No hay día que pase que no nos topemos con un nuevo
escándalo, corrupción, robo, enchufismo... Me parece que en estos años
de democracia, bajo el reinado de Juan Carlos, son miles y miles los que
se han dedicado a asuntos propios, en lugar de servir a la sociedad que
les pagaba.
Cuando no detienen a los responsables de UGT en Andalucía
porque ahora se sabe que se financiaban con fondos fraudulentos, vuelve
el culebrón de Urdangarín y la hermana del Rey, que la pueden condenar a
varios años por fraude a la Hacienda Pública.
Ahora
nos enteramos que el Tribunal de Cuentas, ese que tarda cinco años en
auditar los dineros de los partidos políticos, pues que es un organismo
donde están colocados familiares de ministros y demás enchufados, entre
los dos últimos presidentes de comité de empresa acumulan 17 familiares
en el organismo, y ganando un treinta por ciento más que los demás
funcionarios de carrera del Estado español.
Son
enchufados, cobran más y no cumplen su misión. O sea, que no trabajan lo
estipulado para que, por lo menos, sepamos si nuestros partidos
políticos se financian legalmente y en qué se gastan lo que el Estado
les paga, según sus resultados electorales.
Un
organismo que sobra, como el Consejo de Estado, donde están colocados
todos los ex enchufados, con estatus de ministros, con salarios de
ministros, con coches oficiales de ministros y sin dar un palo al agua.
Y
si nos fijamos en el trabajo real, el de verdad, de nuestro Tribunal
Constitucional, pues es de risa.
No me extraña que ante este panorama de
podredumbre genérica en nuestras instituciones el ciudadano vote al
"coletas" y quiera castigar a los partidos de clase, al pesoe y al pepé,
que son igual de corruptos y de pasotas, cuando el país se desangra y
ellos sólo intentan conservar sus privilegios y pisar moqueta.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
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