EL CAIRO.- Miles de personas se han manifestado este
viernes en numerosas gobernaciones de Egipto para protestar contra la
islamización de la revolución que derrocó al expresidente Hosni Mubarak
por parte de Hermanos Musulmanes.
Entre las principales críticas esgrimidas por los participantes en
las marchas están las actuaciones de censura contra medios de
comunicación y periodistas críticos con la formación islamista y los
interrogatorios de activistas en base a acusaciones imprecisas, una
táctica utilizada en el pasado contra los disidentes políticos por parte
del Gobierno de Mubarak.
Las protestas han transcurrido de forma pacífica en la mayoría del
país, si bien se han registrado episodios de violencia en Sidi Gaber y
Zagazig, según ha informado el diario egipcio 'Al Ahram'.
En el primer caso, un grupo de asaltantes no identificados
--posiblemente 'baltageya' (civiles armados que actúan bajo el
consentimiento de las fuerzas de seguridad)-- ha atacado a los
participantes en la marcha.
En Zagazig, decenas de manifestantes se han enfrentado con las
fuerzas de seguridad en los alrededores de la sede de Hermanos
Musulmanes en la localidad. Los agentes han intentado dispersar por la
fuerza la protesta lanzando gases lacrimógenos y piedras contra los
presentes.
En las localidades de Suez, Kafr al Sheij y Qalyubiya, cientos de
opositores han salido a las calles para solicitar la renuncia del fiscal
general, Talaat Abdalá, nombrado a dedo por el presidente, Mohamed
Mursi, en una decisión que violó la independencia del aparato judicial,
que rechazó de plano la medida.
Asimismo, han condenado las restricciones a la libertad de
expresión y de prensa y han acusado al actual Gobierno de mantener un
patrón de censura y represión similar al implementado por el Ejecutivo
de Mubarak.
Las localidades de Alejandría y El Cairo han visto igualmente como
centenares de personas han salido a las calles para pedir la caída del
Gobierno y exigir la convocatoria de elecciones anticipadas.
En la capital, los activistas opositores han puesto fin a las
protestas en Tahrir y frente al Tribunal Supremo por temor a que
estallaran enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y han subrayado
que la protesta había transmitido el mensaje previsto.
Las críticas por parte de las fuerzas revolucionarias contra
Hermanos Musulmanes --que no se unió en un principio a las
manifestaciones-- han ido en incremento debido a lo que la oposición
considera como una aquiescencia por parte de la formación islamista con
los elementos del antiguo Gobierno.
Tras la llegada al poder del Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas tras la salida del poder de Mubarak, Hermanos Musulmanes hizo un
llamamiento al fin de las protestas y se posicionó cerca de las
autoridades interinas --personificadas en el Consejo Supremo de las
Fuerzas Armadas--, lo que fue considerado una "traición" a la revolución
y sus objetivos.
Las tensiones han aumentado a raíz la victoria en las posteriores
elecciones presidenciales de Mursi y de sus medidas, que las fuerzas
revolucionarias consideran destinadas a beneficiar al grupo y a impedir
un progreso real en las demandas mantenidas durante las protestas en el
país.
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