MADRID.- Bajar de los 100 escaños es uno de los escenarios más temidos por el
PSOE en el ciclo electoral que culminará a fin de año. Hace tiempo que a
Pedro Sánchez le vienen aconsejando algunos de los que dentro del partido promovieron su candidatura que no pierda de vista a Ciudadanos,
una de las formaciones que puede acabar jugando un importante papel en
la reconfiguración del espacio de centro después de las próximas
elecciones.
De hecho, algunas encuestas la sitúan ya como cuarta fuerza política
después de una trayectoria que, después de los comicios europeos de
mayo, en los que consiguió dos eurodiputados, ha demostrado que enfila
una tendencia ascendente. Ahora podría hacerse con el 8% de los apoyos,
arañando dos millones de votos de la abstención que podrían ser del PP,
pero también de los socialistas, según 'Vozpópuli'.
El temor, la gran preocupación que en estos momentos alberga el equipo de Pedro Sánchez, es que el PSOE no conquiste Madrid ni la Comunidad Valenciana en las elecciones de mayo y que los resultados en el resto de los territorios no avalen el nuevo liderazgo nacido en el congreso extraordinario del pasado mes de julio. Pero, incluso aunque en mayo se salven los muebles, mantienen fuentes socialistas, en la ejecutiva no se descarta que la presión de Podemos y el fuerte despegue que demuestra Ciudadanos, acaben reduciendo la representación parlamentaria del PSOE tras las generales a menos de 100 diputados, frente a los 110 logrados por Alfredo Pérez Rubalcaba, hipótesis que conduciría a un nuevo congreso y a renovar la dirección nacida hace escasamente seis meses.
Lo que han evidenciado las últimas encuestas, según las fuentes, es que el cerco sobre el Partido Socialista no procede solo de la izquierda, pues también se le han abierto serios agujeros por el centro sin que el ‘efecto Pedro Sánchez’ se haya dejado notar. Así han interpretado algunos barones del PSOE los recientes sondeos que revelan que la caída de su formación todavía no ha tocado suelo. Son los mismos que llevan tiempo aconsejando a Sánchez que cuide el flanco del centro y no se obsesione tanto con Podemos, pues es el que, al final, puede acabar conduciendo a su partido a perforar un suelo electoral sin precedentes.
Objetivo: ser el partido de la clase media
Ocupado en elaborar su relato, el líder socialista se ha esforzado en las últimas semanas en probar que está preparado para centrar el mensaje electoral del PSOE, sobre una premisa clásica cuya virtualidad nadie garantiza en estos momentos: entre tres y cuatro millones de ciudadanos de centro acaban inclinando la balanza hacia uno u otro lado y decidiendo las elecciones. El objetivo, pues, que se ha marcado la dirección socialista es ganar el centro sin excursiones arriesgadas a la izquierda. “Frente al partido del miedo en el que ha convertido Rajoy al PP, y frente al partido del rechazo que es Podemos, os propongo hacer del PSOE el partido de la esperanza. El partido de los derechos, de las libertades, de las oportunidades para todos los españoles. El partido que defiende a la clase media y trabajadora y propone un nuevo contrato ciudadano”, proclamó Sánchez recientemente ante su grupo parlamentario.
Las encuestas más fiables constatan que el problema más acuciante lo tiene el PSOE a su izquierda, ya que la formación de Pablo Iglesias aparece por delante en intención de voto, pero que también le ha nacido un peligroso contrincante por el centro, pues la caída de UPyD se ve compensada en este espacio electoral por el fuerte arranque de Ciudadanos, que se situaría ahora como cuarta fuerza a nivel nacional, con un líder, Albert Rivera, que es uno de los mejor valorados por los electores.
El temor, la gran preocupación que en estos momentos alberga el equipo de Pedro Sánchez, es que el PSOE no conquiste Madrid ni la Comunidad Valenciana en las elecciones de mayo y que los resultados en el resto de los territorios no avalen el nuevo liderazgo nacido en el congreso extraordinario del pasado mes de julio. Pero, incluso aunque en mayo se salven los muebles, mantienen fuentes socialistas, en la ejecutiva no se descarta que la presión de Podemos y el fuerte despegue que demuestra Ciudadanos, acaben reduciendo la representación parlamentaria del PSOE tras las generales a menos de 100 diputados, frente a los 110 logrados por Alfredo Pérez Rubalcaba, hipótesis que conduciría a un nuevo congreso y a renovar la dirección nacida hace escasamente seis meses.
Lo que han evidenciado las últimas encuestas, según las fuentes, es que el cerco sobre el Partido Socialista no procede solo de la izquierda, pues también se le han abierto serios agujeros por el centro sin que el ‘efecto Pedro Sánchez’ se haya dejado notar. Así han interpretado algunos barones del PSOE los recientes sondeos que revelan que la caída de su formación todavía no ha tocado suelo. Son los mismos que llevan tiempo aconsejando a Sánchez que cuide el flanco del centro y no se obsesione tanto con Podemos, pues es el que, al final, puede acabar conduciendo a su partido a perforar un suelo electoral sin precedentes.
Objetivo: ser el partido de la clase media
Ocupado en elaborar su relato, el líder socialista se ha esforzado en las últimas semanas en probar que está preparado para centrar el mensaje electoral del PSOE, sobre una premisa clásica cuya virtualidad nadie garantiza en estos momentos: entre tres y cuatro millones de ciudadanos de centro acaban inclinando la balanza hacia uno u otro lado y decidiendo las elecciones. El objetivo, pues, que se ha marcado la dirección socialista es ganar el centro sin excursiones arriesgadas a la izquierda. “Frente al partido del miedo en el que ha convertido Rajoy al PP, y frente al partido del rechazo que es Podemos, os propongo hacer del PSOE el partido de la esperanza. El partido de los derechos, de las libertades, de las oportunidades para todos los españoles. El partido que defiende a la clase media y trabajadora y propone un nuevo contrato ciudadano”, proclamó Sánchez recientemente ante su grupo parlamentario.
Las encuestas más fiables constatan que el problema más acuciante lo tiene el PSOE a su izquierda, ya que la formación de Pablo Iglesias aparece por delante en intención de voto, pero que también le ha nacido un peligroso contrincante por el centro, pues la caída de UPyD se ve compensada en este espacio electoral por el fuerte arranque de Ciudadanos, que se situaría ahora como cuarta fuerza a nivel nacional, con un líder, Albert Rivera, que es uno de los mejor valorados por los electores.
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