domingo, 30 de junio de 2013

Una nueva agresión a los manifestantes contrarios a Mursi deja cuatro muertos en Egipto

EL CAIRO.- Tres manifestantes han sido asesinados en la ciudad de Asiut, al sur de El Cairo, en una nueva agresión contra los manfiestantes concentrados desde para exigir la dimisión del presidente Mohamed Mursi. Este mismo domingo ha muerto otro manifestante en Beni Suef, también en el Alto Egipto, en un ataque de individuos armados, supuestamente islamistas.

   En Asiut los tres manifestantes fallecidos participaban en una de las concentraciones contra Mursi cuando fueron atacados por individuos no identificados cerca de la sede para el Alto Egipto del Partido Libertad y Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes de Mursi, informa el diario estatal 'Al Ahram', que cita al jefe de la seguridad de la ciudad, el general Abou el Qassem Abou el Deif.
   Uno de los fallecidos, Abanob Atef, falleció debido a una herida de bala en la cabeza, por un disparo efectuado por un individuo que se desplazaba en motocicleta, según 'Al Ahram'. Otras ocho personas, incluido un policía, han resultado heridas en el mismo ataque.
   El ministro de Sanidad egipcio, Mohamed Hamed, ha confirmado la muerte de un manifestante en Beni Suef y ha revelado su identidad: Ammar Gouda, de 25 años.
   Además, Hamed ha informado de que 228 personas han sido atendidos en hospitales de siete gobernaciones, 36 de los cuales ya han recibido el alta. Muchos de los atendidos han sufrido percances debido al calor y a los tumultos, más que incidentes violentos.

Mursi descarta dimitir

El presidente egipcio, Mohamed Mursi, ha rechazado este domingo abandonar el poder por cualquier otro medio que no esté legitimado por la Constitución, en una entrevista al diario británico 'The Guardian' en la que ha responsabilizado de la actual violencia en Egipcio a sectores cercanos al antiguo régimen de su predecesor, Hosni Mubarak.
   "Si cambiamos a alguien que fue elegido según la legitimidad constitucional, habría gente que se opondría a ese nuevo presidente y una semana o un mes después pedirían su dimisión", aseguró.
   Para el presidente Mursi, las críticas contra esta legitimidad "no tienen cabida", pero sí "puede haber protestas en las que la gente exprese sus opiniones". 
"Lo que es imperativo es la adopción y aplicación de la Constitución. Ese es el punto crítico", indicó el dirigente egipcio.
   Además, Mursi denunció a los canales privados de comunicación por exagerar la intensidad de las protestas, iniciadas a su vez por "oficiales leales" al ex presidente Mubarak.
   "Los medios han escogido pequeñas situaciones de violencia que han magnificado para que parezca que el país entero está sumido en la violencia". Mursi desmintió que las protestas hayan aparecido de manera natural, sino que obedecen a la acción de "los restos del antiguo régimen".
   "Tienen dinero, que consiguieron a través de la corrupción, y han usado este dinero para intentar que el antiguo régimen regrese al poder, a través del pago a matones para que generen violencia", declaró Mursi, quien se mostró convencido de que "en términos generales, toda revolución tiene sus enemigos y en este caso hay quien intenta obstaculizar el camino del pueblo egipcio hacia la democracia".
   No obstante, Mursi admitió su error al aprobar la modificación de un decreto constitucional que le proporcionaba amplios poderes, y que anuló poco después. El decreto "contribuyó a que la sociedad se hiciera con una idea equivocada", reconoció, si bien aclaró que personalmente no tuvo que ver en la modificación de la Constitución, impulsada más bien por los Hermanos Musulmanes, la base de su partido.
   "No soy yo quien cambió el artículo. No fui yo quien interfirió en el trabajo de la Asamblea Constitucional. Desde luego que no", apuntó.

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