DAMASCO.- Los militantes sirios lanzaron este jueves un "último grito de socorro" en los barrios rebeldes de Homs (centro), bombardeados por las fuerzas del régimen en momentos en los que la comunidad internacional busca una tregua para entregar ayuda humanitaria.
En Homs, la incertidumbre continúa sobre la suerte de los cuerpos de la periodista estadounidense del Sunday Times Marie Colvin y del fotógrafo francés Rémi Ochlik, de la agencia IP3, muertos el miércoles en los bombardeos sobre la ciudad. Tampoco se tienen noticias de los otros periodistas heridos como consecuencia de la interrupción de las comunicaciones.
La situación en el país, calificada este jueves como "profundamente frustrante" por el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, no deja de empeorar ante la división de la comunidad internacional sobre la manera de resolver la crisis.
Al tiempo que la masacre continúa, el Alto Comisariado de la ONU para los Derechos Humanos anunció que dispone de una lista confidencial de altos responsables políticos y militares sirios implicados supuestamente en "crímenes contra la humanidad".
Por vigésimo día consecutivo, las fuerzas sirias bombardeaban algunos barrios de la ciudad de Homs, especialmente el de Baba Amr, escenario de explosiones "aterradores", según los militantes.
"Lanzamos un último grito de socorro. La gente, si no muere por los bombardeos, va a morir de hambre y sed", declaró Omar Shaker, uno de los militantes en Homs.
Los bombardeos se han intensificado de tal manera que las comunicaciones entre los militantes no son posibles.
Ningún militante contactado estaba en disposición de decir dónde se encuentran exactamente los cadáveres de los dos periodistas fallecidos el miércoles.
La ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) trataba también de contactar con sus fuentes en Homs, pero "como los bombardeos son particularmente intensos, nadie puede subir a los tejados para usar los teléfonos satélite", explicó un portavoz de la organización.
Por su parte, un responsable del diario francés Le Figaro aseguró que las lesiones que sufre su periodista herida en Siria, Edith Bouvier, requieren una intervención quirúrgica.
El régimen sirio rechazó este jueves cualquier responsabilidad en lo ocurrido y estimó que los dos periodistas fallecidos, que entraron en el país clandestinamente como consecuencia de las drásticas restricciones impuestas por la prensa, "se infiltraron bajo su propia responsabilidad". Estados Unidos y Francia responsabilizaron al régimen sirio de la muerte de ambos informadores.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), la casa transformada en "centro de prensa" donde se encontraban los periodistas, fue atacada expresamente después de que unos aviones de reconocimiento "captasen señales de transmisión".
La oposición considera que "cuantas más condenas (internacionales) se suceden, más se intensifican los bombardeos". En once meses de revuelta contra el régimen del presidente Bashar Al Asad han muerto al menos 7.600 personas, según el OSDH.
"La genes muere a miles (...), el régimen de Asad continúa actuando con total impunidad", declaró Hague este jueves a la BBC, añadiendo que hace falta "reforzar el acoso económico y diplomático sobre el régimen" sirio.
Hague aseguró que quiere discutir en la reunión sobre siria que se celebrará el viernes en Túnez, con la participación de medio centenar de países (sin Rusia, fiel aliado de Damasco), un "mensaje claro" al régimen de Asad y pedir a la oposición que se una para un futuro reconocimiento.
En Ginebra, la Comisión de Investigación Internacional sobre Siria denunció que el gobierno sirio "fracasó en proteger a su pueblo".
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que recibió el miércoles en Ginebra al Consejo Nacional Sirio (CNS), principal coalición de la oposición, reclamó treguas diarias de dos horas para permitir el envío de ayuda humanitaria.
Hadi Abdalá, militante local de la Comisión General de la Revolución Siria en Homs, aseguró que los opositores no comprenden "que la comunidad internacional no se movilice, por qué es apática".
Frente a esta escalada de la violencia, el CNS admitió por primera vez que una intervención militar sea "la única opción".
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