WASHINGTON.- A pesar de estar en pleno boom
económico, Estados Unidos se ve confrontado a un estallido de
desigualdades sociales que terminó imponiéndose en la agenda política
nacional, según dio cuenta el presidente Barack Obama en su
discurso sobre el estado de la Unión.
En su alocución anual a la
nación, el mandatario reveló una serie de medidas en favor de los
sectores medios destinadas a frenar un proceso sin precedentes de
concentración de la riqueza.
"¿Aceptaremos una economía donde solo
a unos pocos de nosotros les vaya espectacularmente bien? ¿O nos
comprometeremos a una economía que genere ingresos crecientes y
oportunidades para todos los que se esfuerzan?", lanzó el mandatario.
Una
franja ínfima de las familias estadounidenses (0,1% del total)
concentra actualmente el 22% de la riqueza nacional, contra apenas 7% a
fines de los años 70, un nivel desconocido desde los años 1930, según
trabajos de dos economistas franceses, Gabriel Zucman y Emannuel Saez.
Estados
Unidos alberga además el mayor contingente de "súper ricos" del
planeta: 74.865 personas concentran unos 10,265 billones de dólares, dos
tercios del PBI nacional, según datos recientes del banco suizo UBS.
En
paralelo, la riqueza de las capas medias se estancó, e incluso
disminuyó por efecto de la crisis financiera de 2008-2009. El patrimonio
medio del 90% de las familias más pobres del país se elevaba en 2012 a
80.000 dólares, el mismo nivel que en 1986, según Zucman y Saez.
"Lo
que sucede no es tanto que a los pobres les vaya tan mal sino que a los
ricos les va muy pero muy bien", dijo Justin Wolfers,
investigador del Peterson Institute for International Economics.
El
debate sobre la redistribución de la riqueza ha sido sin embargo
postergado, primero por la lenta recuperación de la economía nacional
tras la crisis de 2008-2009 y también por una sólida creencia en la
vigencia del "american dream" y los sueños de ascenso social.
"Tradicionalmente,
a los estadounidenses les gusta percibirse como una sociedad sin clases
en la que todo el mundo puede llegar a la cima", declaró Amy
Traub, analista de Demos, un centro de reflexión sobre las desigualdades.
Las paradojas del actual boom económico hacen, sin embargo, que estas creencias tambaleen.
Pese
al fuerte crecimiento del PBI (5% en ritmo anualizado en el primer
trimestre) y a un desempleo situado en su nivel más bajo en seis años,
numerosos estadounidenses la pasan mal.
En diciembre, el salario horario promedio cayó, y un mes antes se situaba apenas por encima de su nivel de 1964.
El
salario mínimo, a su vez, no ha variado desde 2009 (es de 7,25 dólares
por hora) a pesar de las fuertes protestas protagonizadas por los
trabajadores del sector del a comida rápida, que contribuyeron a colocar
el problema en los primeros planos.
"Los movimientos sociales
permitieron que el público en general tomara conciencia de la creciente
brecha entre los muy ricos y los demás", asegura Traub.
El éxito
fulgurante del economista francés Thomas Piketty con su trabajo sobre
"El Capital en el siglo XXI" es también representativo de este estado de
cosas.
Invitado a la Casa Blanca, recibido con gran pompa en
todos los estudios de televisión, Piketty no ha dejado de destacar la
agravación "espectacular" de la desigualdades en Estados Unidos.
También
la oposición republicana se ha sumado al debate. Mitt Romney, exrival
de Obama en la carrera a la Casa Blanca, denunció el viernes último el
"agravamiento" de las desigualdades en el país y el hecho que "los ricos
sean aún más ricos".
Las medidas anunciadas por el presidente,
una mezcla de mayores impuestos para los más favorecidos y de créditos
fiscales pata los demás, ¿serán suficientes para invertir la tendencia,
en caso de que superen el obstáculo del Congreso?
Los expertos saludaron la iniciativa presidencial, pero son escépticos en cuanto a su capacidad de generación de empleos.
"Esa
es una de las principales lagunas de las propuestas" de Obama, resumióBen Zipperer, del Center for Equitable Growt.
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