En las elecciones políticas de ayer no llegó la marea, sino un tsunami.
Italia se despierta ingobernable: el centroizquierda (PD / Sinistra e
Libertà) gana al fotofinish en la Cámara, pero Berlusconi tiene un
escaño más en el Senado. El gran ganador de las elecciones es el
Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo, que consigue más de ocho
millones y medio de votantes, el 25,55%, y se convierte en el primer
partido de Italia, cuando en 2008, una lista que aún no se llamaba
Movimiento 5 Estrellas, sino todavía "Grillos parlantes", recogía tan
solo 66.000 votos. Pero Berlusconi, perdiendo mucho menos consenso que
la coalición de centroizquierda, resistiendo sólidamente al tsunami,
gana también. El destino del país otra vez pasa por sus manos: anuncia
ya un acuerdo con el PD, porque "Italia no puede ser ingobernable".
Siempre se le subestima, pero su populismo mediático, método de gobierno
que perdura por culpa de una oposición incapaz de hacer una ley de
conflicto de intereses, sigue funcionando: sabe comprar votos, sabe
convencer mucho más que un frío y extraño técnico como Monti, que pese a
los altos apoyos recibidos ha obtenido un 8,3%. Más de siete millones
de italianos siguen votando a "Silvio", y es curioso que la mayoría de
ellos lo haga secretamente, como escondiendo un pecado, una obscenidad,
que esperan que el Cavaliere les reembolse bajándoles los impuestos, promesa y absolución electoral.
¿Cómo se explica este éxito de Grillo? Por dos factores: la eficiencia del "Tsunami Tour", una durísima campaña electoral por plazas de toda Italia construida con excelente técnica retórica y mediática, y por la crisis, protagonista verdadero de este boom de votos. El voto se mueve hasta última hora. Uno de cada diez votantes elige en las últimas 24 horas, y Grillo inundó la capital de Roma la víspera. Una Italia empobrecida ha abrazado la rabia del lema "Todos a casa". El tsunami no distingue colores. De hecho, se irán ya a casa los siguientes pesos pesados de los últimos veinte años: Fini, postfascista escindido del PDL de Berlusconi, actual Presidente de la Cámara; el exjuez Di Pietro, protagonista del movimiento Manos Limpias en los años 90; Diliberto, secretario del Partido de los Comunistas italianos; Paolo Ferrero, secretario de Rifondazione Comunista; Ingroia, líder de la lista Revolución Civil.
Más consideraciones acerca de este marevoto a Grillo: se pensaba que iba a quitar votos a Berlusconi, en cambio le ha quitado más votos al Partido Democrático de Bersani, que fue el blanco preferido de los mítines de Grillo. Hoy Grillo se dice sorprendido por el resultado del Cavaliere. En la campaña, Grillo dedicaba a Berlusconi lindezas como estas: "está muerto", "ha fracasado", "es un holograma", "es míster Proper, el detergente de la lavadora", "el enano"... Hoy Grillo explica el éxito del Cavaliere diciendo que unos 20 millones de italianos (los que han votado a la coalición de centroizquierda o a la de centroderecha) han podido de algún modo vadear la crisis, apañándoselas de algún modo. Bastará, por tanto, los meses de caos que esperan a Italia para que muchos de estos votantes vayan a parar al Movimiento Cinco Estrellas.
Dando por descontado que a la casta política italiana le hacía falta una buena limpieza y que este tsunami dejará una oposición sanísima en un Parlamento que estaba muerto hacía tiempo, donde se gobernaba o con gobierno técnico o por decreto ley desde 2008, no se pueden no ver sombras en este movimiento. Primera: hoy por hoy Grillo ha hecho mucho más daño a la izquierda que a la derecha. Segunda: al Movimiento Cinco Estrellas, que dice "no ser ni de izquierdas ni de derechas, sino que está adelante", lo han votado gentes que vienen o de la izquierda o de la derecha. Esos conceptos políticos, se quiera o no, siguen ahí, y seguirán siempre. El primer punto del programa del Movimiento Cinco Estrellas es la renta de ciudadanía. Ahora: ¿alguien ha podido preguntar a Grillo quién considera que tiene derecho a ciudadanía? No. Antes o después, surgirán tensiones ideológicas en el seno de un movimiento cuya real argamasa es la personalidad del cómico que la fundó. Cuánto durará la cohesión del Movimiento Cinco Estrellas es una incógnita que aún no se puede descifrar, pues todavía ha de derribar muros el tsunami. Es indudable que el Movimiento Cinco Estrellas producirá cambios enormes, sobre todo, en el Partido Democrático, ese engendro que defiende a empresarios y trabajadores, laicos y opus dei y que siempre ha tratado, como decía ayer Carlo Freccero de ganar consenso confluyendo hacia el centro, tendrá que cambiar de estrategia. O apuesta por el puro centro y se deja de izquierdas, o se va hacia la izquierda y trata de recoger los escombros de la izquierda. Lo más probable es que haga lo primero, y que lo haga a través de un nuevo líder, que será el alcalde de Florencia, Matteo Renzi, que quedó segundo en las primarias del partido. El temor es: si el PD renuncia a lo poco que tenía de socialdemocracia, y Grillo ha derrumbado el castillo de arena de los viejos restos de los partidos de izquierda, ¿qué queda? Nada. Ha sido muy significativo en este sentido el voto que aconsejaba Sinistra Critica: que cada votante eligiera autónomamente porque ahora no cabía una decisión colectiva, y que se remitían a hoy, a después de las elecciones, para comenzar a construir una alternativa. Todo por hacer. Partiendo de cero.
