MADRID.- La Sala de lo Civil del Supremo ha decidido hoy admitir a trámite una demanda de paternidad presentada contra el Rey Juan Carlos de Borbón
ante este tribunal por una mujer de nacionalidad belga, Ingrid
Sartieau. Tras la decisión, la Casa del Rey ha expresado su respeto a la
"independencia" del Poder Judicial.
Los doce magistrados de la
Sala Civil del alto tribunal se han reunido esta mañana en pleno para
decidir sobre dos demandas de paternidad relativas al Rey Juan Carlos y
han decidido admitir una de ellas.
Se trata de la presentada por la ciudadana belga Ingrid Sartiau, quien reclama ser hija de don Juan Carlos.
Los magistrados que integran la Sala de lo Civil entienden que
concurren los requisitos legales para admitir a trámite su reclamación,
aunque esta decisión no supone adelantar resolución alguna sobre el
fondo del asunto.
La decisión de hoy implica, eso sí, que se
celebrará una vista pública en los próximos meses con toda probabilidad,
la cual podrá ser o no a puerta cerrada, e incluir o no el
interrogatorio al afectado.
Además, en la propia demanda se incluye una petición de prueba de ADN, prueba
que la Sala deberá decidir ahora si acepta o no. El propio afectado,
don Juan Carlos, podría a su vez negarse a que se le practique esa
prueba de ADN.
La negativa al test ADN, de producirse, podría
tener consecuencias que valoraría la sala junto a otras pruebas en
función de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
De
momento la primera diligencia que se va a producir es dar traslado a las
partes, incluido el propio Rey, a quien se emplazará para que conteste a
la demanda en un plazo de veinte días hábiles.
En caso de que se
oponga a la demanda, el siguiente paso será la celebración o no de
pruebas (en especial la de ADN) y, luego, un juicio ante el pleno de la
Sala de lo Civil.
Don Juan Carlos podría o no estar obligado a estar presente en la vista, porque la demandante podría pedir que acudiera y fuera interrogado.
Es
práctica común en los juzgados, según el artículo 138 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, que por respeto a la vida privada de las partes
este tipo de vistas sea a puerta cerrada.
En suma: la sala dará
ahora traslado a las partes, incluido don Juan Carlos, quien aceptará o
no la demanda; luego decidirá si se practican pruebas (ADN) y las
llevará a cabo en su caso; y finalmente celebrará vista pública, en la
que podría estar obligado a comparecer el propio Rey y de la que saldrá
una resolución.
Además de la ciudadana belga Ingrid Sartiau
también reclamó ser hijo del Rey el ciudadano español Alert Solá, pero
en el caso de este hombre la Sala Civil del Supremo no ha admitido a
trámite el asunto.
El Rey Juan Carlos es aforado ante el Supremo desde el pasado mes de julio, cuando el Parlamento aprobó la reforma legal para incluirle -solo pueden ser juzgados por este tribunal- junto a la Reina Sofía, la Reina Letizia y la Princesa de Asturias.
Las
demandas fueron rechazadas por juezas de primera instancia ante la
inviolabilidad de la figura del monarca establecida por la Constitución y
ante el vacío legal que pretendió subsanar la reforma citada.
El
presidente de la Sala de lo Civil del tribunal, Francisco Marín Castán,
decidió llevar el asunto a pleno y la Sala consultó a las partes, es
decir, al fiscal y a los demandantes.
El fiscal ante el Supremo se
pronunció el pasado mes de noviembre en contra de que el alto tribunal
admitiera a trámite las demandas, pues consideraba que no son acordes al
principio de prueba que exige la Ley de Enjuiciamiento Civil para estos
casos.
El artículo 767.1 de la citada norma prevé que "en ningún caso se admita la demanda sobre determinación o impugnación de la filiación si con ella no se presenta un principio de prueba de los hechos en los que se funde".
La
Casa del Rey ha expresado su respeto a la "independencia" del Poder
Judicial después de que el Tribunal Supremo haya admitido a trámite una
de las dos demandas de paternidad presentadas contra el Rey Juan Carlos.
Un portavoz del Palacio de la Zarzuela se ha limitado a trasladar este "respeto" de la institución como único comentario tras la decisión adoptada por la Sala de lo Civil del Supremo.
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