Sí, es un neologismo. Podía
llamarlos "Diálogos de ultratumba", pero sería más rebuscado. Zombílogos
está bien; es breve, contundente y refleja la realidad: monólogos de
zombis.
En
este caso, dos; dos de las mujeres de que hablaba Palinuro,
dándolas por políticamente difuntas, retornan al mundo de los vivos con
argumentos y razones tan extravagantes que más parecen del de los
muertos. Son los zombílogos de Aguirre y Cospedal, que luchan
denodadamente por mantenerse a flote en esta riada devastadora de la
corrupción.
El zombílogo de Aguirre toma la forma de un artículo en ABC, en el que afirma que no basta con pedir perdón.
Muestra de nuevo la Dama de Honor del Imperio Británico su temple
thatcherista enfrentándose directamente a su jefe de filas quien, unos
días atrás, hizo en el Senado una de esas comparecencias tan suyas sin
preguntas, sin debates, protocolarias como los misterios
medievales. Para ¿qué? Para pedir perdón. Justamente lo que,
según Aguirre, no basta. ¡Dioses del Olimpo, cómo están las cosas en el
PP! Quiere ser candidata a la alcaldía de Madrid y empieza pisando un
callo al esquinado Rajoy, el hombre de las venganzas en diferido.
El aguijón de Aguirre primero se lo había clavado ella misma y por eso es zombi, al salir hace unos días pidiendo perdón por haber confiado en el infausto Granados.
Y eso que presume de ser cazatalentos. Ahí mismo se dio cuenta de que
no basta con pedir perdón y decidió participarselo solidariamente a su
presidente, más que nada por hacerle un favor y señalarle de nuevo la
puerta de salida.
Si
no basta con pedir perdón, ¿qué más deberá hacer? ¿Dimitir de
presidenta del PP de Madrid? Eso ni se menciona, al menos mientras su
rival no dimita a su vez. Lo que debe hacerse es presentar un catálogo
de propuestas concretas para acabar con la corrupción que,
desgraciadamente, se da. Un programa anticorrupción, vamos, avalado por
la garantía moral de Aguirre, presidenta del gobierno autonómico más
corrupto de España.
La justificación que encuentra para su pretensión es un razonamiento que solo puede proceder del otro mundo, en donde habita ya: no es que ella sea la responsable y beneficiaria directa (si no de un modo, de otro) de la corrupción, sino que ha sido su testigo privilegiado; no la emperatriz del Madrid escandaloso, sino el Gayo Suetonio que lo cuenta; no el santuario de la corrupción, sino su némesis, pues todavía sostiene que fue ella quien destapó la Gürtel.
La justificación que encuentra para su pretensión es un razonamiento que solo puede proceder del otro mundo, en donde habita ya: no es que ella sea la responsable y beneficiaria directa (si no de un modo, de otro) de la corrupción, sino que ha sido su testigo privilegiado; no la emperatriz del Madrid escandaloso, sino el Gayo Suetonio que lo cuenta; no el santuario de la corrupción, sino su némesis, pues todavía sostiene que fue ella quien destapó la Gürtel.
El
zombílogo de Cospedal ha sido, como siempre, leal a ese jefe que la
utiliza como escudo en el partido, al igual que hace con Santamaría en
el gobierno. El caso es no dar la cara. Ya la da por él la otra muerta
viviente con un discurso tan atorrante que, a fuerza de marear la
perdiz, acaba con el infortunado animal, o así informó el Gran Wyoming
en su noticiario El intermedio, el único veraz a juicio de Palinuro.
Ese
discurso se resume en una afirmación huera, con ecos sepulcrales: el PP
ha hecho cuanto tenía que hacer en contra de la corrupción. La mujer
reproduce fielmente el proceder de su jefe, ese gran zombi que habita
solitario el mausoleo de La Moncloa, cuando declara que sobre
la corrupción ya ha dicho todo cuanto tenía que decir, siendo así que no
ha comenzado a hablar. De igual modo, el PP ha hecho cuanto tenía que
hacer contra la corrupción, cuando no se ha iniciado, sino que sigue. Se
excusa Cospedal en que el PP no puede meter a la gente en la cárcel;
por fortuna, dicho sea de paso, pero oculta que, en cambio, sí la saca; a
la suya, claro, a Matas, a Fabra, a los delincuentes indultados. Y eso
es corrupción. Corrupción en diferido.
Cospedal
es además una zombi doble. Comparte destino con los otros zombis del
PP, quienes parecen haber cobrado sobresueldos en B, Rajoy o Santamaría,
cosa a la que se niegan a dar la importancia y el valor negativo que
tiene. Y también lo hace con una turbamulta de alcaldes, consejeros,
diputados, militantes del PP de su comunidad con los que comparte una
gestión de tres años repleta de peripecias entre chuscas y siniestras,
varias de las cuales van camino de los tribunales. El asunto de la
mordida de los 200.000 euros, hoy bajo investigación judicial, es
suficiente para devolverla al reino de las tinieblas y el silencio.
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED
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