Los faros que alumbraban la política italiana están apagados: ni el Vaticano ni los Estados Unidos pueden señalar el rumbo. Esta Italia no navega: es una onda anómala. Aquí comenzó en el año 2008 una rabia en los estudiantes que se fue erizando, alzando, compactando y hoy reunida en ese voto que Beppe Grillo ha sabido canalizar, estalla contra los altos muros de la política, hoy de arenisca. Dentro de poco habrá que nombrar un nuevo Presidente de la Cámara, y luego nada menos que un Presidente de la República. El tsunami hará que no se pueda hacer el clásico chanchullo que antes podían hacer entre Berlusconi y D'Alema. Tendrán que contar con los seguidores de Grillo. Le preguntaron anoche a Grillo si creía que Partido Democratico y Berlusconi formarían un gobierno de unidad. Respondió que, sí, que probablemente lo harían, pero que habría que volver a votar. Este, dice Grillo, ha sido el "ensayo general" de lo que llegará en las siguientes elecciones. Dicen que después de verano. Entre tanto, la crisis agravará aún más la situación de Italia. Inquietante panorama. 9:26 a.m. El índice MIB de la bolsa italiana pierde -4,38% y arrastra al resto de bolsas europeas. Sube la prima de riesgo italiana a 340, y Berlusconi chulea: "[La prima de riesgo] es un invento de hace dos años". Los mercados reaccionan al tsunami con una tempestad ya anunciada que tal vez lo fortalecerá y extenderá.
Europa vuelve a tensarse. Por un lado, Alemania afirmando que no hay alternativa a las reformas estructurales; del otro, el pueblo italiano rechazando esas reformas. Italia hoy enseña que pierde la austeridad de la Troika, y que si el bipartidismo institucional no da respuesta inmediata a la crisis, surgen inmediatamente otras respuestas populistas. Por eso, o la izquierda responde ya al pueblo en crisis, o, como en Italia, el pueblo en crisis se la lleva por delante.
¿Cómo se explica este éxito de Grillo? Por dos factores: la eficiencia del "Tsunami Tour", una durísima campaña electoral por plazas de toda Italia construida con excelente técnica retórica y mediática, y por la crisis, protagonista verdadero de este boom de votos. El voto se mueve hasta última hora. Uno de cada diez votantes elige en las últimas 24 horas, y Grillo inundó la capital de Roma la víspera. Una Italia empobrecida ha abrazado la rabia del lema "Todos a casa". El tsunami no distingue colores. De hecho, se irán ya a casa los siguientes pesos pesados de los últimos veinte años: Fini, postfascista escindido del PDL de Berlusconi, actual Presidente de la Cámara; el exjuez Di Pietro, protagonista del movimiento Manos Limpias en los años 90; Diliberto, secretario del Partido de los Comunistas italianos; Paolo Ferrero, secretario de Rifondazione Comunista; Ingroia, líder de la lista Revolución Civil.
Más consideraciones acerca de este marevoto a Grillo: se pensaba que iba a quitar votos a Berlusconi, en cambio le ha quitado más votos al Partido Democrático de Bersani, que fue el blanco preferido de los mítines de Grillo. Hoy Grillo se dice sorprendido por el resultado del Cavaliere. En la campaña, Grillo dedicaba a Berlusconi lindezas como estas: "está muerto", "ha fracasado", "es un holograma", "es míster Proper, el detergente de la lavadora", "el enano"... Hoy Grillo explica el éxito del Cavaliere diciendo que unos 20 millones de italianos (los que han votado a la coalición de centroizquierda o a la de centroderecha) han podido de algún modo vadear la crisis, apañándoselas de algún modo. Bastará, por tanto, los meses de caos que esperan a Italia para que muchos de estos votantes vayan a parar al Movimiento Cinco Estrellas.
