Andalucía, Susana Díaz para ser rigurosos, ha vuelto a
imponerse. Sus votantes han sido decisivos para darle a Pedro Sánchez la
secretaría general de un pesoe desnortado desde que Rodríguez Zapatero
tiró la toalla y dejó en manos de Alfredo Pérez Rubalcaba el partido.
Un
Rubalcaba que nada pudo hacer para frenar la sangría de votos que llevó
al pepé a ganar por mayoría absoluta. Y un pepé que, casi como
Zapatero, está perdiendo apoyos a mansalva ante el desengaño de los que
le votaron masivamente esperando unos cambios anunciados, profundos
cambios, que no se han llevado a cabo.
Y claro, los de la derecha se
consolaban porque los socialistas cada vez tenían menos fuerza. Y
llegaron las europeas y todos perdieron. Y se encendieron las alarmas y
fue cuando Rubalcaba también tiró la toalla.
Con
un pesecé en Cataluña en franca descomposición, y con apenas fuerzas en
otras autonomías, ha tenido que ser Andalucía quien ha movido el timón
lo suficiente para que el candidato Madina no ganara.
Y por supuesto,
Pedro Sánchez siempre tendrá la deuda con unos andaluces que llevan
treinta años en el poder en una de las regiones con más paro de Europa y
sin que los continuos escándalos que cada día nos tienen acostumbrados
sonrojen a sus gobernantes.
A partir de ahora se
inicia toda una operación, desde Andalucía, claro, para tratar de
recuperar el terreno perdido y que se lo están llevando nuevos partidos
de la izquierda, algunos sin mancha porque aún no han gobernado, y que
piden una total regeneración del sistema. Una regeneración que ni pepé
ni pesoe pueden garantizar porque están inmersos en la corrupción y no
saben como salir del pozo.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial
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