MADRID.- La crisis económica ha hecho mella sobre la inmigración en España transformando el perfil medio que presentaba durante los años anteriores: ahora es una población organizada en más núcleos familiares, que tiene menos jóvenes, está más feminizada y más cualificada, pero sobre todo, que vive bajo el umbral de la pobreza.
Esta es una de las principales conclusiones del Anuario de la Inmigración en España a cargo de Joaquín Arango, David Moya y Josep Oliver, que se publica desde 2008 y que en esta ocasión ha sido presentado por sus autores en la sede de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).
Según ha explicado Arango, aunque "cabe apostar" por la continuidad de la llegada de inmigrantes, dado que entre 200.000 y 300.000 se suman cada año a la población y siguen constituyendo en trono a la cuarta parte de la fuerza de trabajo, el retorno, la reemigración a terceros países y la nacionalización dibujan ahora "un cuadro migratorio mucho más complejo".
En este retrato, las mujeres son por primera vez una notable mayoría, cuando la migración tradicionalmente había sido masculina. También las familias cobran relevancia, los extranjeros se organizan en más núcleos familiares que antaño y gran parte de los que llegan, lo hacen para reagruparse con los suyos que ya están en el país, conforme ha detallado.
El perfil es también de personas de más edad, pues los jóvenes, que estaban menos asentados y generalmente, en trabajos menos cualificados, han sido los primeros en marcharse. Según el anuario, la población extranjera activa (entre 16 y 64 años) se redujo en 175.000 personas entre 2008 y 3013, con 615.000 jóvenes menos y 440.000 personas más mayores de 35, que ya son el 60% del total y, en general, tienen más cualificación.
Sin embargo, también es más pobre. "La mayoría de los venidos de fueraocupan los escalones más bajos de la pirámide salarial, laboral y social, están siendo más golpeados por la crisis y tienen factores agravantes, como menores redes sociales, ausencia de ingresos extrasalariales y posibilidad de pérdida del permiso de residencia si pierden su trabajo", señala Arango.
El anuario dedica un capítulo íntegro a esta cuestión cuyo autor, el profesor de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid, Ramón Mahía, concluye que la situación es "de una magnitud preocupante", pues el umbral de pobreza medio en España es un 23 por ciento superior a la renta media de los inmigrantes, es decir, que "los extranjeros no europeos residentes en España son, en términos promedio, pobres".
De hecho, casi tres de cada cuatro inmigrantes no pueden hacer frente a gastos imprevistos, uno de cada tres no puede permitirse un automóvil y el 20% tiene retrasos en los recibos de la vivienda. "La vida en el límite del presupuesto económico genera serias dificultades para hacer frente a los gastos mínimos, más de la mitad de esta población tiene dificultad o cierta dificultad para llegar a fin de mes", plantea.
Otra de las nuevas variables es la emigración de españoles, que "aumenta de forma constante desde 2010 y 2011". Arango ha insistido que no se sabe cuántos son porque "hay graves dificultades estadísticas" en España que hacen "imposible" el cálculo, y los datos oficiales "subestiman el volumen total". No obstante, cita en "fuentes indirectas" que son en general jóvenes y de alta cualificación.
Con este contexto entre los inmigrantes, que se traduce además, en otros problemas como en el menor rendimiento escolar de sus hijos, los expertos hacen especial hincapié en la importancia de las políticas de integración, que, según afirman, "se están erosionando" en gran parte por la inacción del Gobierno y las comunidades autónomas, que ni invierten ni legislan al respecto.
"La integración iba funcionando y reposaba sobre tres pilares, el emplo, los presupuestos de los ayuntamientos, comunidades autónomas y organizaciones de la sociedad civil, y sobre las actitides de la sociedad española, menos crispada y más serena y responsable que la de otros países", ha señalado el experto, para incidir en que de la integración hoy "dependerá la buena salud de la sociedad en el futuro".
Sin embargo, según David Moya, 2013 se ha caracterizado por la inacción al respecto. No se han producido avances legislativos, la Conferencia Sectorial de Inmigración no se ha reunido "ni una sola vez", ni siquiera ante la reforma sanitaria que dejó sin atención a los extranjeros en situación irregular; muchas comunidades autónomas están dejando vencer los planes de inmigración y el estatal, que termina en 2014, no ha empezado a negociarse.
"(En el Gobierno) Deberían tener muy claro que la integración es el objetivo fundamental que debe proponerse un país en materia de inmigración, y tratar de paliar el efecto de los recortes presupuestarios en este terreno siendo conscientes de que los costes pueden acabar siendo mayores que los ahorros", ha señalado Arango.
Prueba de este 'stand by' en el que según los expertos, está la extranjería, es que las estadísticas de permisos de residencia que se difundían trimestralmente y que son competencia del Ministerio de Empleo, llevan sin actualizarse desde el 30 de junio de 2013, "una falta de transparencia estadística que nunca puede ser normal", según Arango, y que hoy impide saber cuántos extranjeros en situación legal viven en España.
No obstante, Moya advierte de que aún sin reforma legislativa, están cambiando cosas. Según afirma y explica en su capítulo del anuario, se está detectando en distintas delegaciones y subdelegaciones del Gobierno "una gestión mucho más restrictiva de la inmigración que empieza a afectar a los trámites de extranjería" y que quizá no sea general ni responda a una "agenda oculta", pero que es una realidad y debe ser objeto de estudio.
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