Sr. Cayo Lara: Me resulta complicado empezar
esta carta de otra forma porque ni puedo escribir "querido amigo" porque
no lo es, ni albergo en mi interior por usted ese sentimiento que
podría justificar la utilización del socorrido "estimado", así que vale
como está.
El motivo de esta carta no es polemizar con usted sobre la III
República, que tanto desea, ni sobre la expropiación de YPF, que tanto
parece gustarle, ni sobre nada demasiado trascendente; es más, esta
carta no trata siquiera de polemizar ni de discutir sino, sencillamente
de explicarle algo que, por lo visto, usted ignora y todo hace sospechar
que desprecia: un hijo tonto. Yo tengo un "hijo tonto" Sr. Cayo Lara y
le podría explicar qué hemos hecho y que hacemos su madre, su hermano,
su familia, cada hora de cada día en los últimos 32 años.
Mire usted, se me ocurren mil formas de cuestionar la monarquía
bastante mas inteligentes que decir lo que usted ha dicho y que
transcribo textualmente para quien no lo sepa: "No entendemos que
alguien por el hecho de ser hijo de, tenga que ser jefe de un Estado. ¿Y
si sale tonto? ¿Tenemos que cargar con un jefe del Estado tonto?" La
primera frase incluso la comparto plenamente, pero en la segunda me temo
que no sólo no ha estado usted muy afortunado sino que, más que
ofender, ha herido a demasiada gente de forma gratuita. Sabemos que no
era su intención, faltaría más, pero cuando algo se dice sin intención,
es lícito pensar que de alguna forma funciona el subconsciente y, en su
caso, lo de menos es la realidad que ponía como ejemplo; lo que duele es
el desprecio que se traduce en ese "y si nos sale tonto", en ese
"tenemos que cargar". Ya, ya sé que habla usted de un presunto Jefe de
Estado pero eso no le justifica en absoluto. Ustedes -y hacen bien
aunque equivocados- se pasan el día con lo de "compañeros y compañeras"
para no discriminar a la mujer. ¿Qué le parece que podemos sentir todos
los que tenemos un hermano con síndrome de Down o un hijo con parálisis
cerebral, eso que usted llama genéricamente "tonto"?
Sé que algunos van a entender que exagero, que saco las cosas de
su contexto, que voy más allá de lo que en realidad no deja de ser una
expresión casi coloquial. Y ese es precisamente el problema, que se
hayan convertido en algo coloquial adjetivos como subnormal y derivados.
Hay tanto desprecio, tanta ignorancia del dolor y el trabajo y la lucha
y la alegría de quienes sí tenemos no un adjetivo sino una realidad
"subnormal" a la que amamos sobre todas las cosas, que oír lo que usted
dijo en RNE -y no he visto que haya pedido disculpas por ello, puede
ser, pero yo no lo he leído- nos produce primero incredulidad y luego
desprecio. El mismo desprecio que sentimos por el concejal de Izquierda
Unida -mire usted, también de IU- en el Ayuntamiento de Badajoz, Manuel
Sosa, cuando en una rueda se comentó sobre el accidente de Froilán que
lamentaba "que el nieto del Rey se haya pegado un tiro en el pie con la
cantidad de sitios que hay en el cuerpo para pegarse un tiro".
Señor Cayo Lara, créame: así no vamos a ninguna parte.
Ni suyo y afectísimo, firma esta carta el padre de un niño tonto.
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