MADRID.- El 5,5 por ciento de los jóvenes españoles que (según la
última encuesta del INE, 2013) no usan Internet o las redes sociales de
forma habitual podrían correr el riesgo de quedar "excluidos" en un
marco en el que gran parte de las dimensiones de la vida de las personas
de entre 16 y 24 años se desarrolla total o parcialmente a través de la
red, según un estudio presentado este miércoles por el Centro Reina
Sofía sobre Adolescencia y Juventud.
"Les afectan en los ámbitos que más les interesan, las relaciones,
con la ampliación de su ámbito de relaciones, en el ocio, la formación,
la información y el trabajo. Todos estos ámbitos están atravesados por
las nuevas tecnologías", ha explicado el director de la FAD, Ignacio
Calderón.
En este sentido, el estudio 'Jovenes y comunicación: La impronta
de lo virtual' recoge los datos del último Eurobarómetro, que indica que
dos de cada tres jóvenes (el 66 por ciento) de entre 16 y 24 años
utiliza las redes sociales todos los días (o casi todos) y que otro 19
por ciento accede semanalmente una o varias veces.
En el otro extremo, un 9 por ciento de este colectivo afirma no
utilizar "nunca" estas plataformas, pese a que el porcentaje de quienes
dicen no tener acceso a ellas es del 1 por ciento.
El director técnico del Centro Reina Sofía, Eusebio Megía, ha
señalado que "el chico o chica que no usa redes sociales está fuera de
un grupo que se autogestiona, se organiza y que se autodefine a través
de las redes sociales".
En esta línea, el trabajo, que profundiza en el modo en que las
TIC afectan al modo de relación y las normas de comunicación entre las
generaciones más jóvenes, señala que el empoderamiento que suponen las
herramientas de Internet "facilitan nuevos procesos de integración, pero
también nuevos ámbitos de exclusión".
De hecho, ante la necesidad de una "actualización constante" y de
una permanente "alfabetización digital" de los conocimientos para hacer
uso de estas herramientas (por la dinámica de mejora y la aparición de
nuevos instrumentos y plataformas con gran velocidad), Megía ha
advertido de la posibilidad de que quienes "se queden fuera" sean "los
grupos sociales menos favorecidos".
El director técnico de la asociación ha tachado de "fantasía" el
concepto de "nativo digital" que trae incorporados los conocimientos de
cómo usar las tecnologías y ha señalado que para hacer uso de las redes
sociales y de las herramientas de comunicación "es necesario un
aprendizaje bastante complejo de unas reglas que no se construyen desde
fuera sino desde dentro y que están en constante cambio".
Por eso, ha incidido en que, ante la dificultad de determinados
colectivos para acceder a los recursos técnicos y los conocimientos para
realizar este aprendizaje, "los grupos menos favorecidos van a sentirse
en riesgo de exclusión claro".
"La exclusión en este ámbito no va a depender de la generación a
la que se pertenece sino del acceso a los recursos de alfabetización",
ha vaticinado.
En esta línea, Megía ha recordado que la generación que llega, y
que ahora tiene catorce años, "llega a una sociedad que lleva tiempo
estudiando" sobre el lenguaje digital y, por lo tanto, "no son una
generación de analfabetos digitales". Sin embargo, ha destacado también
que mientras aprenden a "hablar el idioma" a veces "meten la pata".
De hecho, ha criticado que algunos programas incidan "demasiado"
en los riesgos que supone el uso de Internet porque "se deslegitiman a
sí mismos", aunque ha reconocido que su labor es necesaria.
De acuerdo con el estudio llevado a cabo por la entidad, los
jóvenes conocen bien los principales riesgos que supone el uso de
Internet, entre los que ha destacado la pérdida de una parte de la
intimidad, la proyección de una imagen falseada en la identidad 'online'
o la excesiva dependencia de las TIC (hasta el punto de la adicción)
para llevar a cabo facetas fundamentales como relacionarse con otras
personas.
De hecho, el documento destaca que el porcentaje de jóvenes que
creen que las redes, fundamentalmente, contribuyen a mejorar y abrir
nuevos ámbitos para relacionarse es similar al de los que advierten ante
todo el peligro de aislamiento en el mundo 'online' en detrimento del
'offline'.
Además, indica que, pese a lo que habitualmente temen otras
generaciones, acerca del abandono de otras actividades como el trabajo,
las relaciones afectivas, el deporte o el estudio, las actividades que
más ven reducido el tiempo de dedicación debido al uso de la red son
principalmente "ver la tele" (47,2 por ciento), "estar sin hacer nada"
(45,7 por ciento), "buscar información en bibliotecas" (27 por ciento),
leer (25,1 por ciento) y dormir (18,8 por ciento).
Además, ellos no perciben la diferencia entre su identidad
'online' y 'offline' y, pese a que admiten que la imagen que dan de sí
en la red es parcial, lo comparan con la imagen que uno da de sí mismo
al caminar por la calle, según han explicado los impulsores del estudio.
Por ello, no les resulta "admisible" mentir en su identidad
virtual del mismo modo que no lo harían a la cara, y, aunque admiten que
la comunicación en la red se asemeja a "un juego" con menor
trascendencia que la comunicación personal, en el que no importa perder
parte de la intimidad, conocen que hay una "línea" que no se debe
traspasar.
En este sentido, el director de la FAD ha insistido en la
necesidad de acompañar la alfabetización digital y el desarrollo de las
capacidades en la red con una educación de lo humano.
De lo contrario, se corre el peligro de que "las herramientas no
estén al servicio de las personas sino al contrario", ha asegurado.
Además, ha incidido en la necesidad de que tanto desde el ámbito
de los colegios, como las familias (que a menudo disponen de recursos
tecnológicos más avanzados que las escuelas), y desde la sociedad y las
instituciones se asuma la responsabilidad de contribuir a formar a la
nueva generación.
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