domingo, 2 de junio de 2013

Erdogan acusa a la oposición de provocar las protestas antigubernamentales en Turquía

ANKARA.- El primer ministro turco, Tayyip Erdogan, acusó al principal partido laico de la oposición de agitar una ola de protestas antigubernamentales, mientras decenas de miles se reunían de nuevo en Estambul y Ankara tras una tregua y los disturbios volvían a repetirse en la capital.

La policía usó gases lacrimógenos contra manifestantes en Ankara pero los enfrentamientos fueron relativamente menores en comparación con la violencia de los dos días anteriores en las dos principales ciudades turcas.
Calificando a los manifestantes de "unos pocos saqueadores", Erdogan dijo que continuaría con la remodelación de la plaza Taksim, un proyecto que provocó manifestaciones que se han extendido y ahora son una muestra más amplia de descontento contra su formación, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP), de raíces islamistas.
Edogan identificó al Partido Republicano del Pueblo (CHP) - creado en 1924 por el fundador de la Turquía moderna, un estado laico, Mustafa Kemal Ataturk - de atacar por una disputa que describió como ideológica.
"Creo que el principal partido de la oposición que está haciendo llamamientos a la resistencia en todas las calles está provocando estas protestas", dijo Erdogan en televisión.
Las mayores protestas antigubernamentales desde hace años en Turquía surgieron cuando talaron unos árboles en la plaza Taksim dentro del plan del Gobierno de construir una nueva mezquita y reconstruir unos barracones de la era otomana.
"Esta reacción ya no es por talar 12 árboles. Se basa en la ideología", dijo Erdogan, cuya visión conservadora de la nación ha enfadado a muchos turcos liberales. En referencia a la mezquita que quiere construir, agregó: "Obviamente no pediré permiso para esto al jefe del CHP o a unos pocos saqueadores".
Decenas de miles se concentraron el domingo tras una noche más tranquila en la plaza Taksim, que vivió dos días de enfrentamientos entre manifestantes y policía antidisturbios, respaldada por vehículos blindados y helicópteros.
El ambiente era más festivo. Algunos pedían la dimisión de Ergodan y otros cantaban y bailaban. Había poca presencia policial evidente.
No obstante, en el distrito Kizilay de Ankara, en el centro de la ciudad, la policía usó gases lacrimógenos después de que nos pocos miles de personas gritaran lemas antigubernamentales y bloquearan el tráfico.
El domingo la lluvia parecía mantener a la multitud lejos de la plaza Taksim en un primer momento, pero no empañó el espíritu de un pequeño grupo de manifestantes que poco a poco fueron aumentando en número.
"Permaneceremos aquí hasta el final", dijo Akin, que trabaja en la industria del automóvil y lleva en Taksim los últimos cuatro días.
"No nos vamos. La única respuesta ahora es la caída del Gobierno. Estamos cansados de este Gobierno opresor que constantemente pone presión sobre nosotros. Ya no se trata de esos árboles" agregó, en referencia al parque Gezi de Taskim, que se convirtió en el punto central de las protestas.
Hubo más de 90 manifestaciones el viernes y el sábado en todo el país, según las autoridades. Más de 1.000 personas han resultado heridas en Estambul y varios cientos más en Ankara, según los médicos.
La brutalidad de la respuesta policial ha conmocionado a los turcos, además de a los turistas que se han visto atrapados por los disturbios en una de las ciudades más visitadas del mundo.
La reacción policial ha provocado reprimendas de Estados Unidos, la Unión Europea y los grupos internacionales de derechos humanos.
Se han lanzado canastas de gases lacrimógenos desde helicópteros a barrios residenciales y la policía ha usado la misma sustancia para tratar de sacar a personas de los edificios. Las imágenes colgadas en YouTube mostraron a un manifestante atropellado por un vehículo policial blindado cuando éste barría una barricada.
Erdogan ha supervisado la transformación de Turquía durante su década en el poder, convirtiendo su economía de una propensa a las crisis a la de mayor crecimiento en Europa.
Continúa siendo de lejos el político más popular del país pero sus críticos apuntan a su autoritarismo y lo que consideran que es intromisión gubernamental en la vida privada en una república laica.
Más restricciones a la venta de alcohol y advertencias contra las muestras de afecto en público en las últimas semanas han llevado a las protestas. Y muchos turcos también temen que la política del Gobierno suponga que Turquía se vea arrastrada por Occidente al conflicto en Siria.

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