CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco dijo el miércoles que los clérigos
"ambiciosos" o "arribistas" causan un grave daño a la Iglesia católica,
en sus últimas declaraciones dirigidas a infundir un ambiente de
frugalidad y servicio en el Vaticano y más allá.
El ex cardenal de Buenos Aires Jorge Bergoglio, de 76
años, hizo las declaraciones en una reunión con superiores de órdenes de
monjas de todo el mundo.
"Los hombres y mujeres de la Iglesia que son
ambiciosos, arribistas que usan a la gente, la Iglesia, hermanos y
hermanas - aquellos a quienes deberían servir - como un trampolín para
sus propias ambiciones e intereses personales causan un grave daño a la
Iglesia", afirmó.
"Aprendamos la pobreza de los humildes, los pobres, los
enfermos", añadió, instando al clero a trabajar con aquellos al margen
de la sociedad y evitar los "ídolos del materialismo" que empañan el
verdadero sentido de la vida.
"No estamos interesados en la pobreza teórica", dijo el Papa, apartándose de su texto preparado.
Desde que fue electo el 13 de marzo, Francisco ha
dejado claro a través de sus palabras y ejemplo de que quiere que el
clero lleve una vida más simple, sirva a los pobres y evite las
tentaciones del poder.
Francisco ha decidido no residir en los espaciosos y
lujosos apartamentos papales en el Palacio Apostólico del Vaticano
utilizados por sus predecesores, y ha optado por una pequeña habitación
en una casa de huéspedes donde comparte comidas con otros residentes.
En su discurso, pareció estar enviando un mensaje no
sólo a sacerdotes, monjas y obispos en todo el mundo que sirven a la
Iglesia, con 1.200 millones de fieles, sino también a burócratas en el
mismo Vaticano.
Francisco heredó un Vaticano golpeado por un escándalo
en el que documentos filtrados a los medios se referían a la supuesta
corrupción en su administración y describía una lucha entre prelados
para avanzar en sus carreras.
El mes pasado, el Papa estableció una junta asesora de
ocho cardenales de todo el mundo para ayudarlo a reformar la
administración de la Santa Sede, conocida como la Curia.
Le ayudarán a aplicar cambios en un gobierno al que se
acusa de ser responsable de algunos de los errores y escándalos que
plagaron el papado de ocho años de Benedicto XVI antes de su renuncia en
febrero.
Benedicto XVI dejó un informe secreto para Francisco
sobre los problemas en la administración, que se conocieron cuando
documentos clasificados fueron robados del escritorio del Papa y
filtrados por su mayordomo en lo que se llamó el escándalo "Vatileaks".
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