ESTAMBUL.- Varias ciudades de Turquía, sobre todo Estambul y
Ankara, vivieron hoy violentas manifestaciones con decenas de miles de
personas que protestaron contra el Gobierno, aunque los manifestantes
parecen haberse impuesto por el momento, al retirarse la policía de
algunas plazas.
Mientras que en Estambul las manifestaciones tuvieron lugar en la
céntrica plaza de Taksim y el adyacente parque Gezi, en Ankara miles de
estudiantes ocuparon la también céntrica plaza de Kizilay, donde decenas
de personas resultaron heridas en enfrentamientos con las fuerzas del
orden.
En Estambul el objetivo de las protestas era salvar uno de los pocos
espacios verdes del centro de la ciudad de la especulación urbanística,
pero su desalojo en la madrugada del viernes desencadenó una batalla
campal con la policía que duró sin interrupción hasta la media tarde
local del sábado.
Barricadas levantadas en las arterias comerciales de la ciudad y el
lanzamiento de adoquines, repelidos por chorros de agua a presión y
grandes dosis de gases lacrimógenos, mantuvieron en vilo a la población
durante toda la noche, bajo el compás de las caceroladas en numerosos
barrios.
Aunque el motivo inicial fue salvar el parque, ahora los
manifestantes piden la dimisión del Gobierno, al que consideran
dictatorial por recurrir a la violencia policial.
Las pintadas que piden la dimisión del primer ministro turco, Recep
Tayyip Erdogan, se han multiplicado en el centro de Estambul y los
manifestantes coinciden en que no se trata ya del parque, sino de
impedir que el Gobierno actúe sin rendir cuentas a la ciudadanía.
"No sé si salvaremos el parque, pero ya se trata de que nos salvemos
nosotros", opinó una funcionaria que considera estas protestas "las
mayores que se han dado en Estambul", al menos desde la llegada al poder
de Erdogan, en 2003.
La confrontación con la policía activó a diversas capas de la
sociedad, entre ellos numerosos jóvenes y menos jóvenes de clase media,
que llevan tiempo lamentando la pretensión del Gobierno a marcar un
estilo de vida con menos ocio, menos alcohol y menos libertades
individuales, más acorde a un modelo de vida islamista.
El violento desalojo del parque Gezi sólo ha sido la gota que ha
colmado el vaso de un largo descontento con el estilo de Gobierno de
Erdogan, consideran muchos manifestantes.
Más de 130 personas fueron detenidas y un número no determinado ha
resultado herido, sobre todo por el uso de gases lacrimógenos por parte
de los antidisturbios.
Las protestas se han extendido a todo el país, sobre todo a la
capital, Ankara, donde se registraron hoy nuevas marchas de miles de
personas que ocuparon la plaza de Kizilay, vetada desde hace 30 años a
las manifestaciones políticas.
Unas treinta personas resultaron heridas en los enfrentamientos con
la policía, entre ellos una que fue arrollada por un vehículo blindado,
informaron las emisoras locales.
Horas más tarde, los agentes abandonaron la plaza y la dejaron en manos de los manifestantes.
Tras un discurso del presidente turco, Abdullah Gül, que llamó a la
moderación y al diálogo, la policía también se retiró de la plaza Taksim
en Estambul, lo que calmó los ánimos, aunque en otros barrios seguían
los enfrentamientos.
Al ceder la policía ese espacio, decenas de miles de personas
ocuparon la simbólica plaza y el parque, donde algunos activistas
destruyeron dos vehículos policiales e incendiaron una caseta que, según
ellas, servía de garita a la policía.
El ambiente en el parque se convirtió pronto en festivo, acudiendo
incluso familias, para celebrar la recuperación del espacio amenazado.
Persiste, sin embargo, la tensión, dado que en sus discursos de hoy
Erdogan había prometido continuar el proyecto de reconstrucción de unos
barracones otomanos que servirían de centro comercial, lo que implicaría
la destrucción al menos parcial del parque.
El jefe de Gobierno puso incluso en duda el valor de una sentencia
del juzgado administrativo de Estambul que ayer ordenó paralizar las
obras en el parque.
Según el movimiento cívico "Plataforma Taksim", el proyecto es ilegal
dado que fue rechazado por la comisión municipal, que únicamente
autorizó la construcción de un túnel bajo la plaza, una obra que no
afecta al parque.
Aunque por ahora los manifestantes parecen haber ganado la batalla,
nadie se atreve a vaticinar qué puede ocurrir mañana y si el Gobierno
dará marcha atrás o si vuelven los enfrentamientos.
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