martes, 14 de mayo de 2013

El Gobierno argentino rechaza las denuncias de corrupción que estudia la justicia

BUENOS AIRES.- El Gobierno argentino rompió su silencio para rechazar las denuncias de supuestas prácticas corruptas en el círculo del poder reveladas, entre otros, por Miriam Quiroga, secretaria del fallecido expresidente Néstor Kirchner, que acudió hoy a declarar ante la Justicia.

Quiroga declaró a puerta cerrada ante un juez de Buenos Aires como testigo en una causa abierta por presunta asociación ilícita de funcionarios y empresarios relacionados con el expresidente Kirchner (2003-2007).
Miriam Quiroga llegó a los tribunales acompañada de una custodia policial y evitó su contacto con la prensa que esperaba frente a la sede judicial.
La exsecretaria fue citada por la Justicia tras participar en un programa televisivo en el que afirmó que cuando trabajaba en la Casa de Gobierno vio a un estrecho colaborador de Kirchner salir con bolsos, supuestamente cargados de dinero, destinados a la quinta presidencial de Olivos y a la residencia familiar del expresidente en Santa Cruz.
Fuentes judiciales evitaron confirmar si Quiroga ratificó sus declaraciones televisivas ante el juez que investiga la causa abierta en 2008 por una denuncia de la diputada opositora Elisa Carrió contra Kirchner y varios de sus colaboradores.
Miriam Quiroga empezó a trabajar con Néstor Kirchner cuando era gobernador de Santa Cruz (sur), y tras su elección como presidente fue contratada como secretaria de Documentación en la Casa Rosada, donde se mantuvo hasta que fue despedida apenas unos meses después de la muerte del exmandatario, fallecido en octubre de 2010.
En 2011, hizo unas explosivas declaraciones a una revista argentina en las que sugirió que había mantenido una estrecha relación con Kirchner, esposo y antecesor en el cargo de la actual mandataria, Cristina Fernández.
Sus revelaciones coinciden con denuncias periodísticas sobre la presunta implicación de empresarios próximos a Kirchner en supuestos delitos de lavado de dinero, como Lázaro Báez, quien precisamente hoy se presentó ante la fiscalía de Río Gallegos para reivindicar su inocencia y rechazar las acusaciones que le vinculan con la evasión de millones de dólares a Uruguay para su traslado a bancos suizos.
El escándalo ha crecido en los últimos días con nuevas declaraciones anónimas de un piloto que supuestamente habría visto cómo un estrecho colaborador de Kirchner utilizaba su avión para el traslado de dinero en bolsos y con la declaración de un arquitecto que asegura que la vivienda del matrimonio presidencial tiene una bóveda destinada a guardar valores.
Mientras la Justicia avanza en las investigaciones por las denuncias sobre presuntas prácticas ilícitas, dirigentes oficialistas y altos funcionarios del Gobierno han roto el silencio que habían guardado durante las últimas semanas y han salido a rechazar las acusaciones, aunque la presidenta, por el momento, se se ha mantenido al margen de la polémica.
La diputada oficialista Diana Conti defendió hoy a los Kirchner asegurando que hicieron su "fortuna desde muy jóvenes, con trabajo".
Es "una campaña de desprestigio y difamación", declaró Conti a medios locales, en alusión a las revelaciones de las últimas semanas.
Para el secretario general de Presidencia, Óscar Parrilli, las denuncias proceden de "alcahuetes mediáticos" que "intentan generar un clima de terror, un ambiente de miedo, donde se cae todo y está todo mal".
También el ministro de Planificación, Julio De Vido, salió a responder a las "críticas conservadoras" y animó a sus compañeros de filas a reaccionar porque "tenemos que salir a contestar los que somos peronistas".
El escándalo por corrupción que salpica al entorno de Cristina Fernández ha provocado una caída de su valoración en las encuestas, según medios locales, en un año especialmente complejo por las elecciones legislativas de octubre, en el ecuador del segundo mandato de la presidenta.

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