gobiernos en vez de reforzar el Estado de Bienestar para paliar estas situaciones, que sería lo más lógico y lo más sensible y ético, lo que están haciendo son recortar ayudas sociales y subir impuestos a los más desfavorecidos, y aplicar el famoso copago, que lo único que está haciendo es hundir más a las familias, destrozar la vida de muchas personas. 

Hemos visto recientemente cómo no se han revalorizados las pensiones de nuestros mayores, de esas personas que han dado todo por construir esta sociedad y los que mantienen con su pobres pensiones a sus familias; las desproporcionadas tasas judiciales; pagar cinco euros por viaje en la ambulancia; recortar la dependencia, así personas que recibían 462,18 euros ahora van a recibir 244,18 euros y todo ello en nombre de garantizar la estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad. 

Me imagino que además de hacer trizas la estabilidad presupuestaria de las familias, el fomento de la competitividad se referirá a ver qué personas mayores se mueren más temprano. No sé si a José Ríos, subdirector general de Pensiones, le habrá temblado la mano al firmar estas resoluciones, pero espero que por lo menos alguna lágrima se le habrá escapado, porque esto condena a muchos mayores a una muerte indigna, una especie de eutanasia social.

Quieren acabar con la esperanza, la ilusión, el trabajo y el derecho a una vida digna como personas. Pero, el pueblo cansado de tantas mentiras, manipulaciones desde el control de muchos medios de comunicación, de que cada día nos despertemos sin tener un trabajo ni saber quiénes nos pueden ayudar ese día para alimentarnos o soportar la vergüenza de tener que ir a los comedores sociales, se ha echado a la calle, sectores de todos ámbitos de nuestra sociedad. 

La respuesta de nuestros gobernantes es la misma: no hay otro camino, sólo recortes, desempleo, precariedad y seguir dando más dinero a los banqueros. La gente sufre, se desespera y sigue protestando pidiendo justicia social y el pan nuestro de cada día. Y el vicepresidente del Gobierno, Mariano Rajoy „porque la presidenta de nuestro país es Angela Merkel„ dice que está muy satisfecho de lo que está haciendo. Son talibanes del sistema neoliberal.

Creo que esta estafa financiera tiene un origen más profundo que no es otro que la crisis de valores, la falta más absoluta de ética. Lo único que les ha importado ha sido la codicia, el lucro, las ganancias sin límites, disfrutar, derrochar sin reparar en los medios ilícitos utilizados, conduciéndonos a un modelo social basado en las desigualdades y en la falta de escrúpulos. Todo vale con tal de obtener más rentabilidad y beneficio. Los financieros, los especuladores, los inversores, las grandes fortunas, muchos políticos han demostrado que sólo buscan su interés, explotando y expoliando al pueblo sencillo y obrero.

En contraposición a esta falta de ética y a esta inmoralidad, vemos cómo los ciudadanos son más solidarios entre ellos. Hay ancianos que han dejado sus residencias para que sus hijos y nietos puedan comer de sus pensiones; hay trabajadores que han repartido el trabajo para evitar más despidos; hay vecinos que ayudan a otros que lo están pasando fatal, las familias están siendo una institución de solidaridad imprescindible; hay maestros que ponen dinero para que algunos alumnos que van sin desayunar puedan hacerlo y así muchos más gestos de solidaridad. Han puesto a la persona en el centro de la sociedad.

Quiero poner el acento en que sigue habiendo motivos para la lucha y la esperanza. Creo en una humanidad que nos invita a creernos la utopía, a que la vida pertenece a todos y cada unos de nosotros, a creernos que las personas egoístas, avariciosas, codiciosas y sin ética no van a tener la última palabra, porque vamos a comprometernos por ser buena noticia para los que sufren.Y, como no queremos que nos quiten la alegría y la dicha vamos a saborear la vida con el encuentro con los amigos y familiares, con los vecinos, con los compañeros de trabajo?Que sigamos sonriendo, amando, acariciándonos, expresemos nuestras vidas desde la ternura y la bondad y junto con esto seguimos luchando por ese mundo posible y necesario.

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