“¿Quieren los españoles que presentemos para los combates
municipales, autonómicos y generales de este 2015 a políticos jóvenes?”,
le preguntó Mariano Rajoy al sociólogo Pedro Arriola, su Oráculo de
Delfos.
“Los dioses me indican que tus enemigos de la izquierda, el pequeño
Pablo Manuel Iglesias y Pedro Sánchez no te derrotarán, pero cuídate del
catalán Albert Rivera, el de Cuidadanos, C's, que se agiganta en toda
España robando votos a izquierda y derecha”, auguró Arriola.
“¿UPyD no cuenta ya?”, y el Oráculo, que salió de Delfos para
profetizar este fin de semana en Toledo ante la dirección nacional del
PP, le dijo: “UPyD está en ligera cuesta abajo; quien cae rápido es
Izquierda Unida”.
“Necesitamos caras nuevas que compitan con el pequeño Pablo, contra
Pedro Sánchez, que está muy despistado, y sobre todo contra Rivera, el
mejor articulado de ellos”.
El pequeño Pablo, la sorpresa política de 2014, encontró campo
fértil: muchos españoles creen estar peor que nunca, y es porque
gastaron durante muchos años como nuevos ricos y ahora deben pagar sus
deudas, y él ha sabido crear odio y deseos de venganza contra los
políticos veteranos, sobre todo porque un buen número de ellos los
estafó.
Por eso el PP busca gente limpia, sabiendo que el pequeño Pablo y los
suyos son frágiles: vienen con corruptelas de contratos, becas y
endogamias del género de buitre universitario.
Limpio está Albert Rivera y a él hay que oponerle jóvenes populares también sin tacha, al menos mientras no se descubra alguna.
Y parece que tienen a dos recién nombrados portavoces para combatir en tertulias y mítines.
Atentos a estos nombres de magníficos polemistas: el palentino Pablo
Casado y el catalán José Luis Ayllón, que debatirán en nombre del PP y
del Gobierno.
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