Pues si. Por si no lo tienen claro, dentro de ocho meses
tenemos municipales y algunas autonómicas. Y visto el panorama, parece
que es imparable el terremoto político donde nada será igual. Vamos, que
después de mayo se acabó el bipartidismo que con tanta comodidad ha
alternado el estado de corrupción desde que los socialistas de Felipe
González ganaron el 28-O de un mil novecientos ochenta y dos. Un año y
varios meses después de que el coronel de la Guardia Civil, Antonio
Tejero, entrara en el Congreso y diera un susto de muerte a media España
que creyó, en ese momento, que el nacimiento de la democracia se iba a
pique.
Pero a partir
de esa fecha, del 28-O, se institucionalizó un régimen corrupto, de
comisiones, de reparto de cargos no por la excelencia sino por la
endogamia que ha llegado hasta aquí. Con millones de parados, sin
horizonte, mientras la clase política, la casta, vive como Dios sin dar
palo al agua. Y los jóvenes revolucionarios de Podemos han sabido
aglutinar a los millones de ciudadanos asqueados de un bipartidismo
cómplice. Por eso, en este periodo electoral que ya ha comenzado,
veremos a Rajoy tratando de salvar la nave del pepé después de haber
gozado de una mayoría absoluta que le permitía regenerar el sistema.
Pero
nos encontramos con un personaje que estaba cómodo como jefe de la
oposición, sin responsabilidades molestas, y que tras el fracasado de
Zapatero se encontró con que España le entregó el poder, absoluto, y lo
ha desperdiciado quizá porque no es amigo de grandes decisiones, sino de
dejar hacer y que se resuelvan por sí los problemas. Y han pasado los
años y como no ha movido un dedo, ni uno, para darle un vuelto al
sistema corrupto y regenerar la democracia, pues nos encontramos con un
Partido Popular que tiene sus meses contados de poder, en Madrid, en muchos
ayuntamientos y en muchas autonomías.
Y
si hablamos de la izquierda que representa Pedro Sánchez, con ese aura
de buenismo que emanaba de Zapatero, y con un partido que no controla en
Cataluña y le votan a favor de la consulta separatista, pues la tenemos
clara. Hasta el viejo zorro de Felipe González, mil millonario tras su
paso por la política, ya ha anunciado que el descalabro de su partido
será mayúsculo, y si conservan cuarenta escaños, se dará por satisfecho.
En
las elecciones de mayo la masa, los millones, votarán con las vísceras a
gentes como Podemos, sin importarles que sean revolucionarios, sin
conocer su programa electoral. En realidad votarán para que los de la casta, el bipartidismo, se vaya al carajo de una vez por todas. Votarán
en la esperanza de que alguien acabe con esa corrupción que ha
gangrenado el sistema político. Votarán con el corazón para decir basta
ya. Basta de abusos, de robar, de corromperlo todo.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
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