CIUDAD DEL VATICANO.- La renuncia de Benedicto XVI al papado ha credo una situación inédita en la Iglesia Católica,
que contará con un papa -el que surja del cónclave de marzo- y un
expapa, Joseph Ratzinger, del que no se sabe que título tendrá, aunque
si mantendrá el nombre y seguirá siendo obispo, en su caso emérito, de
Roma.
En estos días, las preguntas sobre en qué situación queda Benedicto
XVI y si mantiene sus prerrogativas papales se han multiplicado y
canonistas vaticanos buscan la fórmula sobre que título le corresponde.
Lo que está claro, según el Vaticano, es que no volverá a ser cardenal Ratzinger, ya que el cardenalato es una dignidad, concedida por un papa, y Benedicto XVI dejó de serlo en el momento en que fue elegido Pontífice el 19 de abril de 2005.
Por el contrario, seguirá siendo obispo, ya que el prelado es un hombre que ha recibido el sacramento del Orden Sacerdotal y es para siempre.
El Pontífice es tradicionalmente el Obispo de Roma, por lo que
Benedicto XVI pasará a ser prelado emérito (jubilado) de la Ciudad
Eterna.
Otra cosa es qué título le corresponderá y de momento no hay respuesta, aunque si mantendrá el nombre de Benedicto XVI, ya que siempre será el papa de ese nombre.
El papa lleva el llamado “Anillo del Pescador”, que simbolizan el
poder pontificio, y que será destruido tras el 28 de febrero, día en que
su renuncia será oficial.
El Anillo del Pescador se destruye cuando muere el Pontífice. Aunque en esta ocasión es diferente, ya que el papa sigue vivo, y en el Vaticano hay algunas dudas.
El portavoz, Federico Lombardi, se mostró convencido de que será
machacado, ya que los objetos relacionados directamente con el
ministerio petrino “tienen que ser destruidos”.
La normativa vaticana contempla que tras la muerte de un papa, el
cardenal camarlengo -que gestiona la Iglesia durante el interregno entre
un Pontífice y el sucesor- verifique la muerte y le retire del dedo el
anillo, señal de que el reinado ha concluido.
El anillo es inmediatamente machacado para evitar cualquier eventual falsificación de documentos pontificios.
Respecto a si seguirá vistiendo de blanco, ese color es tradicionalmente el de los papas, por lo que, según expertos vaticanos, Benedicto XVI volverá a vestir la sotana o el clergyman.
Sobre las prerrogativas papales, en el momento que deje de serlo, las
perderá. Entre las que llama más la atención es la de infalibilidad,
dogma aprobado durante el Concilio Vaticano I, en 1870, bajo el
pontificado de Pío IX.
A Benedicto XVI no le preocupará mucho, ya que en su libro entrevista
“Luz del Mundo”, del escritor Peter Seewald, considera una
“equivocación” afirmar que el pontífice es infalible, “ya que un papa
también se equivoca”.
Preguntado si “verdaderamente el papa es infalible, un soberano
absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley”, Benedicto XVI respondió
de manera categórica: “eso es una equivocación”.
Sostuvo que el papa se comporta “como cualquier otro obispo” y sólo
en determinadas condiciones “cuando la tradición es clara y se sabe que
no se actúa arbitrariamente, entonces puede decir que esa cuestión
determinada es fe de la Iglesia”.
“Obviamente, el papa puede equivocarse, ser papa no significa considerarse un soberano colmo de gloria, sino uno que da testimonio de Cristo crucificado”.
La infalibilidad del Papa, aprobada por el Concilio Vaticano I, es
uno de los puntos que separan a las Iglesias Católica y la Ortodoxa.
La normativa vaticana también contempla que tras la muerte -o en este caso renuncia- del papa, el apartamento papal tiene que quedar libre y es sellado hasta que haya nuevo papa.
Benedicto XVI tiene previsto abandonar el Vaticano tres horas antes
(a las cinco de la tarde) de que concluya su papado y se trasladará
junto con sus dos secretarios y las cuatro seglares consagradas que le
ayudan, la llamada “familia pontificia”, a la residencia de Castel
Gandolfo, a una treintena de kilómetros al sur de Roma.
Esta residencia papal también tendría que ser sellada,
al ser demora del Pontífice, pero, según dijo hoy el portavoz Lombardi,
no se hará, ya que no guarda documentos papales que exijan poner a buen
recaudo.
Benedicto XVI permanecerá en Castel Gandolfo hasta que estén acabadas las obras de acondicionamiento del monasterio de clausura “Mater Ecclesia”, levantado en los jardines vaticanos, donde tiene previsto alojarse definitivamente.
El papa Ratzinger vivirá a poco más de un centenar de metros del Palacio Pontificio, en cuya tercera planta está el apartamento papal, que alojará a su sucesor.
Vivirán muy cerca, pero no habrá interferencias. Benedicto XVI ya ha dicho que se “ocultará del mundo” y se dedicará a rezar y escribir.
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