Dando por descontado que a la casta política italiana le hacía falta una buena limpieza y que este tsunami dejará una oposición sanísima en un Parlamento que estaba muerto hacía tiempo, donde se gobernaba o con gobierno técnico o por decreto ley desde 2008, no se pueden no ver sombras en este movimiento. Primera: hoy por hoy Grillo ha hecho mucho más daño a la izquierda que a la derecha. Segunda: al Movimiento Cinco Estrellas, que dice "no ser ni de izquierdas ni de derechas, sino que está adelante", lo han votado gentes que vienen o de la izquierda o de la derecha. Esos conceptos políticos, se quiera o no, siguen ahí, y seguirán siempre. El primer punto del programa del Movimiento Cinco Estrellas es la renta de ciudadanía. Ahora: ¿alguien ha podido preguntar a Grillo quién considera que tiene derecho a ciudadanía? No. Antes o después, surgirán tensiones ideológicas en el seno de un movimiento cuya real argamasa es la personalidad del cómico que la fundó. Cuánto durará la cohesión del Movimiento Cinco Estrellas es una incógnita que aún no se puede descifrar, pues todavía ha de derribar muros el tsunami. Es indudable que el Movimiento Cinco Estrellas producirá cambios enormes, sobre todo, en el Partido Democrático, ese engendro que defiende a empresarios y trabajadores, laicos y opus dei y que siempre ha tratado, como decía ayer Carlo Freccero de ganar consenso confluyendo hacia el centro, tendrá que cambiar de estrategia. O apuesta por el puro centro y se deja de izquierdas, o se va hacia la izquierda y trata de recoger los escombros de la izquierda. Lo más probable es que haga lo primero, y que lo haga a través de un nuevo líder, que será el alcalde de Florencia, Matteo Renzi, que quedó segundo en las primarias del partido. El temor es: si el PD renuncia a lo poco que tenía de socialdemocracia, y Grillo ha derrumbado el castillo de arena de los viejos restos de los partidos de izquierda, ¿qué queda? Nada. Ha sido muy significativo en este sentido el voto que aconsejaba Sinistra Critica: que cada votante eligiera autónomamente porque ahora no cabía una decisión colectiva, y que se remitían a hoy, a después de las elecciones, para comenzar a construir una alternativa. Todo por hacer. Partiendo de cero.
Los faros que alumbraban la política italiana están apagados: ni el Vaticano ni los Estados Unidos pueden señalar el rumbo. Esta Italia no navega: es una onda anómala. Aquí comenzó en el año 2008 una rabia en los estudiantes que se fue erizando, alzando, compactando y hoy reunida en ese voto que Beppe Grillo ha sabido canalizar, estalla contra los altos muros de la política, hoy de arenisca. Dentro de poco habrá que nombrar un nuevo Presidente de la Cámara, y luego nada menos que un Presidente de la República. El tsunami hará que no se pueda hacer el clásico chanchullo que antes podían hacer entre Berlusconi y D'Alema. Tendrán que contar con los seguidores de Grillo. Le preguntaron anoche a Grillo si creía que Partido Democratico y Berlusconi formarían un gobierno de unidad. Respondió que, sí, que probablemente lo harían, pero que habría que volver a votar. Este, dice Grillo, ha sido el "ensayo general" de lo que llegará en las siguientes elecciones. Dicen que después de verano. Entre tanto, la crisis agravará aún más la situación de Italia. Inquietante panorama. 9:26 a.m. El índice MIB de la bolsa italiana pierde -4,38% y arrastra al resto de bolsas europeas. Sube la prima de riesgo italiana a 340, y Berlusconi chulea: "[La prima de riesgo] es un invento de hace dos años". Los mercados reaccionan al tsunami con una tempestad ya anunciada que tal vez lo fortalecerá y extenderá.
Europa vuelve a tensarse. Por un lado, Alemania afirmando que no hay alternativa a las reformas estructurales; del otro, el pueblo italiano rechazando esas reformas. Italia hoy enseña que pierde la austeridad de la Troika, y que si el bipartidismo institucional no da respuesta inmediata a la crisis, surgen inmediatamente otras respuestas populistas. Por eso, o la izquierda responde ya al pueblo en crisis, o, como en Italia, el pueblo en crisis se la lleva por delante.
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