Y es que está cundiendo el pánico en los aparatos, en las
sedes del pepé. Si, en toda España. Están que se tiran de los pelos
porque ven que la izquierda moderada, la que representaba el pesoe antes
de que llegara Rodríguez Zapatero, presumiendo de rojo y promoviendo
que se buscaran cadáveres en las cunetas, va a desaparecer. Esperaban
que a Rubalcaba el químico lo sustituyera un joven preparado con el que
se pudieran llegar a llamados pactos de Estado.
Pero tras el debate
entre los candidatos a la secretaría general, el chasco ha sido
morrocotudo. Las encuestas predicen que con Pedro Sánchez o Eduardo
Madina el partido fundado por Pablo Iglesias puede quedar laminado con
apenas treinta diputados. Y si José Antonio Pérez Tapias, de Izquierda
Socialista, logra la secretaría general habrá que buscar a un candidato a
la presidencia, que está por encontrar al adecuado. Y José Antonio ya
ha anunciado que deberían acabarse privilegios, senado, puertas
giratorias...
Con este panorama hacen cuentas y
creen que los seguidores del joven Pablo Iglesias, más mediático, más
claro, más peleón, puede superar a todos los partidos de la izquierda,
con la que pactaría para gobernar, claro.
Y es
que la calle está transmitiendo el mensaje de que ya está bien. De que
son muchos y muchos los cargos, las puertas giratorias, los privilegios,
cuando media España lo pasa mal y la otra media pues mejor ni hablar. Y
una cúpula, una casta, entre empresarios, banqueros y políticos a los
que no les afecta porque ellos lo tienen muy claro. Son los que
controlan a los políticos y a cambio los enriquecen.
Y
claro, en el pepé hay pánico porque creen que vienen tiempos crudos
para los políticos y no ven que Rajoy tenga huevos para darle un vuelco y
poner nuevas reglas que contenten a la ciudadanía, al votante.
(*) Periodista. Editor de www.muyconfidencial.com
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