martes, 24 de junio de 2014

El cáncer Zapatero / Joaquín Abad *

Parece que el pesoe está condenado a su desaparición, como en su día ocurrió con el CDS fundado por Adolfo Suárez después de ganar varias elecciones generales y gobernar cómodamente en cientos de ayuntamientos. Y el cáncer se llama Zapatero. Y no es otro que poner al frente del partido a un inútil sin experiencia social. 
 
A un inútil que no ha tenido una iniciativa conocida en toda su trayectoria política. A un inútil que no tiene claro como encararse con el paro, con la corrupción, con la desidia ciudadana que está asqueada de los políticos de clase. A un inútil que contesta con humo cuando le preguntan por los problemas que de verdad preocupan a España. 
 
Pero como en los partidos políticos de clase manda el aparato, que pone y quita reyes, pues lo más cómodo es aupar al que no va a dar problemas. Lo más cómodo es aupar a otro Zapatero, éste con nombre de Eduardo Madina, que imagino terminará del todo con el partido fundado por el verdadero Pablo Iglesias, nada que ver con "el coletas", como se conoce en términos coloquiales al líder de Podemos. 
 
El aparato maniobró en su día para que José Bono no fuera secretario general, un 22 de julio del 2000, porque estaba en pleno debate el caso Gal y el manchego había manifestado lo de "que cada palo aguante su vela", ya que él no tenía ninguna responsabilidad en los crímenes de Estado, por lo que acabó en la cárcel la cúpula de Interior, encabezado por el ministro almeriense, de Berja, el vizconde José Barrionuevo. 
 
Aquello fue el principio del fin del histórico pesoe ya que auparon a un inútil como José Luis Rodríguez Zapatero a la secretaría general. Y ya conocemos la historia de este iluminado que logró retroceder cuarenta años los rencores de una guerra civil olvidada. Que sacó los cadáveres del armario de nuestros abuelos y nos enfrentó a cuenta de si éramos rojos o azules, y además nos hundió en una crisis que a punto estuvo de llevarnos por delante como Grecia, como Portugal, como Irlanda... 
 
Pero adelantó elecciones y su partido se llevó la mayor humillación que podía imaginar entregando al enemigo el gobierno con mayoría absoluta y una deriva en su partido que quizá no se recuperará jamás. Y con otro Zapatero como Eduardo Madina el hundimiento está asegurado. 

(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com

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