Parece que el pesoe está condenado a su desaparición, como en
su día ocurrió con el CDS fundado por Adolfo Suárez después de ganar
varias elecciones generales y gobernar cómodamente en cientos de
ayuntamientos. Y el cáncer se llama Zapatero. Y no es otro que poner al
frente del partido a un inútil sin experiencia social.
A un inútil que
no ha tenido una iniciativa conocida en toda su trayectoria política. A
un inútil que no tiene claro como encararse con el paro, con la
corrupción, con la desidia ciudadana que está asqueada de los políticos
de clase. A un inútil que contesta con humo cuando le preguntan por los
problemas que de verdad preocupan a España.
Pero como en los partidos
políticos de clase manda el aparato, que pone y quita reyes, pues lo más
cómodo es aupar al que no va a dar problemas. Lo más cómodo es aupar a
otro Zapatero, éste con nombre de Eduardo Madina, que imagino terminará
del todo con el partido fundado por el verdadero Pablo Iglesias, nada
que ver con "el coletas", como se conoce en términos coloquiales al
líder de Podemos.
El aparato maniobró en su día
para que José Bono no fuera secretario general, un 22 de julio del 2000,
porque estaba en pleno debate el caso Gal y el manchego había
manifestado lo de "que cada palo aguante su vela", ya que él no tenía
ninguna responsabilidad en los crímenes de Estado, por lo que acabó en
la cárcel la cúpula de Interior, encabezado por el ministro almeriense,
de Berja, el vizconde José Barrionuevo.
Aquello fue el principio del fin
del histórico pesoe ya que auparon a un inútil como José Luis Rodríguez
Zapatero a la secretaría general. Y ya conocemos la historia de este
iluminado que logró retroceder cuarenta años los rencores de una guerra
civil olvidada. Que sacó los cadáveres del armario de nuestros abuelos y
nos enfrentó a cuenta de si éramos rojos o azules, y además nos hundió
en una crisis que a punto estuvo de llevarnos por delante como Grecia,
como Portugal, como Irlanda...
Pero adelantó elecciones y su partido se
llevó la mayor humillación que podía imaginar entregando al enemigo el
gobierno con mayoría absoluta y una deriva en su partido que quizá no se
recuperará jamás. Y con otro Zapatero como Eduardo Madina el hundimiento
está asegurado.
(*) Periodista y editor de www.muyconfidencial.com
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