MADRID.- La popularidad de los principales líderes
políticos ha caído tanto que una encuesta realizada recientemente
refleja que menos del 20 por ciento de los ciudadanos aprueba la
actuación de Mariano Rajoy, sólo el 10,9 por ciento aprueba la del
principal dirigente de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba y ni
siquiera llega al 18 por ciento la cifra de los que apoya la de Cayo
Lara.
Estos datos se reflejan en el último sondeo del servicio de
Indices de Opinión Pública (IOP), realizada por Simple Lógica, partner
de Gallup en España. Según lo revelado por esta encuesta, en este
momento no está dispuesta a ir a votar ni la mitad de la población y los
dos grandes partidos siguen perdiendo apoyos, el PP más que el PSOE, de
tal manera que entre ambos ahora cosecharían sólo el 52 por ciento de
los votos, mientras que duplicarían su representación IU y UPyD.
El trabajo de campo ha sido realizado a través de 1.017
entrevistas telefónicas, entre los días 4 y 8 de marzo, después de
estallar el caso Bárcenas y la crisis interna del PSOE con la
indisciplina del PSC.
Estas entrevistas reflejan que los tres líderes de los principales
partidos políticos obtienen un nivel de aprobación de su actuación
política "claramente bajo", representando en los tres casos "menos de
uno de cada cinco ciudadanos los que valoran su actuación en términos de
aprobación".
Además, los datos reflejan una evolución "claramente desfavorable"
de la valoración del Presidente del Gobierno y también del líder del
principal partido de la oposición.
El porcentaje de quienes aprueban la actuación política del
primero es del 18,2 por ciento, es decir, más de 20 puntos inferior al
que obtenía en el mes de abril del año pasado. Y en el caso de
Rubalcaba, la desaprobación de su trabajo también es muy grande, de
hecho, sólo lo aprueba el 10,9 por ciento de los consultados, es decir,
ha descendido 16 puntos con respecto a esa misma fecha.
La baja valoración de la actuación de los líderes se refleja
también en el menor respaldo que obtienen dentro de los propios votantes
de sus formaciones políticas. Es de destacar que ninguno de los líderes
de los dos principales partidos consiguen que al menos la mitad de sus
propios votantes aprueben su actuación política.
En el caso del Presidente del Gobierno, entre los votantes del PP,
son un 49,1 por ciento los que le dan su aprobación y es algo inferior
el porcentaje de quienes valoran su actuación en términos de
desaprobación, el 44,1 por ciento.
Por lo que se refiera a Alfredo Pérez Rubalcaba, la situación
dentro de la base electoral de su partido es más desfavorable. "Son
menos de uno de cada cuatro votantes socialistas, el 23,8 por ciento,
los que aprueban su actuación, frente a siete de cada diez que la
desaprueban, es decir, el 70,1 por ciento.
Cayo Lara sí consigue que algo más de la mitad de los votantes de
IU, el 56,4 por ciento, aprueben su actuación, frente al 38,2 por ciento
qu suponen los que la desaprueban.
Estos datos negativos sobre la valoración de los líderes políticos
tiene su correlación también con los malos resultados que arroja la
pregunta a los ciudadanos sobre si apoyarían a alguna fuerza política
con su voto o no. Sólo el 48,3 por ciento de los ciudadanos estaría
dispuesto a apoyar a un partido, de celebrarse elecciones generales.
"Si se produjera este resultado, supondría el menor apoyo a las
candidaturas en una convocatoria de Elecciones Generales en todo el
último período democrático de España", explica el estudio.
Pero los cambios no se refieren sólo a la participación sino que
también afectan a la correlación de fuerzas que podría resultar en el
supuesto de que se produjera ahora una convocatoria de Elecciones
Generales.
De hecho, precisa la empresa demoscópica, "podría producirse una
profunda modificación del sistema de partidos vigente en España en las
últimas décadas".
"Baste señalar que el porcentaje de los votos
concentrados en las dos formaciones políticas con mayor apoyo electoral,
PP y PSOE, experimentaría ahora un descenso de unos veinte puntos
porcentuales con respecto al que obtuvieron en la anterior convocatoria
electoral".
En cambio, se incrementaría sustancialmente el porcentaje sobre
los votos a candidaturas que recibirían otras formaciones de carácter
más minoritario. En concreto IU y UPyD verían como sus porcentajes de
voto experimentarían un ascenso tal que supondría duplicar los que
obtuvieron en la convocatoria de 2011.
La estimación de intención de voto de Simple Lógica otorga al PP
el 31,2 por ciento de los votos a candidaturas, lo que supone un
descenso de 14 puntos con respecto al resultado que obtuvo en las
últimas Elecciones Generales.
Por su parte, el Partido Socialista reduce a algo menos de diez
puntos la distancia de casi 16 que le separó del PP en esa convocatoria
electoral, pero ese recorte no se debe a un incremento de los apoyos que
recoge en el electorado, sino a que el descenso de dichos apoyos es
menos acusado que en el caso de los populares.
En concreto, se debilita la posición del PSOE como alternativa de
gobierno, ya que desciende siete puntos el porcentaje de sus apoyos
electorales con respecto a las últimas Elecciones Generales.
Tanto en el caso del PP como en el del PSOE, el estudio destaca la
"baja tasa de fidelidad de voto que tienen ahora". En ambos casos
representan "menos de la mitad de quienes les votaron en 2011 los que
ahora declaran que volverían a hacerlo". En el caso del PP representan
un 40,6 por ciento y en el del PSOE un 33,2 por ciento.
La pérdida de votos de los dos grandes partidos se va
principalmente: hacia la abstención, representando al menos uno de cada
cinco votantes; a favor de partidos con menor apoyo electoral como IU,
que recibe el 9,5 por ciento del PSOE y UPyD, el 5 por ciento de quienes
votaron al PP en 2011.
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