Me temo que en España se está produciendo un cambio de ciclo.
Pero no un cambio de ciclo económico, sino un cambio de ciclo
generacional de la clase política. Porque hasta ahora nos han gobernado
los hijos del franquismo, en democracia, claro. Pero casi todos los
miembros de los sucesivos gobiernos tenían lazos familiares con
personajes del antiguo régimen. De los colegios marianistas salían las
hornadas, que luego gobernaban, y eran nombrados altos cargos
simplemente por haber sido compañero de pupitre del presidente.
Lo
del 15-M en la Puerta del Sol marcará un antes y un después. Porque
será un después de casi cuarenta años de gobiernos democráticos en el
nombre, pero no en la forma. Cuarenta años de partidos que imponían en
lista cerrada a sus candidatos. Y estos, los candidatos, no eran
elegidos por los militantes. Nada de eso. Eran elegidos por los aparatos
de los partidos, donde se cocinaban nombres, comisiones de las grandes
empresas...
Hay una
corriente imparable que quiere renovación. Sí. Una renovación del rey
abajo. Rubalcaba parece que por fin lo ha comprendido y se retira. Como
se van a retirar toda una vieja guardia que todavía quiere teledirigir
los aparatos de los partidos para seguir influyendo. Para seguir
beneficiándose de esas grandes empresas que les ponen de consejeros, les
dan sueldo sólo por figurar, que no por trabajar.
El
fenómeno podemos ya está contagiando a casi todos los partidos. Hasta
en Izquierda Unida van a proponer que Alberto Garzón contrarreste al
"coletas". Y los aparatos que durante cuarenta años han llevado a este
país a la ruina, al despotismo, a la corrupción generalizada, pues les
quedan dos pelados.
Y
la corriente afectará incluso al Partido Popular. Ya lo verán. O salen
nuevos líderes en la derecha o la izquierda sociológica se impondrá a un
reducido grupúsculo de populares que por la inercia conservarán algunos
ayuntamientos, pero me temo que el gobierno caiga en otras manos. Y no
se equivoquen. La muñeca diabólica de La Moncloa no tiene gancho, aunque
está muy bien preparada y tiene mucho mérito, pero no vale como cartel
electoral, por mucho que Rajoy la prefiera. La cuenta atrás ya ha
empezado.
(*) Perriodista y editor de www.muyconfidencial.com
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