Despejada la incógnita del resultado de las elecciones en Grecia con pocas sorpresas, es decir con victoria de Syriza y
formación de Gobierno con el apoyo de algún partido minoritario,
abrimos una nueva etapa. Esta va a ser larga y sinuosa y va a conllevar
un convulso mes de febrero y también una más que presumiblemente una larga primavera.
Nos encontramos con dos fechas importantes. Por un lado a finales del próximo mes, coincidiendo con el vencimiento del plazo del programa de financiación de la Unión Europea para Grecia.
Con tan poco tiempo, lo más probable es que desde la UE actúen de
"buena voluntad" y se busque alguna fórmula para extenderlo. Pero esta
extensión no será a largo plazo.
El tope estará a final de primavera, ya
que desde el mes de junio Grecia concatena el vencimiento de bastantes emisiones de Deuda por unos 8.000 millones de euros y
con acuerdo o sin acuerdo la línea del precipicio está en verano. Todo
ello lo veremos con una negociación más que dura ya que las dos posturas
son muy divergentes pero que buscarán el acuerdo. Y es que más allá de
los discursos ambas partes buscarán la estabilidad.
Quita de Deuda
Syriza
no va a realizar ninguna decisión unilateral, ni tampoco puede hacerlo.
Intentará negociar con sus socios europeos y sus acreedores una quita
de la mayor parte de la deuda que según este partido "resulta imposible de pagar".
La quita es lo deseado por Syriza pero no es asumible por los países
centrales de la zona euro (especialmente Alemania). Si sería más
sencillo flexibilizar el calendario de pagos, pero si sólo se consigue
avanzar en este punto si tendría problemas Syriza para "vender" estos logros ya que chocaría con las promesas y todo lo planteado en los meses anteriores cuando estaba en la oposición.
¿Por
qué la quita griega es improbable? Esta decisión podría transmitir un
mensaje que puede gustar poco a los inversores de Deuda de otros países
periféricos como Portugal o incluso España e Italia. A diferencia de
Grecia en el que la situación es tan extrema que ha llevado a que sea
Europa y el FMI los máximos acreedores, en estos países en la mayoría
son privados. Cualquier cambio político en países periféricos podría llevar a que otro país también solicitara una quita de su propia deuda
tomando un hipotético ejemplo griego y con ello a un empeoramiento
general de las condiciones de financiación de estos países, desembocando
en una escalada de la prima de riesgo. Es decir, si hay riesgo de que pierda parte de mi inversión, el inversor pedirá a cambio recibir más dinero (interés) por dejar ese dinero en estos países.
Ya hemos visto un amago esta misma mañana tras el resultado electoral griego. Si el 23 de enero nuestra prima de riesgo bajó de los 100 puntos básicos,
en la apertura de los mercados de hoy ya superó los 106 puntos. Por
todo ello, a priori el rechazo a la quita sería beneficioso para países
como España ya que mantendría la prima de riesgo baja y con ello una
financiación más barata.
La más que improbable salida de Grecia del Euro
La
posibilidad más remota en el escenario actual sería la salida de Grecia
de la moneda única, un punto que ni Syriza ni la Unión Europea
contemplan. Una salida de cualquier país miembro, por pequeño que sea no
deja de ser un punto de debilidad para la UE y su proyecto.
En el otro lado, Grecia sin el Euro entraría en el caos económico con
alta inflación (el dracma o cualquier moneda local perdería valor con
respecto al euro u otras monedas de referencia) y con ello enormes
problemas de financiación y fuga de capitales.
Pero también existe otro as en la manga que hace que esta posibilidad sea más remota. El anuncio por parte del BCE del programa de compra de Deuda que se iniciará en marzo beneficia especialmente a países como el griego.
Si se sale de la zona euro Grecia perdería esta herramienta mientras
que Europa tendría la solución más fácil, reforzar el programa con una
recompra más importante.
Las fichas están en el tablero y los
primeros movimientos comenzarán pronto. Tenemos enfrente una larga
partida con un resultado previsible: Tablas. Que nadie salga ni claro
vencedor ni perdedor.
(*) Economista y director editorial de iAhorro
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