Los problemas cardiorrespiratorios
representan una amenaza mayor que las congelaciones para los 'sin
techo', según ha asegurado el secretario general de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), el doctor Salvador Tranche.
Así lo ha asegurado este experto con motivo de la ola de frío
prevista para este fin de semana en la mayor parte de la geografía
nacional. Según su criterio, este tipo de afecciones "pueden hacer que la persona tenga problemas de conciencia" y, por tanto, "una falta de reacción para cobijarse".
En este sentido, explica que esta situación se puede agravar hasta "sufrir alucinaciones, flacidez, fatiga y acabar en coma". Por ello, sostiene que "es más grave" el cuadro neurológico y cardiaco que, además, "acarrea más riesgo vital" para la persona.
Otras consecuencias que pueden provocar los problemas cardiorespiratorios son "el descenso de la frecuencia cardiaca y el de la presión arterial, la rigidez muscular o las alteraciones de lenguaje",
afirma Tranche. En concreto, si el descenso de la temperatura corporal
llega hasta por debajo de los 35 grados centígrados, la situación "se hace muy grave".
Por otra parte, el experto, que lamenta que "todos los años mueren mendigos", advierte que las lesiones derivadas del frío no acaban ahí, ya que existen otras de tipo respiratorio infeccioso, como "la bronquitis o la neumonía". Además, pueden padecer "hipotermia y congelaciones en miembros", indica.
Esto es debido a diversos factores, entre los que el secretario general de Semfyc destaca el hecho de que "tienen el sistema inmune deprimido". Esto es debido, en su opinión, a que están "desnutridos y mal vestidos", por lo que, cuando bajan las temperaturas, por sus características, "son un colectivo de muchísimo riesgo".
Esta coyuntura les provoca que sus mecanismos de compensación ante el frío sean "mucho peores"
que los del resto de la población, manifiesta. Entre ellos, enumera al
escalofrío, a la producción propia de calor o a la vasoconstricción de
los capilares de la piel.
Tranche recuerda que muchas personas 'sin techo' son ancianos, los cuales ya tienen mecanismos de defensa "más limitados". Añadido a ello, señala que no llevan suficiente ropa y que "tienen mucha superficie de piel al aire",
lo que es un problema en relación con el viento y la sensación térmica
que, si es muy fuerte, hace que el organismo pierda calor "mucho más rápidamente".
Ante ello, apuesta por "protegerse con varias capas y taparse la cabeza con gorros". Además, considera que lo ideal sería consumir una comida "decente" al día y dormir "en un local o un sitio de interior", por lo que demanda "sensibilidad" y no expulsar a estas personas de las estancias de los cajeros automáticos.
Lo que sí destierra con ímpetu el galeno es el consumo del alcohol, debido a que "puede dar una sensación engañosa de calor al ser calorías huecas, la temperatura es irreal".
Además, advierte de que, si se consume en grandes cantidades, la
persona deja de tener conciencia para buscar medidas contra el frío,
como "huir del viento o hallar un lugar más cobijado o con techo".
Por último, y en un ejercicio hipotético, Tranche se aventura a
asegurar que las personas que están obligadas a ejercer la mendicidad
tienen más riesgo vital del que tendría una persona con hogar si tuviera
que pasar una noche a la intemperie. Sin embargo, concluye afirmando
que, "probablemente", ésta última toleraría peor esa primera experiencia
en la calle, ya que las personas 'sin techo' "son supervivientes".
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