MADRID.- El juez Elpidio José Silva, que se enfrenta a 30 años de inhabilitación por encarcelar dos veces a Blesa, ha logrado aplazar su juicio por prevaricación en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) hasta que se resuelva el incidente de recusación que ha presentado contra dos de los magistrados que le juzgan, a los que además ha denunciado.
Silva ha pedido apartar en un escrito presentado ayer al presidente de la Sala, Artuto Beltrán, y a su compañera María Tardón, por su "falta de imparcialidad" al no aceptar la renuncia de su abogado, Cándido Conde-Pumpido Varela, y por haber permitido
que la magistrada continuara en el tribunal pese a que formó parte de
la Asamblea General de Caja Madrid bajo la presidencia de Miguel Blesa.
Además, Silva pretende que Beltrán se aparte porque integró el
tribunal inicial que iba a juzgarle, que cambió su composición después
de que dos de los magistrados aceptaran la recusación que entonces
planteó el acusado por haber participado en la instrucción de este
procedimiento.
El magistrado también ha anunciado que ha presentado una demanda
civil contra ambos en los Juzgados de Primera Instancia ante la
"flagrante y continuada violación" de sus derechos fundamentales, por
los que les reclama 10 euros de indemnización.
Beltrán ha optado por dar traslado del escrito de Silva a la Sala
especial de recusaciones, la 77 del TSJM, compuesta por los presidentes
de lo Civil y Penal, de lo Contencioso, de lo Social junto con el
magistrado más antiguo y el más moderno.
Sin embargo, el presidente de la Sala de lo Civil y Penal y del TSJM,
Francisco Javier Vieira, fue uno de los dos magistrados recusados
anteriormente, por lo que fuentes jurídicas apuntan a que deberá nombrar
otro magistrado para resolver el incidente.
La sala que se forme finalmente deberá nombrar un instructor, que
dará traslado a las partes del incidente interpuesto por Silva para que
ofrezcan su posición y dará la suya propia a los cinco magistrados, que
finalmente la votarán.
El juez ha llegado otra vez con 15 minutos de retraso a la sede
del tribunal y lo ha hecho por separado de Conde-Pumpido Varela.
Durante la sesión, el letrado ha insistido en presentar la renuncia
que reiteradamente ha rechazado estos días el tribunal ante la "evidente
falta de confianza" del que ha seguido denominando como su cliente, al
tiempo que ha negado que su conducta obedezca a "ninguna estrategia
procesal".
Pero Beltrán ha mantenido firme la postura del tribunal para volver a
tumbar esta renuncia porque la actuación del letrado y del acusado "no
se puede medir exclusivamente por las palabras, sino por actos
concluyentes" que demuestran que "se ha jugado a la suspensión del
juicio".
Así, le ha recriminado que se coloque "en una situación voluntaria de
apariencia de indefensión", pero ha resaltado que aunque "las palabras
son importantes, no pueden ser tenidas en cuenta", por lo que ha vuelto a
negar la renuncia para dar "por zanjado definitivamente esta cuestión".
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