MADRID.- España recibió 6.106.008 migrantes entre 1990 y
2010, cuando menos de 84.000 personas emigraron desde el país, según
los datos recogidos en la investigación 'Quantifying Global
International Migration Flows' elaborado por los expertos del
Wittgenstein Centre for Demography and Global Human Capital (Viena), Guy
J. Abel, Nikola Sander y Ramon Bauer, y publicada en la revista
'Science'.
El estudio se apoya en un gráfico interactivo (www.global-migration.info)
que permite observar la intensidad de los flujos migratorios a nivel
mundial entre 1990 y 2010 por países y regiones de origen y destino en
plazos quinquenales. El análisis de los datos desmiente que los flujos
hayan ido siempre en aumento y ve "poco probable" una migración masiva
del África Subsahariana a Europa en los próximos años.
De España, señala que entre 1990 y 2010 recibió 6.106.008
migrantes frente a las 83.981 personas que emigraron desde el país en el
mismo periodo. Sólo entre 2000 y 2005 recibió más de 2,7 millones de
migrantes y, en los cinco años siguientes, fueron casi 2,2 millones. En
estos periodos la emigración no llegó a superar las 1.900 personas, de
hecho, para el plazo 2000 y 2005 sólo figura un caso en las bases de
datos del estudio difundidas por la revista Science.
Los países de procedencia de los grupos más numerosos en la migración
a España ese último quinquenio analizado fueron Argentina 136.370,
Bolivia 108.721, Ecuador 197.468, Reino Unido 136.846, Marruecos
265.763, Perú 136.231 y Estados Unidos, 189.955. Las migraciones desde
el África Subsahariana registraron niveles mucho más bajos: el número
mayor es el procedente de Senegal y fueron 36.407 personas.
"Según nuestras estimaciones, la migración de África subsahariana a
España pasó de 6.000 en 1990-1995 a 126.000 en 2005-2010, pero el
aumento tuvo un impacto muy pequeño en la inmigración total de España y
de Europa. En 20 años, más del 60% de todas las entradas de inmigración
africana en España procedía de Marruecos, que pasó de 88.000 en 1990-95 a
280.000 en 2005-10", explica Nikola Sander.
Una de las principales conclusiones del trabajo desmiente la
"creencia común" de que los flujos migratorios han estado en continuo
aumento durante las últimas dos décadas. Los autores afirman que esto no
se ha producido "ni en términos absolutos ni en términos relativos", es
más, se han producido reducciones en el tráfico de personas en
determinados periodos del pasado reciente.
En este sentido, destacan que el volumen de los flujos migratorios
mundiales se redujo de 41,4 millones (0,75% de la población mundial)
durante 1990 y 1995, a 34,2 millones (0,57%) entre 1995 y 2000, caída
que los expertos relacionan con el cese de los movimientos
transfronterizos provocados por los violentos conflictos en Ruanda y el
final del régimen de Najibullah instalado por los soviéticos en
Afganistán.
El número de movimientos globales aumentó en 5,7 millones entre
1995-2000 y 2000-2005, y en 1,6 millones en el periodo 2000-2005 y
2005-2010, mientras que el porcentaje de la población mundial que se
mueve sobre períodos de 5 años se ha mantenido relativamente estable en
la última década.
Atendiendo a las regiones de origen y destino, el estudio destaca
por "llamativo" que "los inmigrantes africanos procedentes de África
subsahariana (la gran mayoría de quienes se desplazan en la región)
parecen haberse movido principalmente en el continente africano" y no,
como pudiera parecer, con destino a Europa.
En concreto, de 2005 a 2010, un millón de migrantes se movieron
dentro de África Occidental, principalmente a Costa de Marfil, Burkina
Faso y Guinea-Bissau, mientras en ese periodo fueron 277.000 los
oriundos de esta zona del continente que se desplazaron a Europa
occidental. Además, en este quinquenio 65.000 inmigrantes se movieron
dentro de África Oriental.
Los expertos plantean si el fuerte crecimiento de la población del
África Subsahariana podría conducir a "la migración masiva de los
países de bajos ingresos de África a los países de ingresos más altos en
Europa y América del Norte en las próximas décadas" y concluye que es
"poco probable".
"Nuestros resultados proporcionan evidencia de una intensidad
estable de los flujos migratorios a nivel mundial y una concentración de
la migración africana en el continente, con sólo un pequeño porcentaje
de traslados a los países más desarrollados en 1990 y 2010. Por tanto,
es poco probable que si estas tendencias observadas persisten, la
emigración desde África desempeñará un papel clave en la conformación de
los patrones migratorios globales en el futuro", explican.
"Nuestra investigación no sugiere un fuerte aumento de la
migración desde África en el futuro. Esto se debe a las bajas tasas de
crecimiento de la población en los países de origen clave en el norte de
África, especialmente Marruecos, y bajos niveles de educación y el
desarrollo económico en los países subsaharianos que experimentan un
fuerte crecimiento demográfico", explica Sander, que ve "poco probable
una ola de migración desde África a Europa en las próximas décadas".
No obstante, indican que "el capital humano y las tendencias
demográficas crean un potencial considerable para el cambio en el
sistema de migración global", de modo que si el incremento de la
población del África subsahariana fuese acompañado de una expansión de
la educación, el aumento de una fuerza de trabajo más cualificada sí
conllevaría un incremento de la migración hacia países con más recursos.
Asimismo, el trabajo destaca que los flujos migratorios
originarios de Asia y América Latina están "mucho más concentrados
espacialmente" que los europeos, que "se mueven desde y hacia casi todas
las demás regiones del mundo". Así, los emigrantes de Asia del Sur y
Sudeste de Asia tienden a emigrar a Asia occidental, América del Norte, y
en menor medida, a Europa. Mientras, los migrantes de América Latina se
mueven casi exclusivamente a América del Norte y Europa del Sur.
Por otra parte, los autores ponen de manifiesto que si bien los
flujos de población más grandes se dan dentro o hacia las regiones
vecinas, también hay flujos de larga distancia, que en el gráfico
interactivo aparecen con la forma de líneas que cruzan el círculo.
"Estos flujos de larga distancia son eficaces en la redistribución de la
población de los países con niveles de ingresos más altos, mientras que
los flujos de retorno son insignificantes", explican.
Observaciones anteriores incluyen el atractivo de América del
Norte como un destino de migrantes, los movimientos importantes del sur
de Asia a los estados del Golfo de Asia occidental, los diversos
movimientos dentro y entre las regiones europeas, y la tendencia general
para las regiones más desarrolladas para registrar las ganancias netas
de migración, mientras que los países menos desarrollados de Asia,
África y América Latina enviaron más migrantes que recibieron de 2005 a
2010.
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