MADRID.- La retirada de una controvertida portada de la revista satírica El
Jueves sobre la abdicación de Juan Carlos I pone fin a una semana en la
que las alabanzas al monarca y a su sucesor, el futuro Felipe VI, han
predominado en los principales medios de comunicación de España, en un
contexto de debate ciudadano sobre la monarquía.
Los humoristas Albert Monteys y Manel Fontdevilla, junto con varios
de sus compañeros, abandonaron la publicación después de que la
editorial RBA decidiera retrasar la salida de la revista del miércoles
al jueves para retirar una portada de Manel en la que se veía al rey
colocando a su hijo arrodillado una corona llena de inmundicia y rodeada
de moscas.
"Gracias a esa decisión, en el quiosco casi no habrá alternativa al
discurso unitario: 'La monarquía es necesaria y es el futuro'", dijo
Monteys en una viñeta colgada en Twitter, en la que explicaba su marcha
de la revista de humor de referencia en España, que él mismo dirigió
entre 2006 y 2011.
Desde que el monarca anunciara el lunes que abdicaba en favor de su
hijo Felipe, los medios tradicionales se han llenado de alabanzas hacia
la figura de un rey al que atribuyen el mérito de haber contribuido al
afianzamiento de la democracia en el país tras la muerte del dictador
Francisco Franco.
Los humoristas de El Jueves dijeron desconocer los motivos que
habían llevado a la editorial a retirar 60.000 ejemplares con la
controvertida portada y sustituirla por otra en la que aparecía Pablo
Iglesias, principal representante del grupo minoritario de izquierdas
Podemos, la gran sorpresa de las elecciones europeas del mes pasado.
"No sabemos ni sabremos nunca los mecanismos que han intervenido en la decisión de la cúpula de RBA", agregó Monteys.
Las reiteradas llamadas a la editorial RBA no obtuvieron
respuesta el viernes. Una portavoz de prensa de la revista El Jueves no
quiso hacer comentarios.
La revista, que desde su creación en 1977 ha retratado en numerosas
ocasiones en tono jocoso a los miembros de la familia real, fue ya
retirada por orden judicial de los quioscos en 2007 por una portada en
los que aparecía un dibujo de los príncipes de Asturias teniendo
relaciones sexuales.
"No puedo seguir con un editor que ha cambiado los términos de
nuestra relación y ante nuestros lectores que tanto nos apoyaron cuando
la portada de (el dibujante) Guillermo en 2007", dijo en otra viñeta en
Twitter, Manel Fontdevilla, autor de la portada retirada.
La opinión que los españoles tienen de una familia real muy querida
en el pasado se ha deteriorado en los últimos cinco años, especialmente a
raíz de la imputación en 2009 del yerno del rey, Iñaki Urdangarin, en
un caso de corrupción en el que ha visto también implicada su mujer,
Cristina de Borbón.
Una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a los
ciudadanos daba a la Corona una nota de 3,72 sobre 10 en mayo, tres
meses después de que la segunda hija del monarca declarara ante la
justicia por un presunto delito fiscal y de blanqueo de dinero.
Ese desapego de los ciudadanos hacia la monarquía creció
abruptamente en 2012, a raíz de un viaje privado de caza de Juan Carlos I
a Botsuana mientras España estaba al borde de un rescate financiero y
que sólo trascendió porque el monarca se rompió la cadera.
La Corona ha contado durante décadas con un trato amable por parte
de periódicos como El País o El Mundo, algo que algunos historiadores
consideraban necesario para proteger a la joven y frágil democracia
surgida en 1977 después de la muerte de Franco.
"Nunca la prensa española fue crítica con la Casa Real. La
complacencia del pasado contribuyó decisivamente al descrédito actual
del Rey al filtrarse en los últimos años conductas nada ejemplares de la
familia real, amparados por esa misma opacidad informativa", dijo Juan Antonio Giner, fundador de la consultoría periodística
Innovation Media Consulting.
Fue en 2012 cuando, a raíz del incremento de los comentarios sobre
la monarquía en las redes sociales, los medios tradicionales, incluido
el conservador ABC, empezaron a hablar abiertamente de los viajes y
aficiones del rey y de su relación con la princesa alemana Corinna zu
Sayn-Wittgenstein, que estaba con él en Botsuana cuando se accidentó.
Pero apenas han aparecido referencias a estos episodios de la vida
de Juan Carlos I en los últimos días, cuando los grandes partidos del
país -Partido Popular y Partido Socialista- respaldaron a la Corona
mientras las formaciones minoritarias de izquierda -que obtuvieron
aproximadamente un 25 por ciento de los votos el 25M- pedían un
referéndum que permitiera por primera vez a los españoles escoger entre
monarquía y república.
"Los medios no pueden emplear el mismo
lenguaje que el Gobierno o
los partidos. Si son lo mismo, a la gente no les interesa", dijo José
Sanclemente, asesor en medios de comunicación y presidente
de la sociedad editora de eldiario.es, uno de los medios digitales
independientes y con pocos recursos surgidos en los últimos años.
"Es muy difícil que puedan ser un servicio público cuando los que
están al frente son fondos de inversión y grandes empresas, eso lleva a
la autocensura", añadió.
Un portavoz de Zarzuela no tuvo comentarios que hacer sobre la
cobertura de los últimos días, que ha llevado también a la suspensión de
varios periodistas del diario El Mundo, una de ellos la veterana
corresponsal de la Casa Real, Ana Romero.
La periodista no quiso hacer comentarios cuando fue contactada, pero no ha vuelto a firmar una crónica en el diario desde el
día de la abdicación.
Otros dos profesionales de El Mundo - María Ramírez, corresponsal en
Estados Unidos e hija del exdirector del rotativo Pedro J. Ramírez, y
su marido Eduardo Suárez- dijeron en Twitter que habían sido suspendidos
de empleo y sueldo durante un mes por denunciar censura en el diario.
"Muy triste por lo que está pasando en mi periódico: censura. Mi
admiración profesional hacia la gran reportera @AnaRomeroGalan", dijo
esta semana María Ramírez, corresponsal del rotativo en Estados Unidos e
hija del exdirector Pedro J. Ramírez, en su cuenta de Twitter.
Un portavoz del periódico dijo que la dirección todavía estaba
estudiando qué medidas tomar contra ellos dos, y que Ana Romero seguía
en plantilla pese a las desavenencias surgidas con la dirección en la
cobertura de la abdicación.
"Este periódico si por algo se ha caracterizado en sus 25 años de
historia es por el respeto a la libertad de expresión de los
periodistas", dijo el portavoz.
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