BARCELONA.- La defensa de Jordi Pujol ha aportado al juzgado el
testamento de su padre Florenci, en el que no figura la fortuna que el
expresidente catalán ocultó durante 34 años en el extranjero y que,
según su versión, obedecía a un dinero que le legó su progenitor para
que lo diera a sus hijos cuando fueran mayores.
En el testamento se recoge que Jordi Pujol heredó de su
padre una casa en Premià de Mar (Barcelona), valorada en tres millones
de pesetas (18.000 euros) así como acciones en Banca Catalana y en la
Compañía "Cedat" por valor de 13.128.647 pesetas (casi 79.000 euros).
Pujol ha sido citado a declarar como imputado por blanqueo y fraude el próximo 27 de enero, junto a esposa Marta Ferrusola
y sus hijos Mireia, Marta y Pere, por un juez de Barcelona que
considera "sospechoso" que los fondos que durante años ocultaron en el
extranjero provengan de una herencia de más de 30 años sin documentar.
En un escrito remitido al titular del juzgado de instrucción número 31 de Barcelona, la defensa de los Pujol
recurre contra la imputación de los cinco miembros de la familia
alegando que no existe base suficiente porque no se ha demostrado que la
regularización de su fortuna en Andorra fuera incorrecta y que en
España el enriquecimiento no es delito.
Después de que el juzgado
se lo pidiera reiteradamente desde agosto pasado, la defensa de Pujol ha
aportado finalmente el testamento de Florenci Pujol Brugat, el padre
del expresidente catalán, que falleció en septiembre de 1980.
Florenci Pujol nombró heredera a su esposa,
a la que legó varias viviendas, las cuentas bancarias y acciones, por
un valor total de 105 millones de pesetas (631.000 euros)
A Jordi
Pujol, según consta en el testamento, su padre le legó como legitimario
una finca en Premià de Mar y las acciones por valor de 79.000 euros, la
misma cantidad que percibió su hermana Maria, que siempre dijo que no
sabía nada del dinero que el expresidente catalán ocultó en el
extranjero y que en su carta de confesión del pasado 25 de julio ya
situaba fuera del testamento.
En su escrito remitido al juez, la defensa de los Pujol alega que el
expresidente catalán nunca tuvo, ni así lo ha afirmado nunca, la
condición de heredero, sino que se limitó a recibir el legado como
legitimario.
Además, subraya que en su confesión no dijo que
tuviera ninguna documentación en relación "con esta parte de la
herencia", ya que "no fue objeto de inventario".
"En consecuencia,
jamás ha obrado en su poder certificado de bienes situados en el
extranjero provenientes de su padre", remarca el escrito, que insiste en
que Jordi Pujol "nunca ha sido titular real ni formal de bienes
situados en el extranjero. Ni ahora ni en 1980".
Según argumentan
los Pujol en su recurso, sólo se podría admitir una imputación si
hubiera indicios de que la regularización que efectuaron Marta Ferrusola
y sus hijos, por valor de cuatro millones de euros procedentes de
Andorra, fue incorrecta.
No obstante, los Pujol sostienen que el juez no ofrece "un solo indicio de tal supuesta incorrección", ya que la Agencia Tributaria aún no ha elaborado su informe para determinar si cometieron alguna irregularidad en la regularización.
"Una
imputación que se construye sobre el único indicio del reconocimiento y
regularización de fondos en el extranjero debe ser rechazada por
contraria al marco institucional y normativo diseñado por el
legislador", remarca la defensa.
Además, el escrito argumenta que
la fortuna que la familia tenía en Andorra no ha experimentado
incrementos de patrimonio, más allá de los rendimientos propios de las
inversiones financieras.
En cualquier caso, también recuerda que en España no existe el delito de enriquecimiento ilícito, ya que carecen de trascendencia penal los incrementos no justificados de patrimonio.
La defensa también recrimina al juez que deduzca en su auto de imputación "consecuencias inapropiadas" de la afirmación de Jordi Pujol en su confesión, donde se hacía responsable de los hechos "y de todas sus consecuencias".
Según
el escrito, Pujol se limitó a aceptar la voluntad de su padre respecto
de la herencia y de encargar la gestión y regularización de los fondos
que éste legó a sus hijos y esposa, diferentes de los comprendidos en el
testamento, a una persona de máxima confianza, hasta que sus hijos
fueran mayores de edad.
"Ni la conciencia del señor Pujol ni la de
nadie tiene virtudes taumatúrgicas: no genera normas ni desde luego
reglas de atribución de responsabilidad", expone el escrito, que subraya
que en las facultades de Derecho se enseña que la errónea creencia de
estar cometiendo un delito resulta irrelevante.
Por este motivo,
el escrito concluye que Pujol "podrá sentirse personalmente responsable
de la tardía regularización, pero el principio de legalidad,
afortunadamente, ampara también a quienes no desean ser protegidos".
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