viernes, 25 de enero de 2013

Estalla la violencia en el aniversario de la revolución en Egipto

EL CAIRO.- Varias ciudades de Egipto fueron escenario el viernes de enfrentamientos con la policía en el segundo aniversario del levantamiento que derrocó a Hosni Mubarak por las protestas contra el presidente electo islamista, al que acusan de traicionar la revolución.

Al menos 91 civiles y 42 agentes de seguridad resultaron heridos en los disturbios, según las autoridades. Hubo violencia callejera en El Cairo, Alejandría, Suez y Port Dais, donde se incendió la sede de los Hermanos Musulmanes, el partido del presidente Mohamed Mursi.
Miles de opositores a Mursi y sus aliados de los Hermanos Musulmanes se concentraron en masa en la plaza Tahrir de la capital - cuna de la revolución contra Mubarak - para repetir las reivindicaciones de un levantamiento que dicen que ha sido secuestrado por los islamistas.
El aniversario del 25 de enero mostró una vez más las divisiones entre los islamistas y sus rivales laicos, que obstaculiza los esfuerzos de Mursi por impulsar una economía estancada y revertir el desplome de la moneda egipcia atrayendo de vuelta a turistas e inversores.
Inspirada por el novedoso e inesperado levantamiento en Túnez contra el presidente Zine al Abidine Ben Ali, la revolución egipcia ayudó a desencadenar más revueltas en el mundo árabe. Pero el sentido de un propósito común que unió a los egipcios en aquel momento ha dado paso a un conflicto que sólo ha empeorado, y el mes pasado hubo letales batallas callejeras.
"Sobre el terreno, desde luego, hay mucha tensión, pero hasta ahora no ha habido nada fuera de lo común o alguno que realmente amenace con alterar fundamentalmente la situación política", dijo Shadi Hamid, director de investigación en el Brookings Doha Center.
Los Hermanos Musulmanes decidieron no movilizarse en las calles para conmemorar el aniversario, cautelosos ante la posibilidad de más disturbios tras la violencia de diciembre, alimentada por el intento de Mursi de acelerar la aprobación de una nueva Constitución llena de disposiciones islamistas rechazadas por sus opositores.
Los Hermanos Musulmanes niegan vehementemente las acusaciones de pisotear la democracia y afirman que se trata de una campaña de difamación por parte de sus rivales.
El viernes antes del amanecer, los policías se enfrentaron a manifestantes que lanzaron cócteles molotov y petardos mientras intentaban aproximarse a un muro que bloqueaba el acceso a edificios gubernamentales cerca de la plaza Tahrir.
La policía también disparó gases lacrimógenos para dispersar a decenas de manifestantes que intentaron escalar las barreras de alambradas que protegen el palacio presidencial en El Cairo, dijeron testigos.
"Nuestra revolución continúa. Rechazamos el dominio de cualquier partido sobre el Estado. Decimos no al Estado de los Hermanos", dijo Hamdeen Sabahy, un popular líder izquierdista.
Otros manifestantes invadieron las oficinas de gobernadores provinciales en Ismailia, al este de El Cairo, y de Kafr el Sheikh, en el delta del Nilo.
En la plaza Tahrir, los manifestantes repitieron los gritos del histórico levantamiento que duró 18 días en 2011. "El pueblo quiere hacer caer al régimen", vociferaron. "¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!", gritaron otros mientras marchaban hacia la plaza.
Centrado en las próximas elecciones parlamentarias, los Hermanos Musulmanes marcaron el aniversario con una gran campaña benéfica en todo el país. La agrupación planea entregar ayuda médica a un millón de personas y distribuir alimentos básicos.
Pero Mursi afronta el descontento de muchos egipcios en múltiples frentes.
Sus detractores afirman que el presidente y su partido tratan de dominar la transición. Lo acusan de mostrar algunos de los impulsos autocráticos del depuesto líder, por ejemplo, al impulsar la nueva Constitución el mes pasado.
Los Hermanos Musulmanes desestiman buena parte de las críticas, a las que califican de injustas. La agrupación acusa a sus opositores de no respetar las reglas de la nueva democracia que puso en el poder a los islamistas en unas elecciones libres.
Después de seis meses en el poder, Mursi también está siendo responsabilizado por una crisis económica provocada por dos años de agitación. La moneda egipcia se ha hundido a mínimos récord contra el dólar.
Los detractores afirman que la nueva Constitución, aprobada en un referendo, ofrece una protección inadecuada de los derechos humanos, otorga al presidente demasiados privilegios y no contiene el poder de un estamento militar, que mandaba en la era de Mubarak.

No hay comentarios: