EL CAIRO.- Las oscuras calles del centro de El Cairo se convirtieron el miércoles por la noche en un campo de batalla, cuando manifestantes que exigen el fin del Gobierno militar egipcio se enfrentaron con la policía antidisturbios en una zona cerca de la emblemática plaza Tahrir.
Ambos bandos se enfrentaron con piedras, gases lacrimógenos, cócteles molotov y disparos en los alrededores de edificios gubernamentales.
Tras seis días de violencia, que han resultado en más de 30 muertos, y cuatro jornadas antes de que comience unas elecciones parlamentarias, no existían señales del final del enfrentamiento entre los gobernantes militares de Egipto y los liberales dispuestos a completar una revuelta que derrocó a Hosni Mubarak con una administración civil provisional.
En la relativa calma de tiendas de campaña y médicas levantadas por jóvenes manifestantes en el centro de la plaza, algunas personas hablaron de varios muertos por disparos o gas el miércoles, pero la información no pudo ser confirmada.
Los manifestantes se burlaron de un acuerdo forjado el martes por el consejo militar y partidos principalmente islamistas para un traspaso más rápido al gobierno civil.
La policía antidisturbios había retrocedido anteriormente de los alrededores del Ministerio del Interior en lo que pareció ser un esfuerzo para calmar la tensión. Sin embargo, las escaramuzas se reanudaron tras caer la noche cuando la policía militar arrojó gases lacrimógenos contra los manifestantes que tiraban piedras y disparó al aire, lo que hizo que estos últimos volvieran en estampida a las cercanías de la plaza Tahrir.
Ambulancias se llevaban a las víctimas y el humo llenaba el lugar debido al fuego encendido por los jóvenes. Cada tanto, los manifestantes se reagrupaban y se encaminaban de nuevo hacia el ministerio.
Varias personas hablaron de muertos pero no se pudo confirmar el dato de inmediato. En una clínica improvisada, el doctor Tarek Salem dijo que cuatro personas fallecieron en el lugar el miércoles, dos por heridas de bala y las otras dos por asfixia.
Los vendedores ambulantes comercializaban de todo, desde bocadillos a máscaras para protegerse del gas lacrimógeno.
Fatihia Abdul Ezz, una mujer de 60 años, dijo que había llegado al lugar después de ver imágenes de violencia.
"Ellos (los gobernantes del Ejército) estuvieron con Mubarak desde el comienzo", declaró. "Vine cuando vi cómo asesinaban a nuestros hijos", añadió.
Los manifestantes desplegaron un enorme cartel en que denunciaban al jefe del Ejército, el mariscal Mohamed Hussein Tantawi, a su lugarteniente Sami Enan y al consejo que ha gobernado Egipto desde el derrocamiento de Mubarak.
"Abajo, abajo con el mando militar. Nosotros la gente somos la línea roja. La gente quiere hacer caer al mariscal, a Sami Enan y al consejo militar", decía.
Los fallecidos en los enfrentamientos suman 38 personas, según cálculos de Reuters, después de que un hombre perdiera la vida en Alejandría y otro muriera en lo que la agencia estatal de noticias MENA dijo que había sido un ataque contra una comisaría de la policía en Marsa Matrouh, en el norte del país.
El Ministerio de Sanidad anunció que 32 personas han perdido la vida y que 2.000 habían resultado heridas en disturbios en el país de 80 millones.
Los militares habían prometido originalmente volver a los cuarteles en seis meses tras el derrocamiento de Mubarak en febrero, pero su aparente renuencia a entregar el poder y sus privilegios han alimentado la frustración entre los egipcios que temen que su revolución no haya cambiado nada.
Tantawi, que fue ministro de Defensa de Mubarak durante dos décadas, ajustó el calendario adelantando las elecciones presidenciales después de reunirse con políticos, incluyendo a líderes de la Hermandad Musulmana, que estuvo prohibida en el pasado.
También confirmó que el lunes comenzará, como estaba planificado, unas elecciones parlamentarias, considerada la primera votación libre en Egipto en décadas. La votación para componer la Cámara Alta y Baja sólo se completará en marzo bajo un proceso complejo y en etapas.
El Parlamento escogerá posteriormente una asamblea para redactar una nueva Constitución, una medida en la que están ansiosos por participar la Hermandad y sus rivales.
Francia sumó su voz a la de la ONU y de grupos de derechos humanos que han denunciado al manejo de las manifestaciones por parte de los militares.
El portavoz de la cancillería francesa, Bernard Valero, dijo que su país "condena enérgicamente el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes" y llamó a una realización anticipada de las elecciones.
La jefa de derechos humanos de la ONU, Navi Pillay, llamó a una investigación independiente sobre derramamiento de sangre y afirmó que la matanza de manifestantes estaba inflamando la crisis.
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