Tomo
prestado el título de la primera novela de Boris Vian, autor predilecto
de Palinuro, porque es el que mejor refleja el estado de ánimo que le
invade y anuncia su firme propósito pues él también irá a escupir sobre
las tumbas de estos dos impresentables, el presidente sobresueldos y el
ministro mordaza que estaban ayer en París a defender lo que aquí
reprimen, prohíben, castigan y pisotean: la libertad de expresión.
A Vian estuvo a punto de costarle cara la novela que, pretendiendo imitar el exitazo del gran Henry Miller en su Trópico de Cáncer,
había escrito con el pseudónimo de Vernon Sullivan, pues ya se
maliciaba él lo que iba a pasar. Como sucedió con Miller, los
Sobresueldos y Mordazas, los Rajoys y Fernández Díaz de la época lo
llevaron a los tribunales por escándalo, atentado a la moralidad
pública, en fin las habituales memeces que estos hipócritas esgrimen
siempre cuando quieren impedir que la gente hable, escriba, piense. No
sucedió nada porque Francia es Francia, pero Vian estuvo a punto de
pasar dos años en la cárcel.
La
pareja de meapilas represores tiene en trámite una ley para perseguir a
todo el que diga algo en España y tundir a palos a quien se atreva a
informar sobre el asunto, cosa que sé porque la ley prohíbe que se
fotografíe a los policías cuando reprimen las manifestaciones.
Contéstese a una pregunta muy sencilla: ¿por qué no quieren que se
fotografíe la actividad de la policía? Respondo: para darle carta blanca
en la comisión de todo tipo de delitos y tropelías y garantizarle la
impunidad. Es decir, para sembrar el terror de Estado. ¿Puede haber
algún otro motivo?
Esta
es la pareja de siniestros personajes que ayer se manifestaba en París
mientras en España se anuncia el empapelamiento de Facu Díaz, bajo
acusaciones similares. Ya sé que al humorista de La Tuerka no lo acusan
los dos pájaros, el Sobresueldos y el Mordaza, sino alguno de esos guardianes integérrimos del público decoro, de esos con nombres tipo hocicos limpios, hazte insoportable,
etc. Ya sé que, para empurarlo, se invocan los sacrosantos derechos de
las víctimas, todas muy respetables, desde luego, pero que no pueden
arrogarse competencia para negar la libertad de expresión ajena. Pero
todo eso es posible porque este gobierno corrupto y neofranquista trata
de imponer a la sociedad española una involución de medio siglo, un
retorno al nacionalcatolicismo más retrógrado.
Ya
sé también que en la manifa de ayer no solo estaba esta pareja de
hipócritas sino que la primera fila reverberaba de auténticos granujas,
terroristas por derecho propio, como Netanyahu y gentes que, de haber
podido, hubieran cerrado Charlie Hebdo y encarcelado a los
autores. Pero que cada palo aguante su vela. Palinuro se ocupa de estos
sectarios meapilas que tratan de homologarse con la Europa democrática
fingiendo ser lo que no son y ni siquiera huelen cómo ser.
Sí, caballeros, iré a escupir en vuestras tumbas, que son sepulcros blanqueados.
(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED
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