DAMASCO.- El régimen sirio respondió este sábado con el diario baño de sangre al ultimátum otorgado por la Liga Árabe, que exigía el cese de la violencia y expiraba hoy, en otra jornada negra en la que se registraron 24 muertes, según la oposición.
Como es habitual en los últimos meses, la provincia más golpeada por la represión del régimen fue Homs (centro del país), que se ha convertido en el principal bastión de los insurgentes y donde hoy murieron 10 personas.
Según los opositores Comités de Coordinación Local, cinco de las víctimas en esta provincia perdieron la vida en la ciudad de Qasir.
Mientras, las tropas sirias leales al presidente sirio, Bachar al Asad, también atacaron a activistas opositores en la ciudad de Kafr Tajarim, en la provincia de Idleb (noreste), que también se ha caracterizado por las masivas protestas.
En la localidad de Halfaya, en Hama (centro), otras tres personas murieron en una acción coordinada de las fuerzas sirias, en la que se emplearon decenas de tanques y vehículos blindados informaron los Comités.
Este operativo estuvo acompañado por el corte de las comunicaciones y un apagón de la electricidad, en un "modus operandi" similar al que hasta ahora siguen las tropas sirias, que peinan ciudad por ciudad buscando a los opositores más activos y cortando sus posibilidades de comunicarse con el exterior.
De forma similar, en Jan Sheijun, en Idleb, los Comités denunciaron la presencia de más de 3.000 militares que dispararon y bombardearon la ciudad, después de impedir las comunicaciones telefónicas.
Las dos víctimas mortales restantes se registraron en la ciudades de Deraa (sur) y Bukamal (este).
Pese a que la intensidad de la represión ha aumentado en los últimos días, todavía hay manifestaciones que diariamente exigen la marcha de Al Asad, como la que hoy salió a las calles de Kesweh, en la provincia de Rif Damasco, junto a la capital.
Este nuevo derramamiento de sangre coincide con el final del ultimátum que la Liga Árabe había concedido el miércoles al Gobierno sirio para poner fin a la violencia y aceptar a una misión de observadores de este organismo.
Como es habitual en los últimos meses, la provincia más golpeada por la represión del régimen fue Homs (centro del país), que se ha convertido en el principal bastión de los insurgentes y donde hoy murieron 10 personas.
Según los opositores Comités de Coordinación Local, cinco de las víctimas en esta provincia perdieron la vida en la ciudad de Qasir.
Mientras, las tropas sirias leales al presidente sirio, Bachar al Asad, también atacaron a activistas opositores en la ciudad de Kafr Tajarim, en la provincia de Idleb (noreste), que también se ha caracterizado por las masivas protestas.
En la localidad de Halfaya, en Hama (centro), otras tres personas murieron en una acción coordinada de las fuerzas sirias, en la que se emplearon decenas de tanques y vehículos blindados informaron los Comités.
Este operativo estuvo acompañado por el corte de las comunicaciones y un apagón de la electricidad, en un "modus operandi" similar al que hasta ahora siguen las tropas sirias, que peinan ciudad por ciudad buscando a los opositores más activos y cortando sus posibilidades de comunicarse con el exterior.
De forma similar, en Jan Sheijun, en Idleb, los Comités denunciaron la presencia de más de 3.000 militares que dispararon y bombardearon la ciudad, después de impedir las comunicaciones telefónicas.
Las dos víctimas mortales restantes se registraron en la ciudades de Deraa (sur) y Bukamal (este).
Pese a que la intensidad de la represión ha aumentado en los últimos días, todavía hay manifestaciones que diariamente exigen la marcha de Al Asad, como la que hoy salió a las calles de Kesweh, en la provincia de Rif Damasco, junto a la capital.
Este nuevo derramamiento de sangre coincide con el final del ultimátum que la Liga Árabe había concedido el miércoles al Gobierno sirio para poner fin a la violencia y aceptar a una misión de observadores de este organismo.
Los activistas han explicado que el número de muertes se ha incrementado desde el viernes, cuando según estas fuentes 25 civiles murieron abatidos por las fuerzas de seguridad en un ataque hacia sospechosos de pertenecer a la oposición. Además, diez soldados murieron en enfrentamientos con desertores del Ejército.
Durante la noche del viernes unas cinco personas fallecieron en Homs y Albukamal, cerca de la frontera con Irak. En Homs, uno de los centros del levantamiento armado, un grupo de hombres armados atacó un autobús matando al menos a once trabajadores, según informó un activista a Reuters.
"Es probablemente debido a que algunos de esos trabajadores eran alauíes", ha señalado el activista, en referencia a la tribu religiosa a la que la familia Assad pertenece.
Un residente en Homs ha explicado que algunos soldados desertores habían matado a cuatro personas al atacar un vehículo que transportaba a miembros de las Fuerzas Aéreas de Inteligencia.
El ataque se ha producido dos días después de que fuentes de la oposición afirmaran que el Ejército sirio había informado de que 20 policías habían muerto o resultado heridos en un asalto al complejo de las Fuerzas Aéreas de Inteligencia, a las afueras de Damasco, el primer asalto de este tipo en el levantamiento.
El martes, el Observatorio informo de que dos desertores del Ejército habían sido asesinados en enfrentamientos con el Ejército sirio en Homs, otro foco de insurrección.
La represión por parte de las fuerzas de seguridad sirias continúa a pesar del plazo dado por la Liga Árabe para que se ponga fin al derramamiento de sangre bajo la advertencia de posibles sanciones políticas y económicas en caso de no llegar a detener la violencia.
El secretario general de la Liga Árabe, Nabil Elaraby ha explicado que la organización está estudiando la carta de Siria que "incluye el proyecto de enmiendas al protocolo que revisa la situación legal y los deberes de la misión de vigilancia".
La Liga Árabe dio hasta este sábado a Damasco para que "detenga la sangrienta represión", so pena de sanciones económicas. La Liga se puso firme ante el incumplimiento sirio de su plan de salida de crisis, que prevé el fin de la represión, la retirada de las tropas de las ciudades, la liberación de miles de detenidos y el envío de observadores árabes.
La Liga Árabe dio hasta este sábado a Damasco para que "detenga la sangrienta represión", so pena de sanciones económicas. La Liga se puso firme ante el incumplimiento sirio de su plan de salida de crisis, que prevé el fin de la represión, la retirada de las tropas de las ciudades, la liberación de miles de detenidos y el envío de observadores árabes.
Naciones Unidas ha indicado que la represión ha causado la muerte de al menos 3.500 personas desde marzo. Las autoridades culpan de la violencia a extranjeros respaldados por los grupos armados a los que acusan de la muerte de alrededor de 1.100 soldados y policías.
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