MADRID.- El proceso para sustituir al coordinador
general dimitido tras las primarias, la elaboración de las listas para
las elecciones de mayo, las peticiones de dimisión en el seno de Caja
Madrid y el proceso de "convergencia" contra otras fuerzas han
fracturado en dos a Izquierda Unida en la Comunidad de Madrid.
La
brecha entre los dos sectores enfrentados, que ya era patente durante
el proceso de primarias, se han agrandado de tal manera que a día de
hoy, tras la última reunión de la Ejecutiva regional, las posturas de la
actual dirección -descabezada tras la marcha de Eddy Sánchez- y el
sector liderado por Tania Sánchez y Mauricio Valiente parecen
irreconciliables.
El equipo de Sánchez y Valiente se cree
respaldado por el apoyo mayoritario de la militancia y los simpatizantes
en las pasadas elecciones primarias, pero no controla los órganos de
poder internos que, entre otros aspectos, tiene la competencia de fijar
las listas electorales del mes de mayo.
Y mantiene a día de hoy cuatro puntos de discordancia claves con la dirección de IU en la Comunidad de Madrid.
Entre ellos, que el proceso de convergencia con otras fuerzas para
forjar mayorías en las elecciones no tiene marcha atrás, que los
portavoces de Asamblea y Ayuntamiento de Madrid deben dejar su cargo por
el caso de las tarjetas opacas de Caja Madrid y que las listas
electorales deben confeccionarse a través de un "proceso participativo" y
sin injerencias autonómicas en la ciudad de Madrid.
Los
vencedores en las primarias reclaman también que la actual Ejecutiva
regional "en funciones" abra el proceso para elegir una nueva dirección
fruto de un "acuerdo político" entre los sectores de IU.
Frente a
estas posiciones, varias fuentes de la actual cúpula madrileña de IU
han indicado que el próximo 16 de enero la Presidencia de la coalición
decidirá si ratifica la decisión interna que en próximos días deben
tomar los grupos en la Asamblea y el Ayuntamiento sobre sus las
peticiones de dimisión a sus portavoces.
Porque, según su
posición, la resolución federal no ordena el cese de los portavoces,
sino que otorga a los grupos la decisión de reclamar, o no, la asunción
de responsabilidades.
Además, ese mismo día, el Consejo Político
Regional deberá elegir una "coordinación colegiada" para sustituir al
coordinador dimitido y su equipo, ratificar candidatos y debatir sobre
el proceso de convergencia.
La postura del sector que a día de
hoy controla el aparato del partido será la de que los candidatos de IU
solo participen en opciones políticas conjuntas si acuden al proceso
electoral "con las siglas de la formación" -lo que obligaría a conformar
una coalición electoral-.
De salir adelante, este requisito
sería un escollo para Ganemos Madrid, la plataforma municipal en la que
IU decidió hace meses integrarse para la candidatura a la Alcaldía de
Madrid, cuyos promotores prefieren la opción de acudir a los comicios
bajo la fórmula de agrupación electoral -sin siglas-.
En cuanto a
las listas, la Ejecutiva actual remarca que será la nueva coordinación
colegiada la que establecerá las normas para la elaboración de las
listas que deberán ser sometidas a ratificación, como marcan los
estatutos, por el Consejo Político Regional.
Más allá de estos
puntos de fricción, los dos sectores de Izquierda Unida han entrecruzado
en los últimos meses posturas en relación a la comisión que investiga
los contratos municipales adjudicados por el Ayuntamiento de Rivas a la
cooperativa que administraba un hermano de Sánchez, que la dirección
regional forzó tras la negativa inicial del grupo de IU en Rivas, afín a
Sánchez.
Y el último desencuentro tiene fecha: el acto que
celebrarán este sábado Sánchez y Valiente, arropados por el diputado
Alberto Garzón -principal candidato en las primarias de la coalición
para elegir cabeza de cartel en las elecciones generales-, que según
fuentes de la dirección madrileña se ha anunciado y preparado "al margen
de la organización".
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