LA HABANA.- Las líderes del grupo disidente Damas de Blanco pidieron anoche a la Iglesia católica cubana que interceda ante las autoridades comunistas para frenar lo que describen como actos de violencia de los simpatizantes del Gobierno contra ellas y otros activistas de derechos humanos.
Las Damas de Blanco, un grupo de familiares de presos políticos, dijeron que en los últimos meses el Gobierno ha endurecido el hostigamiento de lo que se conoce en Cuba como "actos de repudio", acciones que se habían detenido entre mayo y diciembre de 2010 por la intervención de la Iglesia católica.
"Nosotros le hemos pedido a la Iglesia católica, como es el mediador de las Damas de Blanco, que cese la represión y las golpizas contra nosotras (...) así como los activistas de derechos humanos", dijo Berta Soler, una de las líderes del grupo disidente tras reunirse el martes con el canciller del Arzobispado de La Habana, Ramón Suárez Porcari.
Soler y Laura Pollán, esposas de ex presos políticos, se quejaron al monseñor Porcari de la "represión" registrada en los últimos meses contra las marchas de las Damas de Blanco en Santiago de Cuba, la segunda ciudad en importancia del país, y otras localidades en la región oriental.
Ambas dijeron que el cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, estuvo ausente del encuentro, pero será informado sobre los temas tratados con posterioridad.
"Se recepcionaron nuestras peticiones (verbales) por el cese de la represión y esperamos que continúen intercediendo frente al Gobierno", dijo Pollán.
El cardenal Ortega intervino en abril de 2010 ante el Gobierno del presidente Raúl Castro para que las mujeres "no fueran agredidas" y poco después negociaron en un histórico acuerdo la liberación de unos 115 prisioneros políticos, incluyendo a 52 que cumplían fuertes condenas en una redada contra los disidentes en marzo de 2003.
Pollán dijo que seguirán marchando porque creen que más de 60 presos políticos aún continúan tras las rejas.
Las Damas de Blanco, Premio Sajarov 2005 concedido por el Parlamento Europeo, son vistas como el grupo disidente más fuerte en la isla y cada domingo marchan vestidas de blanco llevando una flor en la mano por una céntrica avenida de la isla.
Cuba, por su parte, describe a los disidentes como "mercenarios" al servicio de Estados Unidos en su intento de socavar al Gobierno comunista.
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