WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció hoy medidas para facilitar la refinanciación hipotecaria a familias en problemas y contrapuso acciones del gobierno como éstas a la inacción creciente del Congreso.
"Lo que no entiende la gente es por qué algunos en Washington no parecen compartir el mismo sentido de urgencia que ellos sienten en sus propias vidas", explicó Obama en un acto en Nevada, oeste de Estados Unidos.
"Estoy aquí para afirmar que no podemos esperar a que un Congreso crecientemente inoperante haga su trabajo", subrayó el presidente estadounidense.
Obama presentó una reforma del Programa de Refinanciación Asequible de Casas (HARP) que incluye alargar los plazos para la refinanciación de las hipotecas, ampliar las condiciones de acceso y eliminar algunos costes financieros de los préstamos concedidos por los gigantes nacionalizados Fannie Mae and Freddie Mae.
Por ello, el presidente estadounidense seleccionó precisamente Las Vegas, en Nevada, una de las ciudades más golpeadas por la crisis inmobiliaria y donde el precio de las casas se ha derrumbado un 50% por ciento desde 2008.
Muchas de las condiciones para acceder a una refinanciación de la hipoteca exigen que la pérdida de valor de la vivienda no supere el 25%, por lo que muchos hogares no han podido acceder a las nuevas tasas de interés más bajas impulsadas por el gobierno federal.
Con esta reforma, la Casa Blanca espera que se sumen a los programas hipotecarios respaldados por el gobierno federal un millón de familias.
"La verdad es que solo podemos hacer frente a nuestros retos con una decidida acción del Congreso, (...) pero ya dije al presentar mi plan de empleo que pensaba hacer todo lo que estaba en mi mano para actuar con o sin el Congreso", agregó.
Obama se enfrenta a un Congreso dividido desde las elecciones legislativas de noviembre de 2010, en el que la Cámara de Representantes está controlada por una mayoría republicana que ha bloqueado sus propuestas enviadas a lo largo de 2011.
El plan de empleo presentado por Obama en sesión conjunta del Congreso, valorado en 447.000 millones de dólares, incluye un aumento del gasto público y recortes de impuestos con el objetivo de estimular la frágil economía de EEUU y reducir la tasa de desempleo actual del 9,1%.
No obstante, Obama volvió a darse de bruces con el rechazo, la pasada semana, por parte de los republicanos de uno de los componentes del plan, consistente en una partida de 35.000 millones de dólares para que los estados federados puedan contratar a maestros, policías y bomberos.
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