Uno de los más famosos adagios del
maestro de la guerra, Sun Tzu, es el referido a la necesidad de conocer
al enemigo y a nosotros mismos. Si nos conocemos a nosotros mas no al
enemigo, o conocemos al enemigo mas no a nosotros, o conocemos a los dos
o a ninguno de los dos, los resultados serán muy distintos. Sin duda,
pero, para conocer al enemigo, primero hay que saber quién es y en donde
está.
Como
la política tiene bastante de guerra, es recomendable aplicar los
apotegmas de Sun Tzu, aunque aquí, por las buenas formas, se habla más
de "adversarios". Adversarios o enemigos, lo esencial es identificarlos,
saber en dónde están.
Anguita
cree que el enemigo es el PSOE. Muchos se indignan. En realidad no hay
sino reconocer que el Califa es de piñón fijo. Del PP y de Ciudadanos ni
habla. Y quiere tender la mano a Podemos, aunque sin mencionarlos.
Cuando son sus verdaderos enemigos. Quizá no subjetivamente porque
vienen diciendo lo mismo, pero sí objetivamente desde el momento en que
Podemos ha absorbido prácticamente el voto de IU y la ha dejado de
subalterna. Mírese al señor Valiente, candidato a alcalde por IU que
pudo ser, y a quien ahora Podemos exige prescindir de su militancia si
quiere converger con su proyecto.
Podemos,
que no habla de IU para no crear más drama en la familia ni aparecer
más involucrado en los cainismos de la "izquierda transformadora",
identifica un enemigo mediático, el PP, a cuyo presidente reta Pablo
Iglesias a un debate en TV. Contra el que se pertrecha, sin embargo, es
el PSOE. Al identificarlo con el régimen del 78, el bipartidismo, la
casta, la corrupción y otras lacras, cree hacerle más daño que al PP
porque llamar corrupto al PP hoy es redundante, pero decirlo del PSOE,
hace mella en un caladero de votos próximo. Sin embargo, su peor enemigo
es sobrevenido, uno inesperado y frente al que no tiene discurso,
Ciudadanos. Al parecer, la ventana de oportunidad de Podemos era
un balcón. Y los nuevos tienen un tirón electoral que los otros han
perdido precisamente porque ahora han dejado de ser eso, nuevos, y la gente tiene más en donde elegir, lo cual es bueno. ¿O no?
Para
Ciudadanos, los enemigos son a la par PP y PSOE porque configuran esa
especie de fresco ya no tan fresco de la Restauración, en el que
conviene ir haciendo modificaciones tanto en un lado como en el otro,
con pericia, sin ideología, con innovación y responsabilidad. Se
presenta así como alternativa a los dos grandes (aunque, de serlo lo es
sobre todo del PP) sin necesidad de comprometerse en nada y, de paso, se
pone a su nivel. Hábil jugada. Aunque los dos lo atacan, el que más le
teme es el que no lo ataca, su verdadero enemigo, Podemos, cuya táctica
con Ciudadanos es ignorarlos y ningunearlos. Una táctica errónea en
cualquier caso porque, si, en efecto, son unos don nadies, superarlos no
tendrá mérito y si no lo son, solo con evidenciarse habrán triunfado.
En
el PP, el enemigo retórico, oficial y hasta obligado es el PP por
tratarse de los dos partidos dinásticos con importantes coincidencias y
no menos importantes discrepancias. Es una oposición institucional que
el PSOE edulcora cuando puede con pactos de Estado y otras
extravagancias. Su enemigo ideológico, el que le riñe la hegemonía en la
izquierda a base de empujarlo a la derecha, es Podemos. Su problema es
conservar su electorado más izquierdista ahora que el panorama se
radicaliza sin perder el del centro izquierda. No es fácil pero, dada la
ambigüedad y confusión doctrinal de Podemos, tampoco difícil. Basta con
ser claro y creíble; aunque no se sea muy radical.En realidad, el peor
enemigo del PSOE es él mismo. Los tres puntos calientes del momento,
Cataluña, Madrid y Andalucía, por distintas razones, no invitan al
optimismo. Y los tres apuntan a una carencia mayor, que presenta mala
cara: el PSOE no tiene un proyecto para España. Cierto, los otros,
tampoco, pero eso no reduce un ápice la gravedad de esa ausencia.
De
UPyD es poco lo que cabe decirse. No tiene enemigos porque ninguno la
considera una amenaza. El amor de Díez a la nación y el Estado, como el
de Cordelia a su padre el Rey Lear engañado por sus otras dos hijas,
Regan/PP y Goneril/PSOE, no la salva de un triste fin.
Saber
quién es el enemigo, en dónde está, no equivocarse, es el primer paso
para conocerlo. Pero no cabe olvidar que, como también decía el maestro
Sun Tzu, para conocer a tu enemigo tienes que ser tu enemigo. Y eso es bastante difícil. Sobre todo para quienes son incapaces no ya de entender al otro sino incluso de escucharlo.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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