PEKÍN.- El disidente más famoso de China, el artista Ai Weiwei, dijo que la
dramática huída del activista ciego Chen Guanhcheng de su confinamiento
inspirará a otros chinos a continuar por el camino hacia la democracia y
a no vivir con miedo.
La fuga de Chen el mes pasado después de 19 meses de detención
ilegal en su casa para refugiarse temporalmente en la embajada
estadounidense de Pekín avergonzó al Partido Comunista gobernante y puso
de manifiesto la falta de regulación en China.
"Gracias a sus esfuerzos, su fuerte espíritu y su agudeza ha
hecho que otros chinos no tengan excusa para seguir viviendo en el miedo
porque sus situaciones no serán nunca peores que esa", dijo Ai en sus comentarios más amplios sobre el caso desde que Chen se
escapó.
"Las cosas más injustas que pueden pasar en una sociedad cayeron
sobre un hombre ciego", agregó. "Esto es algo que nadie puede aceptar o
justificar con cualquier excusa. Todo el mundo debería preguntar:
'¿Tenemos que existir realmente en una sociedad como esta?'".
El barbudo y corpulento activista, de 55 años y vestido con una
amplia túnica blanca de algodón, habló desde su casa al oeste de Pekín,
donde 15 cámaras de seguridad vigilan continuamente su actividad fuera
de la vivienda.
Ai, que denuncia al Gobierno por violación de la ley al imponerle
una multa por evasión fiscal de 15 millones de yuanes (alrededor de 1,5
millones de euros) por la compañía que comercializa su obra, fue
detenido sin cargos en abril de 2011 y permaneció en régimen de
aislamiento hasta su libertad condicional el pasado junio.
Desde entonces ha ignorado los esfuerzos por silenciarlo y, en su
lugar, se ha convertido en punto de encuentro para disidentes y
activistas chinos.
Ai no conoce personalmente a Chen y dijo que estaba "muy
sorprendido" cuando el sábado recibió una llamada suya desde Nueva York.
"Me gustas mucho", dijo Chen a Ai, a lo que éste respondió: "Tu me gustas desde hace mucho también".
Ai dijo también a Chen que espera que pueda "vivir en paz,
estudiara mucho y que su familia pueda recuperarse psicológicamente".
Chen contó al artista que estaba "acostumbrándose aún" a la vida en
Nueva York, a donde llegó hace cerca de dos semanas después de que China
le dejase abandonar Pekín para suavizar una disputa diplomática con
Estados Unidos.
"Gracias a sus propios esfuerzos puede disfrutar de los derechos
más básicos como vivir en paz con sus hijos, viajar, estudiar y llevar
una vida normal", dijo Ai. "Pero eso no le fue concedido en su propio
país. Creo que es una historia muy irónica".
Chen está empezando sus estudios en la escuela de Derecho de la
Universidad de Nueva York en virtud del acuerdo alcanzado entre Estados
Unidos y China.
Pocos en China han oído hablar de Chen por el estricto control de
los medios e Internet, que según Ai don "métodos exactamente iguales a
los que se usaron durante la Revolución Cultural hace 40 años".
El artista añadió que la fuga de Chen ilustra que el programa de
"mantenimiento de la estabilidad" de las autoridades, que intenta
asegurar el continuismo del régimen de partido único, está condenado al
fracaso.
"Esta forma simple de represión, usar un método de no dejar
hablar a nadie, nunca tendrá éxito", dijo Ai, que tiene que informar
diariamente de sus movimientos a la seguridad estatal.
"Cuanto más quieran mantenerlo, en más inestable se convierte",
dijo Ai, añadiendo que el mundo se estaba moviendo hacia un aumento de
la libertad y la democracia.
Preguntado por cuándo creía que China alcanzaría la democracia, sonrió y dijo: "Predije que ayer, pero me equivoqué".
Ai, que vivió en Nueva York durante 12 años para estudiar arte
respondió con un largo silencio a la pregunta de si se ve a sí mismo
viviendo en el exilio.
"Nunca dejaré China a menos que me vea obligado", dijo. "Porque
China es mía. No tengo que dejar algo que me pertenece en manos de gente
en la que no confío".
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