MADRID.- Una mesa con unos cuantos bolígrafos y gomas, unos
cuadernos de Música, unos libros de texto y una mujer ecuatoriana con
sus dos hijas repasando el material. Este es el panorama que se han encontrado los dos policías municipales que han
desalojado el mercadillo de trueque de material escolar que habían
organizado los vecinos de Barrio del Pilar en Lucha,
en la zona norte de Madrid, según publica www.eldiario.es
La idea había surgido de un grupo de
residentes al ver que muchas familias no pueden asumir el gasto que
supone la vuelta a las aulas. "Es una vertiente solidaria, no
caritativa. Las personas que tengan libros de años anteriores lo pueden
dejar aquí, y ver si necesitan algo. También puedes coger material
aunque no hayas traído nada. No hay límite, no pedimos nombres, hay
libertad absoluta", contaba Quique, uno de los organizadores, poco
después de montar la mesa, sobre las 11 de la mañana. Pero la iniciativa
no les ha durado ni media hora.
Enviados por la
Junta de Distrito de Fuencarral-El Pardo, dos policías municipales han
ordenado a los vecinos que plegasen la mesa y se marchasen a casa. Los
organizadores habían pedido permiso con tiempo, pero la Junta se lo ha
denegado."Nos han dicho que no, argumentando que como el trueque es una
materia no reglada por las ordenanzas, la decisión quedaba en manos del
concejal", señalaban los organizadores. Y el concejal, José Antonio González de la Rosa, ha dado la negativa por respuesta.
"Tenéis que tener una licencia como cualquier otro puesto de venta
callejera, como los que hay en el mercadillo de artesanía", argumentaba
un policía. Los vecinos le escuchaban perplejos. "Pero si es solo una
mesa, si no hay ánimo de lucro, es trueque", respondía una mujer. Los
agentes intentaban empatizar con el grupo, diciendo que ellos saben lo
que supone el gasto escolar pero que tenían que cumplir órdenes. "¿Y si
nos vamos al parque?", preguntaba una mujer. "Peor, es zona verde",
contestaba un agente. "¿Y a un banco de la calle?", decía otra. "Estamos
en las mismas, es zona pública", seguía el policía. Así que los vecinos
han cogido la mesa, han metido los libros en bolsas y se han ido calle
abajo en busca de algún local asociativo donde puedan quedarse. Pero la
cita, hoy y mañana, era en la calle, en un cruce del Barrio del Pilar
muy conocido por sus vecinos donde hay una churrería. Carteles por todo
el barrio así lo indicaban. Mañana domingo ya han encontrado un sitio
donde poder quedarse: El centro social La Piluka (Plaza de Corcubión,
16).
Hasta el mercadillo de trueque se ha acercado
Inés, ecuatoriana con tres hijas de 19, 14 y 9 años y que está sola con
ellas y con el único ingreso de su trabajo cuidando a personas mayores.
"Sólo el año pasado me gasté en el material de la pequeña 200 euros. Me
acabo de encontrar a una señora que me ha dicho que me bajaba los libros
de su hijo del año pasado. A ver si nos sirven. Ojalá", contaba esta
mujer, que ante la llegada de la policía se ha sentado en un banco
cercano a esperar a su benefactora.
Otra mujer,
Vanessa, también está al límite. "No trabajo, mi marido tiene un
subsidio de 700 euros y tengo un hijo en 5º de Primaria", explicaba, con
el niño de la mano. Ella, como muchos otros vecinos, marchó en comitiva
detrás de los organizadores en busca de un sitio donde no les apliquen
la normativa municipal que dice aducir la Junta para desmantelar esta
iniciativa popular.
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