LISBOA.- Cientos de miles de manifestantes entonaron ayer el
himno de la Revolución de los Claveles y pidieron la dimisión del
Gobierno conservador de Portugal en una multitudinaria protesta contra
la política de austeridad.
La Plaza del Comercio, la mayor de Lisboa, se llenó de manifestantes
que portaban pancartas contra los recortes y los problemas sociales del
país y entonaron el himno "Grandola Vila Morena" y otros lemas de la
Revolución de 1974, en una de las mayores protestas contra el Ejecutivo
de Pedro Passos Coelho desde que llegó al poder hace veinte meses.
Manifestaciones similares, aunque menos numerosas, recorrieron
decenas de ciudades lusas organizadas por el movimiento "Que se lixe a
troika" (Que se fastidie la troika) para rechazar los ajustes económicos
exigidos por la troika formada por la Comisión Europea (CE), el Banco
Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio
del rescate financiero del país.
La manifestación se produjo mientras una misión de la troika realiza
una de sus inspecciones trimestrales para verificar que Portugal cumple
las duros ajustes presupuestarios vinculados al rescate que le fue
concedido en 2011.
El himno de la Revolución de 1974, que acabó con cuatro décadas de
dictadura, fue el momento culminante de la manifestación, en la que
confluyeron varias marchas organizadas por sindicatos, gremios
profesionales y colectivos muy diversos para reclamar soluciones al
desempleo y la larga crisis que vive Portugal.
Los medios de comunicación lusos coincidieron en que la manifestación
de hoy fue una de las más multitudinarias registradas en el país, donde
se han repetido las huelgas y protestas en los dos últimos dos años al
calor del descontento popular con las políticas de austeridad.
Las autoridades no dieron datos sobre el número de participantes en
la marcha, como es habitual, mientras fuentes de los organizadores
calculaban que fue superior al medio millón de personas, en un país de
10,5 millones de habitantes.
La céntrica plaza Marqués de Pombal y la avenida Liberdade, de Lisboa,
donde empezó la marcha, estaban repletas desde la hora de inicio de la
concentración, a las cuatro de la tarde hora local (la misma GMT).
Ciudades como Oporto, donde se concentraron decenas de miles de
personas, Coimbra, Evora, Braga o Faro fueron también escenario de
manifestaciones, así como algunas capitales europeas -según varios
medios lusos- aunque, en algunos casos, con pocos asistentes.
En Lisboa los manifestantes gritaron el "pueblo unido jamás será
vencido" y exigieron la dimisión del Gobierno y medidas económicas para
reducir el desempleo, que se ha disparado hasta el 17,6 %, y para
reactivar la economía, cuyo PIB cayó en el último trimestre un 3,9 %.
La marcha tuvo el respaldo de los partidos de la izquierda y los
sindicatos, cuyos líderes se sumaron hoy al coro de críticas contra el
Ejecutivo.
António José Seguro, secretario general del Partido Socialista (PS),
el principal de la oposición, declaró en un acto de su organización en
el interior del país que los portugueses "tienen muchas razones para
estar indignados, protestar y exigir un cambio de política" ante el
empobrecimiento de la nación.
El Gobierno debe tener la "inteligencia" de reconocer que sus medidas económicas y financieras han fallado, agregó Seguro.
Desde los sindicatos, el secretario general de la CGTP (Confederación
General de Trabajadores de Portugal), Arménio Carlos, quien participó
en la manifestación, fue mucho más duro con Passos Coelho, al que pidió
que deje el poder para que Portugal pueda salir de la crisis.
"El Gobierno sabe que pende de un hilo", aseguró Carlos al acusar a
la alianza conservadora que gobierna Portugal de no tener "legitimidad
política, moral ni ética" para seguir en el poder.
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