Primero por
la analogía con Syriza en Grecia y luego por La Marcha del Cambio de
este sábado en Madrid, Podemos cosecha los últimos días una nueva ola de
curiosidad internacional. Los análisis de su meteórica irrupción en la
escena política española ofrecen una doble paradoja. Por un lado, casi
antes de empezar el partido de Pablo Iglesias ya ha prestado un gran
servicio a España. Por otro, eso puede ser fatal para sus aspiraciones
electorales.
Son
las conclusiones de los dos artículos más llamativos sobre Podemos
aparecidos en la prensa internacional las últimas horas. Casi
todos los demás, y son muchos, tratan de calibrar hasta qué punto
pueden extrapolarse a España proyecciones de la experiencia
griega. A favor o en contra, según le vaya al primer ministro Alexis
Tsipras. Pero las columnas de Rob Cox y de Natalie Nougayrède son otra
cosa. Ven aspectos más profundos porque han ido más allá en sus
observaciones.
Rob Cox es uno de los columnistas de
Breakingviews, una sección especializada de gran prestigio de la
agencia Reuters. El título de la columna es algo chocante: ‘Podemos
puede mejorar el capitalismo español’. Pero incluso el título se
queda corto, porque en el texto da por probado que el nuevo partido ya
ha contribuido al saneamiento y a la transparencia en las
instituciones. Para llegar a esa conclusión cuenta en detalle
cómo fue el aplazamiento de la OPV de Aena.
Para acortar el
proceso ya sabido de la exclusión de PwC como auditora y la
adjudicación posterior a Ernst & Young, bastan dos cortas
frases de Cox. Una: ‘El problema era un potencial conflicto de
interés’. Y dos: ‘El ministro de Economía, Luis de Guindos, había
dirigido anteriormente las operaciones financieras de PwC’.
La
explicación: ‘La anécdota revela hasta qué punto va a ir el
Gobierno del presidente Mariano Rajoy para garantizar que sus
operaciones están blindadas a cualquier acusación de amiguismo o
corrupción’. Es decir, que la llegada de Podemos ha forzado el
énfasis en la prevención de la corrupción. Y ya hay bastante, como
cuenta Cox al mencionar los casos de las tarjetas black de Caja
Madrid y algunos otros escándalos, como el de Urdangarin y la
Infanta.
Este es el servicio que ya ha hecho Podemos, opina el
columnista de Breakingviews: ‘Los mercados que se rigen por la
transparencia, la competencia y reglas claras son siempre mejores
que los del amiguismo y el favoritismo. Podemos probablemente no
describiría así su misión, pero si ese es el primer resultado del
movimiento, España ya se ha beneficiado de él’.
La segunda
columna se publica en The Guardian y en el título lleva la pregunta y
la respuesta: ‘¿Va a unirse España a la revolución griega? No
cuente con ello’. Su autora, Natalie Nougayrède, fue directora de Le
Monde, uno de los diarios que más cercanamente ha seguido siempre
las cosas de España. En este caso, la cercanía es total: cuenta una
visita a las oficinas de Podemos en el barrio madrileño de
Lavapiés.
Igual que Rob Cox, Nougayrède hace notar que el
programa de Podemos todavía está un poco difuso. Pero incluye además
una amistosa crítica al citar los libros de Lenin, Gramsci, Louise
Michel y Ernesto Laclau, y la retórica de Pablo Iglesias:
‘Declaraciones como que el cielo no se tome por consenso, se toma por
asalto, han facilitado a sus críticos el acusarle de tendencias
autoritarias, influido por ideologías trasnochadas’. En otro
momento habla de que el líder de Podemos ‘ha rebajado su retórica
sobre revoluciones bolivarianas y ahora revindica que quiere
emular a las socialdemocracias del Norte de Europa’.
Y ahí
puede estar el talón de Aquiles, según la columnista. España no es
Grecia, efectivamente: ‘Después de Grecia, España es probable que
sea el siguiente país en entrar en territorio político
desconocido en 2015, pero sería ingenuo pensar que el resultado
electoral será tan nítido’. ¿Por qué? Porque ‘la recuperación
económica hará más difícil a Podemos que a Syriza ganar las
elecciones’.
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